Francisco Tinahones, catedrático y endocrinólogo
«Por primera vez en la historia tenemos fármacos muy eficientes para perder peso»Francisco Tinahones, catedrático y endocrinólogo
«Por primera vez en la historia tenemos fármacos muy eficientes para perder peso»Una revolución se ha iniciado en el tratamiento de la obesidad. Fármacos que estaban destinados al tratamiento de la diabetes se prescriben ahora a personas que se pasan de largo en la báscula. Ozempic es el que más notoriedad ha adquirido. La promesa: una inyección ... por semana basta para provocar pérdidas de peso de entre 20 y 30 kilos en poco tiempo. Y sin que se requieran grandes cambios en el estilo de vida. ¿Cómo? Atacando al principal causante del sobrepeso: el apetito.
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Francisco Tinahones es catedrático en la Universidad de Málaga y endocrinólogo con dedicación clínica. Además, es uno de los principales investigadores en el campo del sobrepeso y de la obesidad a nivel nacional. Este viernes protagoniza un nuevo encuentro de 'Salud es más', que se celebrará a las siete de la tarde en el Salón de Actos de Unicaja Banco, con el patrocinio de la Fundación Unicaja. ¿Los nuevos fármacos para la obesidad realmente funcionan? Bajo esa pregunta se desarrollará la intervención de Tinahones, con entrada libre hasta completar el aforo. Antes, atiende a SUR para abordar la temática en esta entrevista. «Probablemente, estamos ante un cambio de paradigma en el abordaje de la obesidad», adelanta.
–¿Usted se acuerda de su primer día de trabajo después de pasar por la residencia?
–Mi primera consulta como responsable la pasé en 1994, en el Hospital Regional. Sería por el mes de junio.
–¿El sobrepeso ya era un problema social entonces?
–Sí era un problema. Empezaba a alertarse de que las tasas de obesidad se estaban incrementando en el país. Por esa época había una tasa de obesidad que estaba en el 12%. Claro, desde los 90 a ahora, hemos duplicado esa tasa. Ahora estamos en un 24%.
–A estas alturas, cualquiera debería saber qué productos contribuyen a engordar. A pesar de ello, ¿por qué no conseguimos alimentarnos mejor?
–Es una pregunta con un carga de profundidad brutal porque es difícil de contestar. La mayoría de la población sabe lo que es comer sano. Es verdad que en los niños hay que hacer un esfuerzo educativo tremendo. Pero, a pesar de que sabemos un poco lo que son los alimentos saludables, tenemos un apetito. Tenemos un gusto que nos lleva más a los alimentos grasos. ¿Por qué tenemos tanto apetito? Porque venimos de un periodo en el que hemos vivido hambrunas durante millones de años. Además, hemos pasado a una época en la que trabajos sean físicos son residuales.
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–¿A partir de cuándo empezamos a hablar de una persona con sobrepeso?
–Se define por un exceso de grasa en el cuerpo. Como no es fácil medir la grasa, tenemos un índice de masa corporal (BMI). Si tienes el BMI entre 25 y 30, tienes sobrepeso. Si lo tienes por encima de 30, tienes obesidad. En la obesidad el riesgo de padecer enfermedades es mayor. Pero en el sobrepeso también existe ese riesgo.
–¿Dónde está la diferencia entre sobrepeso y obesidad?
–Una cosa es la continuación de la otra. Una persona con sobrepeso tiene mucho más riesgo de padecer enfermedades que alguien sin sobrepeso. Ese riesgo se multiplica todavía más en alguien con obesidad.
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–Es curioso… En España, las drogas están prohibidas. El alcohol y la nicotina, reguladas. Pero para el azúcar no hay control. ¿Tiene sentido?
–Es muy difícil. En el alcohol, las drogas o en el tabaco, desde el punto de vista clínico, hay una tolerancia cero. En realidad, no hay que tomar nada. En los nutrientes es muy difícil. Tienes que tomar azúcar para mantener una balanza. Hay que hacer recomendaciones de realizar una ingesta baja de determinados alimentos. Pero prohibir… tengo mis dudas. Quizá, se podría hacer con algunos alimentos ultraprocesados.
