
El urbicidio cometido con el arrabal histórico del Perchel es un fenómeno sin parangón en nuestro entorno. Tendemos a pensar que la materia allí edificada que fue sometida a exterminio estaba constituida por infravivienda, lo que es inexacto; así nos lo recuerdan los escasos vestigios de lo que allí existió, a la vez que sirven como prueba de la acusación que contra nuestra generación se formule.
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La antigua Casa del Obispo de calle Cerrojo, llamada así por haber servido de alojamiento a Fray Alonso de Santo Tomás (hoy sede de la EPSA) es uno de ellos: rehabilitada y ampliada en 2010 por los arquitectos Jesús Ulargui y Eduardo Pesquera –ganadores del concurso de ideas convocado a tal efecto– conjuga sus venerables pinturas murales dieciochescas con unos espacios contemporáneos y unos refinados detalles constructivos que nos inspiran la ensoñación de lo que podría haber sido ese barrio.
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