El presidente del Puerto de Málaga confía en que el Consejo de Ministros dará el visto bueno a la torre

El presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, confía en que a finales de este año estén aprobados todos los trámites para empezar a ejecutar la torre que albergará un hotel de lujo en el dique de Levante, aunque puntualiza que este sería «el caso ideal». Así lo ha dicho hoy en la tertulia de la cadena Ser, donde ha recordado que la pelota sigue estando en el tejado del Ayuntamiento, ya que la Gerencia de Urbanismo tiene que resolver el trámite de alegaciones para la aprobación provisional del cambio del Plan Especial, «luego habrá que resolver los trámites hasta la aprobación definitiva y finalmente llevar la propuesta al Consejo de Ministros para la autorización del uso hotelero de la parcela». Por ello, puntualizó que los plazos no dependen de la institución que dirige.

Preguntado por la presencia de ministros de Podemos e IU, formaciones que en Málaga se han puesto a este edificio, Rubio puso de relieve que el mismo Consejo de Ministros está a punto de aprobar la construcción de un hotel de cinco estrellas en terrenos portuarios de Cádiz, donde el alcalde es de Podemos (José María González, conocido popularmente como Kichi) y el Consistorio lo ha tramitado con gran celeridad. «Quiero pensar que a Málaga no le van a dar un trato diferenciado, no me preocupa demasiado». También es cierto que el proyecto Puerto América, al que aludía Rubio, es mucho más bajo que el previsto en Málaga y apenas tiene impacto visual. A su juicio, va a ser un proyecto «muy emblemático y por eso hay que exigir que tenga la máxima calidad, porque va a formar parte de la nueva imagen de la ciudad».

Sobre la dársena para megayates, ya adjudicada en los muelles uno y parte del dos, el presidente indicó que todavía hay que terminar el proceso de adjudicación, que será definitiva en un próximo consejo de administración, y después empezará el desarrollo del proyecto. «Uno de los problemas que tiene esa zona es la fuerte agitación de la dársena con los vientos del suroeste, hay que corregirlo», recordó. Las obras empezarán en 3-4 meses, pero simultáneamente comenzará la explotación en una primera fase, con lo cual este verano se verán ya numerosos megayates en el Puerto. El modelo de negocio de la empresa adjudicataria, liderada por Iggy Marinas, la mayor gestora del mundo de este tipo de instalaciones, hace que Málaga pasará a integrar una red mundial de bases para megayates. El compromiso de la multinacional es aportar una ocupación casi permanente a partir de que terminen las obras, previsto en un plazo algo superior a un año.

Sobre el futuro auditorio en San Andrés, Carlos Rubio puso de relieve que están avanzando con Urbanismo para sustituir esa parcela que se pierde por otra. «Hemos acordado que el Ayuntamiento buscaría y pondría a disposición del Puerto una parcela logística con acceso al ferrocarril, ya que en los nuevos tiempos la intermodalidad entre este medio y el barco es clave para los procesos logísticos». El Consistorio ya ha puesto algunas propuestas sobre la mesa en el entorno de Los Prados, y si se llega a un acuerdo se llevará a cabo una permuta para que la ciudad disponga de la parcela para este equipamiento. También ha habido reuniones con Adif en este sentido, «puede ser una solución interesante para el Puerto y para la ciudad», aunque recalcó que legalmente no se puede hacer una cesión gratuita, pero si permutar porque los terrenos son patrimonio portuario (no dominio público).

También se refirió al desarrollo del nuevo muelle de Pescadería, «el gran proyecto mercantil del Puerto». Uno de los principales problemas actuales de la rada es que los barcos cada vez tienen mayor tamaño, con graneleros con calados muy importantes que ahora van muy al límite. «Nos planteamos como prioridad construir un muelle que pueda atender a estos buques«. La solución será un nuevo muelle ocho, soterrando Pescadería y trasladando la actividad pesquera a la desembocadura del Guadalmedina, donde se construirá una nueva lonja, dimensionada a la actividad actual, y vinculada a un uso turístico de las instalaciones. Junto a ello, la plataforma, de 100.000 metros cuadrados, tendrá el uso logístico para almacenar graneles que se perderá en San Andrés.