La portavoz popular, Elisa Pérez de Siles, salió empoderada. Con una chaqueta rosa palo angelical se subió al estrado en el debate del estado de ... la ciudad anteayer y con su discurso vino a decir que le encanta el papel de poli malo que se le prevé en su puesto. Si el alcalde es el poli bueno, a ella le toca el rol de combativa. En sus quince minutos, casi los más políticos de todos, levantó los aplausos de la bancada de la derecha en varias ocasiones. Los debates políticos tienen una particular vertiente que hay que descubrir: el alcalde no puede arremeter contra el líder de la oposición, aunque éste sea especialmente duro con él porque sería darle demasiado protagonismo, así que para bombardear dialécticamente a placer siempre están los segundos.
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Pues en esas que Pérez de Siles estaba en mitad de su mitin cuando dijo una de las frases que más exasperó al portavoz socialista, Dani Pérez. Precisamente, éste había estado días atrás criticando la gestión sanitaria de la Junta, lo que la popular aprovechó para decirle que él era corresponsable de la situación heredada de la sanidad en Andalucía porque él había sido delegado de salud (2012-2015), y que se había ido dejando a Málaga a la cola de España en el número de camas por habitante, así como que durante la época socialista se ocultaron 500.000 pacientes en las listas de espera. «La mejor aportación a la sanidad en nuestra ciudad fue el día que usted cesó como delegado», que afirmó mirándole y señalándole con la mano. Pérez cambiaba el rictus y se preparaba para contestarle.
Otra de las cargas de profundidad de la popular pasaba por decirle que el alcalde no estaba agotado, como había dicho Pérez en su primera intervención, que lo que se estaban agotando eran los candidatos a sucederle y nombró a María Gámez, a Rafael Fuentes y a Pedro Moreno Brenes (ex portavoz de IU).
Lo cierto es que los dos Pérez llevan debatiendo desde que estudiaban en la Universidad de Málaga. Eran cachorros de sus partidos, uno en Juventudes Socialistas y la otra, en Nuevas Generaciones. Debatir durante tantos lustros une. Recordaban días atrás a esta sección cómo iban a confrontar ideas a un programa, que dirigía hace años el periodista Francisco Conejo, y que cuando acababan a las 11.30 de la noche en un polígono, después de haberse dicho de todo en la televisión, acababan juntos cenando pizzas y refrescos. «Nunca hubo nada personal entre nosotros. Esto es política y después en los pasillos, él es Dani y yo soy Elisa», explicaba la portavoz popular.
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En su primera réplica, Dani Pérez cargaba la escopeta, y les decía a los populares que no se pusieran de rodillas para pedirle a De la Torre que continuara, que es lo que veía que estaban haciendo porque no tenían ni capacidad, ni banquillo, momento en el que le abucheaban desde la bancada de la derecha, y él pedía silencio, diciendo que estaban muy revoltosos a esta hora. El duro revés llegaba cuando le decía a Pérez de Siles que de ella no esperaba una intervención de altura porque sabía que iba a tirar de manual de Génova, explicándole que esos discursos no le vienen bien a Málaga porque hieren mucho y destilan determinado veneno que no le iban bien a este debate. Antes había sacado pecho diciendo que era el único delegado de Salud de la provincia al que había dado un premio el Colegio de Médicos, «en el peor momento de los recortes de Rajoy a Andalucía».
Las filas populares y las socialistas estaban agitadas. Los dos portavoces habían echado leña al fuego y la tensión se palpaba entre ellos. Lo cierto es que en líneas generales, el debate había sido «elegante», como había pedido el lunes el alcalde Francisco de la Torre, y «respetuoso con las formas», como subrayó Dani Pérez justo al subirse a la tribuna.
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Así que al final del encuentro, Pérez de Siles, dolida porque Pérez le había dicho que no estaba a la altura fue a hablar con él. «Bueno, Dani, aunque yo no esté a tu altura, aunque no esté a tu nivel, pelillos a la mar», le decía ella. «No, mujer, te lo has tomado mal, yo te he dicho que no esperaba de ti un debate de altura, no que no estuvieras a la altura», y añadía que claro que tenía talla política. De testigo, el alcalde de Málaga. Ahí se zanjaron las diferencias. En vez de irse enfados, rumiando por los pasillos y avinagrados, fueron dos minutos de puesta en común. Los dos habían jugado fuerte en el envite, pero esto es política y la política siempre debería quedarse dentro del salón de plenos. Decía el otrora portavoz popular Diego Maldonado una frase que lo debería resumir todo: «En el pleno nos despellejamos, pero fuera, tan amigos».
De cuatro horas de debate del estado de la ciudad, De la Torre consumió dos horas y media mientras que el resto de intervinientes (cuatro portavoces), hicieron lo propio en una hora y media. La más llamativa fue la primera intervención del regidor, de una hora y cuarto, que fue, como decíamos el martes, un inventario de las áreas del Ayuntamiento. Aunque había anteayer críticas de todos los colores por el «exceso» en la planta de los grupos políticos, la edil de Fiestas, Teresa Porras, defendía el tiempo que había usado el regidor porque «quería darle protagonismo a todos sus concejales; la generosidad de contar que cada uno de nosotros hace su trabajo». La portavoz popular Elisa Pérez de Siles, añadía: «El alcalde se siente orgulloso del trabajo de su equipo, quería que todos tuviéramos nuestro tiempo y dar cuenta de que conoce con exhaustividad lo bien que lo hacen todas las áreas».
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