El pleno de Málaga condena los insultos en política

La secretaria general del pleno, Alicia García Avilés, iba a leer los acuerdos, como siempre, momento en el que la viceportavoz de Unidas Podemos, Paqui Macías, pidió la palabra. No es común que en las iniciativas institucionales, que las suscriben todos los grupos, se debatan en la sesión plenaria. Se entiende que el texto ya ha tenido varias modificaciones, a veces sustanciales, para acoger todas las sensibilidades dentro de un mismo objetivo, y por tanto no hay que debatirlo. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, dudaba a la hora de dar la palabra, pero, como hace siempre –todo hay que decirlo– iniciaba un turno entre los grupos municipales empezando por la peticionaria.

Macías explicaba que había una «feroz violencia política» contra la ministra de Igualdad, Irene Montero (de su partido), y que por decencia política el pleno debía condenar el discurso machista de una diputada de Vox. «Si nos tocan a una, nos tocan a todas». Más tarde intervenía, la socialista Rosa del Mar Rodríguez era la que hacía un recorrido. Recordó al diputado del PP Víctor Píriz, quien llamaba «inútil» a Montero, más tarde una concejala del Ayuntamiento de Zaragoza Carmen Herrarte decía que estaba donde estaba porque «la había inseminado el macho alfa» o la diputada de Vox Carla Toscano, que afirmó que el «único mérito» de la ministra de Igualdad ha sido «estudiar en profundidad a Pablo Iglesias».

La portavoz de Ciudadanos Noelia Losada indicó que siempre –es cierto que lo ha dicho en varias ocasiones– estaba abogando por guardar las formas, la cortesía y la educación. «Representamos a los ciudadanos».

Fue generosa, y también estaba aludida de forma indirecta como Losada por un miembro de su partido, la portavoz popular Elisa Pérez de Siles, quien no dudó en decir que la moción institucional había sido fruto de un importante consenso, y en ella, por el carácter institucional que tenía, y el contexto del 25N, evitaban pronunciarse sobre la ley del 'sólo sí es sí', pero que interpretaban que era «nefasta». Pero, como indicó, eso no es argumento para insultar a nadie. No obstante, recordó cuando Pablo Iglesias «decía prácticamente lo mismo de Ana Botella». Se refería a cuando afirmó de la entonces alcaldesa de Madrid: «Encarna ser esposa de, nombrada por, sin preparación, 'relaxing cup of café con leche' y, además, belicista. Una mujer cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido y de los amigos de su marido». Pérez de Siles seguía explicando, tras su ejemplo, que ellos iban a condenar «cualquier falta de respeto, nadie merece un insulto. La ley, ya digo, la consideramos nefasta, pero condenamos enérgicamente este tipo de conductas».

No hubo ni un más ni un menos. Cuando terminó la portavoz popular de argumentar su condena a los insultos, a todos, pareció como se hiciera la paz en el pleno. En ese minuto sólo cupo pensar que no todo estaba perdido, que la política es pasional y a veces puede subirse de tono, pero la corporación del Ayuntamiento de Málaga daba una lección de saber estar a través de sus representantes políticos, PP, PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos. De esas veces que, con sus diferencias, que son lícitas, parece que nos representan.

Nadie, ni una mujer ni un hombre, se merece tales insultos pasados de vueltas. Otra cosa bien distinta es decir que su gestión es «nefasta», que es una mala gestora, e incluso pedir su dimisión si así lo consideran, pero entrar en esos exabruptos, que no son dignos ni de la barra de la peor tasca dice mucho de los derroteros de la actual política nacional española. Suerte que en la periferia, como demostraron los ediles condenando esta forma de comportarse en el pasado pleno, Málaga aún se salva de la quema.

Desde el jueves la tristeza anida en el Ayuntamiento de Málaga, y muy especialmente en el grupo municipal de Unidas Podemos, donde se conoció por la tarde el triste fallecimiento del hermano de Paqui Macías, Antonio.

Macías había participado con normalidad en el pleno de la ciudad cuando conoció del accidente de la construcción en Marbella, en el que pereció su hermano, Antonio Macías Luque, de 48 años de edad, un siniestro que está siendo investigado. La familia está destrozada y Paqui ha querido recordarlo así: «Mi hermano era muy trabajador, buen compañero y amigo, y una excelente persona. El trabajo le ha arrebatado la vida injustamente».