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Cuando los ilustrados Montesquieu, Voltaire y Rosseau se lanzaron a describir los diferentes tipos de gobierno, sus virtudes y defectos no podrían siquiera pensar en ... los instrumentos o ingredientes añadidos que en el futuro acabarían siendo los altavoces cual parlamentos en las redes sociales. En un mundo web dominado por los perfiles personales, el estrado de Twitter ha tomado la delantera al vintage salón de plenos, y los debates y demandas sobre la gobernanza local son en modo virtual. El ejemplo lo tenemos estos días con la polémica de la devolución de la medalla Pushkin a Putin y el devenir del Museo Ruso.
Empezaron los dimes y diretes entre el alcalde Francisco de la Torre y la concejala de Cultura, Noelia Losada, acerca la necesidad de cortar las exposiciones en el museo y dejar de realizar transferencias económicas, que el alcalde no veía necesario, y siguieron con la exigencia de un pleno extraordinario por parte del portavoz socialista Dani Pérez si De la Torre no devolvía el galardón al tirano ruso y eliminaba las aportaciones dinerarias al Museo de San Petesburgo, que es una entidad estatal dependiente del Kremlin. Es curioso cómo en este debate vía redes apenas han participado los miembros de Unidas Podemos, que se limitaron días atrás en mostrar su apoyo a la manifestación por la paz y contra la OTAN, como si la OTAN hubiese sido la que ha invadido Ucrania. El discurso de carril y el argumentario del que no saben o no quieren salirse fue en este caso muy patente. Un perfil bajo, curioso hasta que la semana pasada el viceportavoz Nicolás Sguiglia llegó, por fin, con una interesante propuesta, la que pedía que la recaudación del Museo Ruso se destine a ayuda humanitaria para el pueblo ucraniano así como que en él se organice una exposición por la paz con artistas internacionales, que subía a posteriori a su perfil. La edil popular Teresa Porras, que no tiene redes sociales, aprovechaba, en modo analógico, el tradicional pleno para decir que sí, que devolvían la medalla régimen comunista de Putin, entre la algarabía de los suyos y los pitos de la bancada de la izquierda.
Sin embargo, PP, PSOE y Ciudadanos sí han sido activos en este asunto. También metió el cazo el edil no adscrito Juan Cassá, que ya decidió hace tiempo que no intervendría en los plenos, pero si afirmó que el Ruso debía seguir abierto igual que se sigue leyendo a Tolstói y Dostoyevski, un tuit que corrió de unos a otros en la Casona, con sarcasmo incluido, de forma que venía con la pestaña de 'reenviado' por WhatsApp.
El tira y afloja entre Losada y De la Torre fue consistente hasta que el alcalde por fin afirmó el viernes 4 que suspendería las próximas exposiciones en el Ruso, y que la pinacoteca se quedaría hibernando, lo que mantuvo en el pleno monográfico de este asunto del pasado jueves en el que, entre el postureo y la postura, los socios de gobierno tuvieron una acalorada discusión durante la sesión plenaria, que prosiguió al acabar la misma, y continuó en Twitter. Lo del Ruso hibernando más allá del 24 de abril, cuando acaban oficialmente las muestras actuales será si el amante del oso pardo siberiano y sus adláteres no están, en mitad de sus bombas, para echarle cuentas a Málaga porque lo de no pagar y seguir con los cuadrados colgados no termina de entenderse. Sin seguros, sin contrato...tremendo vacío legal.
A lo que hay que sumarle el veto a Rusia en el ámbito cultural y deportivo, que promueve el Ministerio de Cultura, que el alcalde asegura ufano que no le afecta porque es para eventos y proyectos que estén por ejecutarse y no para los que son permanentes como la pinacoteca de Tabacalera.
Pero si con los políticos no había suficiente, también se sumó a la guerra de guerrillas tuitera el propio Museo Ruso, cuyo director José María Luna asistió al pasado pleno donde se abordaba la situación, pero no intervino como algunos ediles esperaban que hiciera.
El Museo Ruso jugó en Twitter y lanzó un trío de tuits en esta crisis. Todos de esta línea: «Desde Málaga, dejamos clara nuestra posición; estamos en contra del uso de la fuerza y a favor del diálogo; consideramos la cultura como fuente de conocimiento, y por tanto, de entendimiento, diálogo y concordia». Ni un cura en su púlpito hubiese sido tan ambiguo diciendo obviedades. Nada de condena a la invasión ilegal de Putin a Ucrania, que es un estado soberano, por lo que viola el Derecho Internacional; ni de los bombardeos injustificados a civiles. Si no querían ser tan valientes, les hubiera bastado con condenar la invasión de Rusia y mostrar su solidaridad con el pueblo ucraniano. Lo básico. Sin embargo, lo único ruso que había en los tuits era el nombre del museo. De Ucrania, ni rastro. Escribir un hilo para decir lo obvio pero sin decirlo y ponerse de perfil como institución no aporta nada y deja ver la trastienda. Casi mejor hacer mutis por el foro y esperar a que pase el temporal, lo que quizás se hubiese entendido mucho mejor.
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