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Juan Cassá, en el pleno extraordinario de la semana pasada en Diputación Salvador Salas
Perdidos en el laberinto del caso Juan Cassá

Perdidos en el laberinto del caso Juan Cassá

Más que un ejemplo de transfuguismo es un alarde de fullería

Manuel Castillo

Málaga

Martes, 30 de junio 2020, 23:17

La decisión de Juan Cassá de abandonar Ciudadanos ha inoculado un virus en las corporaciones de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Málaga que puede tener consecuencias nefastas para ambos si no se centran en encontrar el antídoto que devuelva estabilidad y confianza. La situación creada por Cassá es inédita y para poder entenderla es preciso tener claras algunas premisas. Sus motivaciones son exclusivamente personales y económicas, porque Cassá entiende la política como un negocio; además, intenta garantizarse la continuidad en algún cargo público y para ello pretende utilizar el valor decisivo de su voto para encontrar cobijo en el PP. No se ha ido de Ciudadanos por estar en contra de sus posicionamientos, sino porque sabe que en su partido no tiene futuro alguno. Todo es demencial, sí, pero es la auténtica realidad.

El problema lo ha generado Cassá, pero Ciudadanos no puede obviar que la responsabilidad es suya por haberle mantenido en su lista municipal y como número uno a pesar de que conocían perfectamente sus modos y formas. Y valores. Si Ciudadanos se empeña en seguir en el barro en el que se mueve Cassá, lo más probable es que acabe rompiendo la cuerda y fuera de los gobiernos de la Diputación y el Ayuntamiento por una decisión, también con sus intereses ajenos a Málaga, vía Madrid. Cuando gente decente juega con las reglas de un tramposo siempre acaba derrotado. Y en este caso perderían Ciudadanos y Málaga.

El alcalde Francisco de la Torre tiene razón cuando recuerda que la estabilidad que se firmó se ha roto por culpa de Cassá e, implícitamente, de Ciudadanos. Pero quizá ha errado en las formas y en los tiempos. El voto de la concejal de Ciudadanos Noelia Losada sigue siendo importante pero no es decisivo como antes. Y eso debe asumirlo. Este endiablado laberinto ha entrado por la puerta de Ciudadanos, pero De la Torre y Losada no deben perderse en él. En la Diputación, tanto el presidente Salado (PP) como el vicepresidente Maldonado (Cs), saben lo que quieren, pero se están dejando arrastrar por el ruido de lo accesorio.

Y es que esto no es exactamente un caso de transfuguismo, sino de fullería. Porque Cassá no se comporta como un tránsfuga según el acuerdo antitransfuguismo («pactar con otras fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante en una entidad local, o bien dificultar o hacer imposible a dicha mayoría el gobierno de la entidad») sino como un interesado.

Quizá todos los implicados no se han percatado del riesgo de meter a Cassá en la ecuación de principios, ideas y valores, porque distorsiona cualquier negociación. La pregunta que deberían hacerse De la Torre, Losada, Salado, Maldonado y demás es si quieren someter a Málaga en estos momentos de alarma sanitaria y económica a una crisis institucional tanto en el Ayuntamiento de Málaga como en la Diputación Provincial. Y luego, que venga Juan Cassá a arreglarlo.

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