En cualquier negociación siempre hay a priori una trastienda. Los negociadores pueden ir con ilusión y ganas de hacer, pero ellos son parte de una ... estructura de poder, de partidos, de instituciones que se solapan en intereses, en fin, que nadie es del todo libre cuando se sienta a hablar de dinero. Se trataba de los presupuestos del Ayuntamiento de Málaga. El alcalde Francisco de la Torre y el portavoz socialista Dani Pérez tuvieron una primera reunión con sus escuderos, el edil de Economía, Carlos Conde, y la edil socialista Alicia Murillo para iniciar la negociación de los presupuestos allá a mediados del mes de septiembre. Pérez había pedido hacer un balance de la ejecución de los 40 millones de euros en proyectos que habían conseguido incluir en las cuentas 2021 gracias a su abstención. A veces, las abstenciones son algo más que ponerse de perfil. En este caso, era fruto de un acuerdo vital: que 12 concejales de 31 no se pusieran en contra. Tras la reunión entre los jefes y sus subalternos llegaba el momento de que éstos segundos se sentaran a negociar una propuesta que esta vez traía el PSOE, que era ostensiblemente mayor, 145 millones. Es obvio que amagaban a la grande, justo además cuando había otra circunstancia, a priori, que jugaba en su contra. A los pocos días de iniciarse esta ronda, De la Torre escenificaba el pacto de estabilidad con el exnaranja Juan Cassá. En el mismo, explicaba que una de sus motivaciones era decirle a la oposición que el gobierno municipal sí tenía estabilidad. Era una clara indirecta a Pérez, que le había criticado con la siguiente frase: «De la Torre es un insensato si no le preocupa la gobernabilidad». Así que, por un lado, estaba este pacto. Por otro, que el nuevo líder socialista en Andalucía, Juan Espadas, estaba por negociar los presupuestos con el presidente del Gobierno andaluz, Juanma Moreno. ¿En qué situación iba a quedar Dani Pérez si hubiese llegado a un acuerdo con el PP en Málaga mientras su recién estrenado jefe no tocaba bola en la Junta? Es que estas tesituras, estos ambientes, estas trastiendas existen. E importan.
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En este clima, que ya estaba enrarecido de antemano, se sentaban los dos negociadores, que lo cierto es que hay que decir es que le echaron intención y ganas en dos o tres reuniones de horas. Con los proyectos socialistas sobre la mesa, el encaje en las cuentas de las áreas y distritos. Con sus powerpoint, sus programas de contabilidad, etc. En fin, como dialogan dos personas que quieren llegar a un entendimiento. Siempre hubo esa cordialidad y ganas de hacer entre ambos, un aspecto que ya demostraron cuando llevaron los presupuestos 2021 a buen puerto. No es difícil decir, y no hay miedo a la equivocación, que si de ellos solos hubiese dependido el acuerdo lo hubieran sacado. Hubo pizzas Trastevere (La Malagueta) compartidas en uno de los encuentros en la anterior tanda de negociaciones. Llegaba el almuerzo, sonaban los estómagos y debían seguir.
Cuando la semana pasada, a finales, rompieron discretamente la mesa de negociaciones, todo fue cordialidad. Para ellos, habían quedado en tablas. Encima de las horas que le habían dedicado no iban a escenificar ellos una ruptura. «Se nos acabó el amor de tanto usarlo», bromeaba uno de ellos, por estas cosas de la política que sobrepasa otras circunstancias. El lunes, De la Torre y Conde presentaban los presupuestos 2022, que rompían la barrera de los 900 millones, concretamente 936,2 . No se olvidaba Conde de decir ayer a esta sección que en ellos se incluían el 30% de las propuestas que les hacían los socialistas, lo cierto es que más por coincidencias en las finalidades que por otra cosa. «Habían triplicado las peticiones, y el presupuesto no se había triplicado», explicaba Conde, quien subrayaba que «cuando las expectativas son altas es difícil alcanzar acuerdos».
El portavoz socialista, Dani Pérez, acompañado de buena parte de su grupo municipal, dejó bien claro a las puertas del Ayuntamiento, que votará en contra de los presupuestos 2022 del equipo de gobierno del PP y Ciudadanos, cargando contra el afán recaudatorio del alcalde. Explicaba que los fondos extraordinarios por la emergencia Covid-19, que llegan del Gobierno central suponían el incremento de la Participación en los Ingresos del Estado (PIE) de 20 millones, así como la eliminación de la regla de gasto y que aún así De la Torre seguía apostando por la plusvalía por herencia «que obliga a los hijos a endeudarse para no perder la casa de sus padres, pero propone la eliminación de la plusvalía inter vivos, la que deben pagar los especuladores inmobiliarios por las ventas con beneficio». Esta circunstancia, junto a que el PP, como puntualizaba, repite partidas que no se ejecutan desde el inicio del mandato municipal, que no da soluciones a los más de 21.000 demandantes de VPO en la ciudad, y que el único empleo que crea es para sus cargos de confianza, le llevará a votar en contra de las cuentas «por inoperantes» y porque «no ayudan a las familias» en este contexto de crisis.
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