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Poco recorrido parece tener en Málaga el plan de vivienda social que impulsará el Gobierno poniendo a disposición de comunidades autónomas y ayuntamientos pisos que la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (conocida como el banco malo) no ha logrado vender desde que hace una década adquirió propiedades de entidades financieras ahogadas por la crisis del ladrillo. ¿Por qué? Pues porque apenas hay viviendas que ofrecer. Si las últimas estadísticas dadas a conocer por la entidad, actualizadas al cierre de enero, ya reflejaban que en la capital apenas tenía 102 inmuebles finalizados y seis pendientes de acabar, la realidad actual se ha encargado de acortar esa lista.
Según la información recabada por el Ayuntamiento de Málaga a través del Catastro, a día de hoy son 93 los pisos que todavía conforman la cartera inmobiliaria de la Sareb. Pero hay más, porque cruzando estos datos con el padrón municipal, resulta que 54 ya están habitados (tanto arrendados como algunos también okupados), lo que reduciría a tan solo 39 los pisos que estarían disponibles en una de las ciudades españolas donde más han subido los precios tanto de venta como de alquiler.
Obviamente, esta cifra dista un mundo de las 21.000 viviendas de toda España que el Gobierno pretende ofrecer en venta o acuerdo de cesión a los ayuntamientos y las comunidades autónomas para que amplíen su parque público de inmuebles con alquileres asequibles, como los seis que desde 2016 tiene arrendados del Consistorio de Málaga.
¿Cómo son y dónde están estos 93 pisos? Empezando por su localización, más de la mitad (54) se encuentran en el distrito Bailén-Miraflores. El resto están más o menos repartidos por la capital con presencia en todos los distritos excepto la zona Este y Campanillas.
En cuanto a sus características, hay viviendas prácticamente a estrenar, como las siete de entre 90 y 100 metros cuadrados de una promoción de 129 pisos con garaje y trastero levantada en 2011 en la avenida de Jorge Luis Borges, a medio camino entre la plaza de Sandro Boticelli (más conocida como la Fuente de Colores) y el campus de Teatinos. También figuran pequeños bloques completos, como el de ocho inmuebles construido en 2010 en la calle Galíndez de Carvajal, frente al polideportivo de Ciudad Jardín.
Hay pisos sueltos, como los dos existentes en sendas calles de Parque del Sur o el que ostenta en la avenida de Velázquez, La Luz, Nueva Málaga o La Goleta. Y también otros más antiguos y de menores dimensiones, como 12 de los 16 pisos de entre 25 y 70 metros de dos edificios contiguos que llevan seis décadas en pie en la calle Pajaritos (paralela a Bailén) o los 23 de otro bloque de tres plantas sin ascensor en Fernando Chirino (junto a Martínez de la Rosa), la mayoría de los cuales están habitados.
Distintas características pero un mismo propietario: La Sareb, la misma que ahora que su capital es mayoritariamente del Estado aspira a liquidar su cementerio inmobiliario dándole salida a un 'stock' que conforman 21.000 inmuebles. La pega es que fueron construidos principalmente por todo el arco mediterráneo y con escasa incidencia en las capitales, como ocurre en Málaga puesto que la mayoría de las 602 viviendas terminadas fueron concebidas como segundas residencias en municipios de la Costa occidental.
En el conjunto de la provincia también constan otras 878 de promociones que se quedaron a medio terminar cuando estalló la burbuja. Si se suman los 691 garajes y trasteros y otros 117 inmuebles de uso terciario (oficinas, naves y locales comerciales) que siguen esperando comprador, la entidad todavía conserva 2.809 propiedades en suelo malagueño, distribuidas en 35 municipios.
El plan del Gobierno tiene otras dos patas con el reto de llegar a los 50.000 inmuebles. Por un lado, impulsar alquileres sociales en las 14.000 que en los datos de la Sareb aparecen como habitadas (la mayoría con arrendamientos irregulares). Y por otro, promover la construcción de otras 15.000 en parcelas sin desarrollar que en su día pertenecieron a constructoras que quebraron cuando el ladrillo colapsó.
Pues bien, en la provincia figuran 580 solares que podrían servir en el futuro para ampliar el parque público de vivienda, aunque en ese lote hay terrenos reservados para distintos usos (residencial, hotelero e industrial). En cuanto a la capital, hay medio centenar de parcelas sin desarrollar. Entre ellas destaca la 'heredada' en los antiguos terrenos de Repsol para levantar una torre de 34 plantas junto a las otras tres en las que el Ayuntamiento ya tiene encarrilada su venta a la promotora Urbania.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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