–Le voy a dibujar un círculo vicioso y me dice qué opina, por favor: mala alimentación, demasiados kilos, frustración en la báscula, como reacción a ello más hidratos de carbono, más grasas, baja autoestima, estigma. Y todo eso a lo largo de generaciones.
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–Esa es la secuencia que hay que romper, sí. Pero es muy difícil porque empiezas a deprimirte, a tener menos relaciones sociales y a tener más ansiedad. Esa ansiedad te hace tener más apetito y, al final, es muy difícil salir de ese círculo vicioso. Cuando una persona tiene obesidad las tasas de éxito son muy bajas. Cambiar de estilo de vida sin una ayuda externa es casi imposible.
–¿Cuándo un problema individual como el sobrepeso se convierte en un problema colectivo?
–Ya es un problema colectivo. Un problema de una magnitud brutal. En Estados Unidos, la tasa de obesidad está en un 30%. Ningún país ha bajado esta tasa en los últimos 30 años.
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–Y ahora llega una inyección que promete perder peso sin grandes esfuerzos y cambios en el estilo de vida. ¿Estamos ante un nuevo paradigma?
–Probablemente, estemos ante un cambio de paradigma en el abordaje de la obesidad. Por primera vez en la historia de la medicina tenemos fármacos muy eficaces para perder peso. Atacan el principal problema que tiene una persona con sobrepeso y que no puede cambiar su estilo de vida: el apetito. La obesidad es una de las áreas en las que más investigación hemos tenido en los últimos 30 o 40 años. Hasta ahora, las alternativas terapéuticas que teníamos aportaban poco al paciente. Un paciente que tiene 100 kilos y baja a 95 kilos… algo mejora, pero no le cambia la vida.
–Ozempic es la palabra mágica. ¿Qué es realmente?
–La diana es la misma de siempre, quitarle el sobrepeso al paciente. Pero la estrategia es diferente. En este fármaco hablamos de moléculas que tenemos en nuestro intestino y que, cuando llega el alimento al mismo, se encargan de decirle al cerebro que ya, que ya tengo alimento y no necesito comer más. Y son moléculas que tenemos endógenamente. Pero de alguna forma las debemos tener reguladas muy a la baja. Esas moléculas sobre las que se ha investigado han traído unos resultados que jamás hubiéramos imaginado. Nunca hubiéramos pensado que un fármaco te ayuda a perder el 20% de tu peso.
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–¿Cuál es el principio activo que permite perder peso con Ozempic?
–Es un análogo del GLP-1. ¿Qué significa eso? El GLP-1 es una molécula igual o parecida a la molécula que producimos de manera endógena y a la que hemos hecho referencia antes. Curiosamente, ese fármaco se diseñó primero para tratar la diabetes.
–A Novo Nordisk, la farmacéutica detrás de Ozempic, le ha valido para ganar más dinero que nunca. ¿Cree que el fármaco también ha contribuido a mejorar la vida de las personas que lo toman para perder peso?
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–Si bajamos de peso está claro que va a haber menos pacientes con diabetes de tipo 2 y personas que se tengan que poner insulina. Hablamos de pérdidas de peso de hasta 20 o 30 kilos. Pues claro que le cambias la vida a las personas. Una persona que pesa 100 kilos y baja a 70 experimenta un aumento de calidad de vida muy alto. Es otra persona. Tenemos que preocuparnos mucho de que no se pierda masa muscular. Es importante introducir la actividad física.
–¿Cómo se aplica el Ozempic y se puede suministrar a todo el mundo?
–La indicación está en la ficha técnica y es clarísima: pacientes con sobrepeso en grado dos y que tengan alguna comorbilidad asociada a la obesidad.
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–¿De cuántos kilos hablamos, por ejemplo, en el caso de una persona que mide 1,80?
