Un pleno insufrible: no es el debate, son los bajantes

Pero a lo que íbamos. La última sesión del año, en la que había sospechosamente un par de ventanas abiertas, fue insufrible por el olor de los bajantes. Nada más entrar al salón de plenos, los ediles socialistas Rubén Viruel y Mari Carmen Sánchez, que están sentados cerca de la puerta, lo advertían. Un tremendo olor a las tuberías provenientes de un cuarto de baño misterioso, que está en una puertecita en el lateral izquierdo de la sillería, que se suele usar cuando hay visitas nobles.

Para la Cumbre Hispano-Francesa en Málaga, en 2017, a la que asistían Mariano Rajoy y François Hollande, este servicio, que mira a la Alcazaba fue remozado para dar uso a los presidentes. La otra opción, mucho más democrática y unisex, donde va a parar, es el servicio disponible en la planta noble, en el que ellos, ellas y elles se mezclan sin pudor. Un cuarto de baño rompedor donde los haya en cuanto a concepto, pero con mobiliario bastante básico, por no profundizar. De ahí que el servicio anexo al pleno sea vital para recibir a jefes de Estado.

Es curioso porque el olor a tuberías, que no es estrictamente nauseabundo, es mucho más acusado en la bancada de los socialistas, como si hubiese un efecto rebote que cruzara la sala de un lado a otro. Ameritaría, como dice frecuentemente el viceportavoz de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, que se hiciera un estudio a ver por dónde van los inoportunos bajantes, que amargaron la última sesión del año a la bancada de la izquierda.

Tan quejosos estaban que hubo un momento en el que pidieron la palabra. Lo hicieron en Ruegos y Preguntas. La edil Mari Carmen Sánchez rogaba literalmente (la palabra preferida de los adolescentes): «Estar sentado aquí es insoportable por el mal olor que sale de esa habitación –que señalaba con la mano–. No sé si hay un servicio inhabilitado...pero la verdad es que el olor es tremendo, por lo que ruego una solución a este problema», decía mientras se desternillaba sin disimulo a su lado Rubén Viruel, y se reía el resto de la Corporación, alcalde incluido. «Señora Sánchez Aranda –le contestaba ceremonioso– entiendo que es un ruego muy específico de la gestión municipal», como afirmaba entre la algarabía de los concejales.

De la Torre contaba que el servicio se instaló «en la época de gestión de ustedes (Pedro Aparicio)» para una visita de los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía. Fue en el año 1989. Para la decoración se usaron mármoles de Carrara. El baño cuenta con plato de ducha, inodoro y un amplio lavabo. Cuentan que un funcionario, muy cercano a la Alcaldía, estaba prendado de los mármoles, que llamaba de Carranza, y que lo decía con tanta gracia que los demás no querían corregirle para no renunciar a las risas. Ni a la anécdota.

Luego, este baño fue el de las visitas ilustres y autoridades de postín. Allí han ido los pregoneros, cuando se celebraba en la Casona este evento, jefes de Estado, y todo aquel no preparado para ir al popular servicio unisex, que es demasiado de andar por casa. En fin, que De la Torre parece que se tomó en serio lo de ruego y subrayó que lo trasladaría a los servicios operativos. Un cuento de Navidad con olores, pituitarias, perfumes, y un salón de plenos centenario con un baño misterioso para la realeza, que pocos han visto, con unas tuberías que apestan.