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En las últimas horas, han circulado varios vídeos por WhatsApp y redes sociales que reflejan la estampa típica del paseo marítimo de Pedregalejo, en Málaga capital. El ambiente es distendido, relajado, de fiesta, propio de un día cualquiera de primavera o verano. Incluso un cliente se anima a echarse un baile al son de los timbales y las palmas. Se podría pensar, incluso, que las imágenes corresponden a otro año. Pero no. Las mascarillas de los camareros y de algunos -pocos- ciudadanos delatan claramente que es época de coronavirus.
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Las imágenes han situado a esta barriada de Málaga en el foco de las autoridades, que han mostrado su preocupación por la distancia -escasa- entre clientes en determinados puntos del paseo marítimo. Tanto es así que la Policía Local se ha visto obligada a reforzar la presencia de agentes uniformados y de paisano para controlar que la apertura de los negocios de hostelería, permitida desde el lunes, se lleve a cabo respetando las restricciones impuestas por la pandemia de la Covid-19.
El problema se acentúa en un tramo muy concreto, de poco más de 100 metros, donde la distancia entre las mesas de los bares y el muro de contención de la playa se reduce al mínimo (apenas tres metros). La costumbre, antes del coronavirus, era esperar mesa sentado en el murete. Pero ahora no se va a permitir esa práctica, al menos en las zonas más estrechas del paseo. La Policía Local ya puso ayer las primeras multas por este motivo.
La situación es compleja y las soluciones no satisfacen a nadie. Los establecimientos hosteleros del barrio están sujetos a las restricciones del Gobierno en cuanto a aforo, no pudiendo superar el 50%, ni que los grupos sean de más de 10 clientes, además de la distancia mínima de dos metros entre mesas. Un puzzle muy difícil de encajar con el espacio autorizado que tienen algunas terrazas, limitado, precisamente, por la estrechez del paseo.
Varios empresarios de Pedregalejo solicitaron días atrás al Ayuntamiento que se les permitiera ampliar la terraza porque, con las restricciones de distancia, y la cercanía del muro y la servidumbre de paso que están obligados a dejar, ni siquiera podían colocar el 50% de sus mesas, tal y como les autoriza el real decreto del estado de alarma.
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La respuesta desde el Consistorio fue negativa. Los agentes de la Policía Local que ayer patrullaron por la zona obligaron a algunos establecimiento a quitar hasta una decena de mesas para garantizar que se respetara la distancia entre clientes. Al parecer, a cambio, les van a permitir añadir alguna mesa más (hasta llegar a ese 50%) expandiéndose hacia los lados, pero previo acuerdo -y por escrito- con los vecinos de las casas aledañas.
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