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Con unos diez minutos de retraso sobre la hora prevista, las ocho y media de la mañana, ha partido desde el santuario y basílica de Santa María de la Victoria el tradicional rosario de la aurora que ha llevado a la Patrona de Málaga hasta la Catedral para la celebración de su anual novena, que comienza el próximo jueves. Decenas de personas han acompañado a la imagen en esta procesión, en su mayoría detrás del trono, donde también cubierto el recorrido la junta de gobierno de la Real Hermandad de la Victoria y un grupo de hermanos mayores de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa. El rezo de los misterios del rosario ha estado dirigido por el sacerdote Antonio Eloy Madueño, rector del Seminario diocesano, y el párroco del santuario de la Victoria, Alejandro Escobar, ha figurado tras la Virgen.
El trono ha presentado un exorno distinto al de años anteriores con cuatro ánforas con nardos en sus esquinas y frisos de rosas blancas, orquídeas y rosas de pitiminí. A los pies de la imagen iba una pequeña talla de San Francisco de Paula, y dos ángeles cedidos por la Hermandad de Viñeros. Uno de ellos portaba un rosario y el otro, la azucena de plata que la Agrupación de Congregaciones, Hermandades y Cofradías de Gloria entregó a la Patrona el pasado mes de mayo, con motivo de su estancia extraordinaria en la Catedral por el 150º aniversario de su patronazgo y los 75 años de su coronación canónica.
La parroquia de Santiago ha repicado sus campanas cuando la Virgen de la Victoria ha pasado junto a ella. En este punto del recorrido, los portadores de los varales exteriores del trono han tenido que salirse o meterse por dentro para que pudiera salvar la estrechez provocada en la calle Granada por el andamio de las obras de rehabilitación del antiguo palacio que está siendo reformado para convertirse en un hotel. Como viene siendo habitual en los últimos años, bodegas El Pimpi ha recibido a la Patrona con una lluvia de pétalos de rosas blancas y la intervención de un tenor que ha interpretado una pieza dedicada a Santa María de la Victoria y el Ave María.
A las diez menos diez de la mañana ha llegado la Patrona a la Catedral, donde ha sido recibida por los canónigos Felipe Reina y José León, y por el vicario general José Sánchez Herrera, quien ha oficiado la misa a las diez de la mañana. A los sones del órgano catedralicio, que ha interpretado el 'Salve Madre', el trono ha cruzado la vía sacra y se ha situado en el cancel de la puerta del crucero que da a la calle Postigo de los Abades. En el altar mayor de la Catedral ya se encuentra dispuesto el dosel bordado y el templete para cobijar a la Virgen en la celebración de su novena, que este año será predicada por el sacerdote Guillermo Tejero, párroco de San Miguel de Miramar, quien ha acompañado a la imagen en su bajada al primer templo de la diócesis como un devoto más, entre las numerosas personas que han caminado tras el trono.
Al finalizar el rosario de la aurora de la Patrona, muchos cofrades se han dirigido a la parroquia de los Santos Mártires, donde ha sido repuesta al culto la imagen de María Santísima del Amor Doloroso, titular de la Archicofradía de la Pasión, tras la restauración a la que ha sido sometida por parte del profesor sevillano Juan Manuel Miñarro.
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