Las aguas que salen por los grifos de la capital malagueña llegan a las instalaciones de Emasa en el Atabal tradicionalmente con bastante nivel de ... dureza (cal) y conductividad (sal), esto último debido a la contaminación salina del embalse del Guadalhorce por los vertidos del manantial de Meliones. A la potabilizadora convencional se le añadió hace 18 años la desalobradora que, además, sigue ampliándose con nuevos proyectos para rebajar el nivel de rechazo de las salmueras y para tratar aguas con peor calidad debido a la sequía. El uso al alza de agua de pozos obliga a hacer tratamientos extra, tanto por su posible salinidad como por la mayor presencia de materia orgánica. A medio plazo se habrán invertido 4 millones de euros en todas estas mejoras y, si se llevan hasta el final, se rondarán los 30 millones.
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«Quiero realzar el valor de las instalaciones de El Atabal porque nos han fortalecido mucho para afrontar la sequía. Curiosamente, esta obra, cuando se incluyo en el Plan Málaga, estaba pensada para aprovechar los pozos del Bajo Guadalhorce, muy contaminados por fertilizantes, para poder usar aquellos recursos de baja calidad. La falta de calidad de los recursos nos debilita, pero ha servido desde 2005 para poder tratar el agua del embalse del Guadalhorce. La planta nos ha hecho mucho más fuertes», explicaba hace unos días la concejala de Sostenibilidad del Ayuntamiento Penélope Gómez, que ponía cifras a esta reflexión: en los 18 años que lleva funcionando, ha permitido recuperar agua para 4 años y medio de consumo que no podría haberse utilizado de otra manera.
Pero, por aquello de que la historia es cíclica, ahora tendrá también el propósito de tratar agua del Bajo Guadalhorce. En este sentido, la consultora Narval está ultimando la redacción del proyecto para ampliar el sistema de generación y dosificación de ozono en la planta. La idea es ampliar un sistema recién implantado y que está dando muy buenos resultados según la empresa de abastecimiento. El escenario es de un empeoramiento de la calidad del agua que llega al Atabal por la situación de extrema sequía. Porque es verdad que las borrascas Mónica y Nelson han aliviado mucho la situación y que Málaga capital tiene agua para algo más de un año, pero no es menos cierto que en el sistema Guadalhorce-Limonero la coyuntura no ha mejorado tanto como en la Costa.
El importe del proyecto es de 13.552 euros y tras su redacción se determinará el coste de las obras de ampliación.
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La implantación del ozono se terminó a principios de este año y fue ejecutada por la unión de empresas Dinotec-Pavimentaciones Morales por un importe de 1,4 millones de euros. La potabilizadora del Atabal tiene una capacidad de tratamiento de 2500 litros/segundo (normalmente el agua que se inyecta en la red de la ciudad ronda los 1.500) y anteriormente a las obras, su tratamiento se basaba en un proceso físico-químico convencional realizado a través de decantación y filtración de arena. Posteriormente el agua es tratada con membranas de ósmosis en función de la sal de los recursos. A partir de las obras reseñadas que ahora se quieren ampliar se tratan cuestiones como la materia orgánica, puntas de hierro, aluminio o manganeso o se hace frente al nocivo mejillón cebra, especie invasora capaz de dar al traste con conducciones y sistemas generando atascos.
Ahora mismo, el Atabal puede producir 11 kilogramos de ozono por hora. Además de capacidad de higienizar el agua, el uso de ozono aumenta la duración de las membranas de ósmosis para la desalación (que son un elemento caro), bajan el uso de químicos en el tratamiento, disminuye la corrosión y atascos en tuberías y mejora el sabor general del agua.
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Málaga está a punto de recibir hasta 400 litros por segundo de los pozos de Aljaima y Fahala (Cártama) y en otoño también se prevé la llegada de los primeros recursos desde el Bajo Guadalhorce (zona del Aeropuerto) gracias en ambos casos a actuaciones impulsadas por la Consejería de Agricultura de la Junta a través de los decretos de sequía. A medio plazo, la ciudad quiere fiar la mitad de su suministro al agua procedente de recursos subterráneos.
La otra gran operación en el Atabal consiste en mejorar el proceso de desalación bajando los rechazos de salmueras. Actualmente el rechazo es de un 20% y se quiere aumentar la capacidad en un 12,5%. Anteriormente, ya se había producido un aumento de la capacidad de otro 10%, en otra obra enmarcada en el referido decreto. «La ampliación en un 10% ha permitido por ejemplo dar agua a la Axarquía durante dos años, 300 litros por segundo, redondeando, de manera continua», enfatizaba Gómez.
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La nueva ampliación es una obra costosa, de entre 25 y 30 millones de euros, que es objeto de negociación entre la Consejería de Agricultura y el Ministerio de Transición Ecológica para repartir su financiación. La primera ampliación conllevó 2,3 millones de euros de inversión y supuso subir 220 litros por segundo de desalinización y ahora se quiere pasar a 240.
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