–Para que estuviera indicado el uso, esa persona tendría que estar en los 100. Y esto no es baladí. Porque la seguridad del fármaco está probada en estos pacientes. Si se lo pone alguien al que le sobran unos kilillos, no está garantizada la seguridad. Es una inyección que se pone cada semana.
–Vale, sabemos que la inyección funciona, pero el poco tiempo que se está utilizando aún no permite ver los efectos secundarios. ¿Los hay?
–El principal efecto secundario se produce en los primeros momentos del tratamiento, cuando se producen ciertos efectos gastrointestinales. Tienes una sensación un poco de náusea, puede haber casos de diarrea. A largo plazo ya hay estudios de seis años y no se han visto otros efectos secundarios.
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–El riesgo de cualquier dieta es el llamado efecto yoyo o rebote. ¿Qué pasa en el momento en el que dejo de tomar Ozempic, pero no he llevado a cabo un cambio de estilo de vida?
–Ese es el gran problema de los tratamientos de obesidad. Si tú dejas el fármaco, poco a poco recuperas el peso. Claro, es que te vuelve el apetito. Hay algunos pacientes que se motivan tanto y cambian su estilo de vida. Pero, probablemente, habría que mantenerlo, aunque sea en dosis más bajas, como un tratamiento crónico.
–El Ozempic no está sufragada por la seguridad social en ningún país de Europa. ¿Eso no contribuye a acentuar la fórmula de pobre igual a gordo?
–Claro, ahora esa fórmula se mantiene todavía más. Las tasas de obesidad en clases sociales con un nivel socioeconómico bajo es mayor que en las clases socioeconómicas altas. Esas diferencias van a ser más ostensibles. Las rentas altas se van a poder permitir el fármaco y las bajas, no.
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–Percibe que detrás de Ozempic también hay un debate moral que se debería afrontar. Por ejemplo, el sentimiento de culpa podría aumentar en las personas con sobrepeso. Estás así porque quieres, con lo fácil que es ponerte una inyección y perder peso.
–Lo que tenemos ahora más bien es el estigma que produce la obesidad. La enfermedad se achaca al paciente. No se ha atacado como si fuera un problema sanitario cualquiera. Eso de ver a la persona con obesidad como alguien sin voluntad, eso ha hecho mucho daño. Ese debate sí creo que lo tenemos que afrontar.
–¿Qué opina de que existen influencers que elogian y recomiendan el Ozempic en Tik Tok o Instagram? Al final, se trata de un medicamento que requiere prescripción médica.
–El problema más grande de estos medicamentos es que se frivolicen. Que se utilicen para cosas para los que no se han investigado. Esto no se puede utilizar si lo que te sobran son tres kilillos o crees que te tienes que quitar un michelin. Nos podemos cargar el fármaco. Afortunadamente, estos fármacos requieren prescripción médica.
–En general, como investigador, ¿cuál debería ser la relación que se mantiene con las redes sociales y las modas?
–En el tema de la nutrición y de la alimentación hay un nivel tremendo de desinformación y bulos. Es espeluznante. Analizamos una de las pastillas más vendidas en Amzon para perder peso. Pues no tenía nada. La gente se está gastando un dineral en cosas que no son eficaces. Los quemadores de grasa que se pueden comprar en los gimnasios son el timo de la estampita.
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–Katalina Karikó obtuvo el premio nobel para por su investigación de las vacunas de ARN mensajero. Lotte Bjerde está detrás de la inyección para perder peso. ¿Las mujeres son mejores investigadores que los hombres?
–Hay grandísimas investigadoras. Mira, investigar es como crear. Tienes que tener una mente muy creativa. Y las mujeres son muy creativas. Además, hay que ser muy atrevido. Tú le dices a alguien hace poco que el tratamiento de la obesidad está en el intestino y te hubiera dicho que estás loco.
–¿Cómo se disfruta de la comida teniendo toda la información y conocimiento que tiene usted sobre la alimentación?
–Es verdad que tienes que hacer un ejercicio de distanciarte un poco. Yo soy de la escuela de que hay que comer de todo, pero poco. Lo único que no entra en mi boca son los ultraprocesados.
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