Los perros guía Unut Salvador Salas

Ojos de cuatro patas para caminar por Málaga

Perros guía de la ONCE ·

Los labradores Orwell y Unut se acaban de encontrar con sus compañeros humanos, Toni y Toño, para quienes ya se han convertido en los mejores aliados

Ignacio Lillo

Málaga

Lunes, 14 de diciembre 2020, 01:15

Orwell y Unut fueron juntos a la escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía, y al reencontrarse en Málaga la alegría ha sido más fuerte que el entrenamiento: no se han podido contener y se han lanzado a jugar, entre las risas de Tony ... y Toño, sus compañeros humanos recién estrenados y a los que prestan su visión y su intuición desde hace pocas semanas. Ambos son labradores negros, rondan los dos años de edad y acaban de llegar desde Madrid para conocer a las personas con las que van a compartir el resto de sus vidas.

Publicidad

Tony Romero, músico y productor de 46 años, trabajó durante más de una década con Chambao, además de con Jorge Pardo, Raimundo Amador y otras estrellas. Su última obra es la producción del nuevo disco de Vanesa Martín. Se quedó ciego a los nueve, por un desprendimiento de retina grave, aunque desde pequeño ya venía arrastrando dolencias oculares. Recuerda que aquello coincidió con la entrada de la música en su vida, por lo que aprendió a tocar ya siendo invidente.

Su perro guía se llama Orwell y es «guapísimo y buenísimo», aunque en el momento de la entrevista está muy nervioso porque hace pocos días que vive en su nuevo hogar, y además se ha reencontrado con su viejo amigo del 'colegio' canino de la ONCE y le cuesta controlar sus impulsos. «En el trabajo se porta muy bien», aclara Tony. No es su primer perro guía: el anterior se llamaba Aifon y se fue en junio por una enfermedad de forma muy repentina, con sólo siete años. Juntos recorrieron toda España y ciudades como Los Ángeles, de concierto en concierto.

Tras la pérdida, la ONCE le propuso repetir y a partir de ahí empezó el proceso burocrático de la solicitud a través de la delegación en Málaga. «Estudian si camino rápido o lento, mis rutinas diarias, si vivo en una zona urbana o en el campo, con muchos o pocos semáforos... y con esos parámetros me asignan un perro adecuado». Por último llega el proceso de entrega, donde la instructora, Pilar Legidos, comprueba durante una semana con ellos que ambos se adaptan el uno al otro. El acople definitivo les llevará varios meses. «Es muy joven, un espíritu libre», sonríe de nuevo Tony.

Toño Rodríguez Novoa, 56 años, casado y con dos hijas adultas, es vendedor del cupón en la barriada de La Paz. Es gallego pero lleva muchos años en Málaga, aunque el acento todavía le delata. «Cuando voy a Galicia me dicen el andaluz... De fuera aquí y allí», suspira. En la capital malagueña lleva once años, aunque suma 20 con una etapa anterior en Fuengirola. «El destino tiene estas cosas», responde cuando se le pregunta por su llegada. «Conocía Málaga y me gustaba por el clima y por la gente, ya sabemos que esta es la California de Europa», subraya.

Publicidad

Perdió la vista a causa de un accidente muy grave de moto en Galicia a los 28 años, «en lo mejor de la vida». Despertó del coma después de dos meses, sin vista. «Tuve que asimilarlo y echarme para adelante», con la ayuda de un férreo apoyo familiar. Apenas dos meses después vino la ONCE, «que hace esta labor que se ve en mí: yo no sabía ni comer, ni moverme, tuve que aprenderlo todo, y ahora me muevo con soltura, cojo aviones y trenes... Tengo una vida normal, es una cuestión de actitud». 

La mejor noticia del año

Unut es su primer perro guía. «La experiencia para ser primerizo es fabulosa: de quitarme el bastón, que me daba seguridad, a dejarme solo con el perro, en tres días me ha dado una confianza increíble. El mérito es de él, que tiene el curso bien aprendido, ahora yo tengo que aprender los comandos que él tiene».

Publicidad

¿Por qué se animó a pedirlo? «Me rondó la idea varias veces y me acabó de empujar mi mujer, Ana. Lo solicitamos hace cuatro años. Llegó ahora, cuando no lo esperaba con esto del Covid y fue la mejor noticia del 2020, me dio un alegrón», exclama, y aboga por dar más visibilidad a esta labor social.

Pilar Legidos es instructora de movilidad con perro guía de la Fundación ONCE. Todo comienza con la cría en la misma escuela –la única de España– que está en Boadilla del Monte, Madrid. Las camadas pasan a los dos meses a unas familias educadoras voluntarias, hasta que cumplen un año. En ese momento los llevan al 'colegio' y empiezan el entrenamiento. En torno a los ocho meses ya están preparados para trabajar.

Publicidad

La instrucción consta primero de una obediencia básica, general, «con órdenes como sentado, quieto, échate, ven, que después los usuarios deben mantener». A ello, se suma el trabajo propio de guía: sorteo de obstáculos, localización de cruces, bordillos, huecos en transportes... Y lo más difícil de todo: la llamada, esto es, la posibilidad de soltarlos para que corran en libertad y que regresen con su amo, «lo que significa dejar de jugar, por eso hay que trabajarla mucho».

«Una vez que ya tenemos el perro buscamos el emparejamiento, porque no todos sirven para las mismas personas». Siempre se parte del animal: de qué tipo es y a qué persona le iría bien. Por eso, los dos ejemplares que se han entregado ahora no tienen nada que ver entre ellos, dado que la vida de los usuarios tampoco se parece: Tony es muy activo, con continuos viajes y transportes, que requiere un animal muy vivo y rápido en la adaptación; mientras que el día a día de Toño es más tranquilo y rutinario.

Publicidad

El pasado septiembre la escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía cumplió 30 años, a lo largo de los cuáles han entregado unos 3.200 canes. Actualmente, hay más de mil ejemplares en activo en España. Orwell y Unut ya son dos vecinos más de Málaga.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad