![Dos policías locales salvan la vida a un hombre que sufrió un infarto en una calle de Málaga](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201812/30/media/cortadas/polis-kwMG-U70106182404V2C-624x385@Diario%20Sur.jpg)
![Dos policías locales salvan la vida a un hombre que sufrió un infarto en una calle de Málaga](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201812/30/media/cortadas/polis-kwMG-U70106182404V2C-624x385@Diario%20Sur.jpg)
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Antonio Jesús y José Carlos solo habían coincidido una vez en un coche policial. Fue hace poco más de un año, cuando el segundo de estos policías locales de Málaga se encontraba aún de prácticas. Quizás fue el destino quien los puso de nuevo en el mismo vehículo e hizo que se cruzasen en la vida de un británico de 72 años. El hombre había sufrido un infarto y ellos le salvaron.
Las historias de estos policías son muy diferentes, ligadas por el orgullo de pertenecer a la Policía Local de Málaga. Antonio Jesús lleva en ella 13 años. Antes pasó por el ejército, pero la lejanía de su tierra –es malagueño– y la decepción que le produjo la vida militar le llevaron a ingresar en el cuerpo de seguridad local.
José Carlos, seis años más joven que su compañero, siempre había tenido el corazón dividido entre la topografía y la policía. Cumplió el primero de sus sueños bien joven, pero al empezar a trabajar se dio cuenta de que no era lo que esperaba, así que se preparó para la Policía Local.
Este malagueño de 30 años lo consiguió hace poco más de doce meses y, desde entonces lo tiene claro: «Hago lo que más me gusta y encima me pagan por ello. Tengo esa suerte».
Esa pasión que ambos comparten por la Policía Local tiene una explicación. No es otra que la vocación de servicio público y sus ganas de ayudar a los demás. «Por eso somos policías», insiste Antonio Jesús. Ellos son unos de esos héroes anónimos que cada día se enfundan el uniforme y se echan a la calle para velar por la seguridad de los demás. Así fue como, hace unas semanas, se cruzaron en el camino del hombre británico al que salvaron la vida.
Destinados en la Jefatura de Cruz de Humilladero, aquella mañana había transcurrido como una más. Ningún aviso importante había sonado por la radio y los agentes habían actuado en algún accidente, aunque de carácter leve. Esa relativa tranquilidad se esfumó cuando giraron de la Estación de Autobuses hacia la calle Mauricio Moro Pareto.
«Vi a un hombre que levantaba los brazos y nos pedía ayuda. A unos metros de él había un tumulto grande de gente, así que lo primero que se me pasó por la cabeza es que era una pelea», indica Antonio Jesús.
Iba al volante del vehículo, del que inmediatamente se bajaron los agentes para ver lo que ocurría. José Carlos señala que había mucha gente alrededor de un hombre que estaba tendido en el suelo, sobre el que les explicaron que había sufrido un ataque al corazón y había caído desplomado.
Aunque les dijeron que el varón tenía pulso, Antonio Jesús se dio rápidamente de que carecía de él. Tampoco respiraba. No había un segundo que perder, por lo que le puso boca arriba y comenzó a practicarle la reanimación cardiopulmonar (RCP).
«Me quedé un poco frío. Era la primera situación de este tipo a la que me enfrentaba desde que soy policía local. En la academia habíamos practicado con muñecos, pero en esta ocasión me impresionó mucho que el hombre estaba pálido y con los labios morados», admite José Carlos.
La situación no pudo con él. Mientras su compañero insistía con la RCP, el agente solicitó la presencia de una ambulancia en la zona de los hechos. También consiguió un desfibrilador, que le entregó un vigilante de seguridad de un edificio de la zona.
Antonio Jesús no paraba de aplicar la RCP: «No me turnaba, tiene que ser continua». También le aplicaron al varón una primera descarga con el desfibrilador, aunque el británico continuaba sin responder.
En ese momento también llegaron a la zona de los hechos agentes del Grupo Operativo de Apoyo (GOA) de la Policía Local. Éstos se encargaron de establecer un perímetro alrededor de sus compañeros, para que pudieran trabajar mejor. La ambulancia tardó unos minutos que se hicieron «eternos» para los policías locales. «Ya con los médicos, que le pincharon adrenalina, le dimos la segunda descarga y fue cuando comenzó a responder», explica Antonio Jesús.
El varón empezó a tener pulso y acabó siendo trasladado en la ambulancia hasta un centro hospitalario ya respirando por sus propios medios. Entonces los agentes fueron conscientes de lo que habían hecho. La médico que iba en la ambulancia se lo dijo: «Si no es por vosotros este hombre no sale adelante».
Sus compañeros del GOA fueron los primeros en darles la enhorabuena, a los que les sucedieron otros, así como sus jefes. Asimismo, han recibido una felicitación interna por la «meritoria actuación», firmada por el superintendente jefe del cuerpo, José Fernando Cerezo, y han sido propuestos para otra en el Pleno del Ayuntamiento de Málaga.
Dan las gracias por ese reconocimiento. «Es sincero y se agradece muchísimo. Somos una piña», asegura José Carlos, quien recuerda que aquel día llegó a casa contando a sus familiares la historia: «Para compartir el buen sabor de boca».
Antonio Jesús, por su parte, explica que experimentó una gran «paz y tranquilidad» cuando acabó el servicio. No sabe si volverá a coincidir con José Carlos en un vehículo patrulla, ya que ambos tienen otros compañeros. Lo que sí es seguro es que ambos, juntos o por separado, ayudarán al ciudadano que lo necesite.
«Muchos solo tienen de nosotros la imagen del momento en el que le ponemos alguna multa, pero nuestra labor, lo que nos caracteriza, va mucho más allá de eso», insiste Antonio Jesús. «Nosotros salimos cada día a la calle con un solo objetivo: ayudar al ciudadano», apunta.
Y buena prueba de ello son los numerosos servicios humanitarios que realizan cada día, que van desde ayudar a una anciana que se ha caído en su vivienda y no puede levantarse hasta salvarle la vida a un hombre que ha sufrido un infarto en plena calle.
Por ejemplo, solo unos días después del suceso del británico, policías locales intervinieron en el auxilio, junto con otros viandantes, a otro varón que estaba tendido en el suelo y que sangraba por la cabeza en la calle Armengual de la Mota.
En concreto, los agentes le practicaron la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) con los otros ciudadanos. El varón, de 53 años y nacionalidad danesa, acabó siendo trasladado al Hospital Carlos Haya.
Hace unos días, otro caso sobresaltó a los vecinos de El Palo. Los policías locales fueron alertados por el Servicio de Emergencias 112 Andalucía, informando de que en calle Almería había un niño que se estaba ahogando.
Al llegar al lugar de los hechos, vieron que el pequeño respiraba con dificultad, por lo que decidieron subirlo al vehículo policial y trasladarlo rápidamente hasta el centro de salud que hay en la zona. Finalmente, junto a su madre, una ambulancia lo llevó al Hospital Materno Infantil con un cuadro febril.
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