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La suya es una de esas vidas a las que el coronavirus ha dejado marcadas para siempre. José Manuel, al que sus compañeros conocen como Chema, ha tenido que mirar a la cara al COVID-19, el virus que se ha llevado a su padre y le ha mostrado el precipicio. Él lo dejó todo para cuidarlo cuando ingresó en el hospital por problemas respitatorios, llegando a contagiarse por ello. Una fuerte neumonía lo apartó del lado de su progenitor, del que no ha podido despedirse cuando falleció debido a que estaba aislado. Lleva más de un mes ingresado, acostumbrado al ir y venir de los enfermeros, por eso, cuando una de ellas ha entrado en la tarde de este lunes en su habitación no ha sospechado nada.
Ella se ha dirigido a la ventana, esa que últimamente siempre permanece cerrada en el cuarto de Chema. La ha abierto de par en par y, entonces, se ha escuchado el sonido de las sirenas de los numerosos coches patrulla de la Policía Local de Málaga que formaban a las puertas del Hospital HLA El Ángel. Esta vez no había ninguna emergencia, el asunto prioritario no era otro que hacerle un homenaje al compañero.
La dura historia de Chema comienza antes de que el Gobierno decretara el confinamiento de la población. Su padre fue ingresado con problemas respiratorios en el Clínico y él no tardó en acudir a sus jefes para pedir un permiso especial para poder cuidar de él.
Con la evolución de la pandemia, finalmente acabaron haciéndole la prueba y dio positivo en coronavirus. Poco después, Chema se enteraba de que él también estaba contagiado. Con una fuerte neumonía, acabó ingresado en El Ángel, aislado y separado de su padre.
También de su familia, de su hijo. A sus 45 años se ha enfrentado al virus, le ha plantado cara y ha salido para adelante, incluso después de haber pasado por la Unidad de Cuidados Intensivos. Aun así, el momento más duro llegó cuando se enteró del fallecimiento de su padre y como, debido a las medidas establecidas para evitar contagios del coronavirus, no pudo despedirse de él.
Lleva más de un mes ingresado, desde antes de que se decretara el estado de alarma, y Chema está mejor. Aun así, no está curado. En las numerosas pruebas que le han ido repitiendo siempre sale positivo en coronavirus.
Ha visto como compañeros suyos del cuerpo, que ingresaron después, han ido recibiendo el alta mientras él se quedaba en el hospital. Pronto llegará su turno y, para que su fuerza no decaiga, los agentes de la Policía Local de Málaga han querido hacerle este lunes un homenaje por su coraje.
Para los agentes, Chema es un gran compañero. De esos que no tienen prisa por acabar el trabajo, noble, querido y un buen policía. Esta vez las sirenas han sonado en su honor, para transmitirle toda esa adrenalina y fuerza que corre por las venas cuando se escuchan desde el interior de un coche patrulla. Después ellos le han aplaudido, él se ha emocionado.
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