El cirujano malagueño César Ramírez, con habitantes de Bopolu. SUR
Actividad quirúrgica en África

De Málaga a Liberia: 152 operaciones solidarias en ocho días

El cirujano César Ramírez capitanea una misión humanitaria en la que se ha intervenido a enfermos sin recursos en la ciudad liberiana de Bopolu

Ángel Escalera

Málaga

Domingo, 13 de febrero 2022, 01:21

La visión un tanto idílica que el cine y la literatura han ofrecido a veces de África dista mucho de la realidad, sobre todo en cuanto a la sanidad se refiere. La gran mayoría de los habitantes de los países africanos no tienen acceso a ... asistencia médica, lo que los condena a morir o a la invalidez permanente por enfermedades que en Europa se curan con facilidad.

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Ese panorama de escasez de recursos sanitarios lo conoce bien el cirujano malagueño César Ramírez Plaza, fundador y presidente de la Fundación Bisturí Solidario y jefe del servicio de cirugía general y del aparato digestivo del Hospital Quirónsalud Málaga. Por eso, deja en ocasiones las comodidades que tiene aquí para trasladarse a operar a África a pacientes que no pueden costearse una intervención. «Les damos mucho con poco y, al mismo tiempo, los profesionales recibimos muchísimo de esas personas», destaca el doctor Ramírez.

La última misión humanitaria coordinada desde Málaga se ha llevado a cabo en la ciudad de Bopolu, capital del condado de Gdarpolu, situada a unos 100 kilómetros al norte de Monrovia, la capital de Liberia. Ha sido la primera vez que la expedición comandada por César Ramírez ha estado en esa localidad, que se caracteriza por la pobreza de su población. Los sanitarios partieron de España el 20 de enero y regresaron el 1 de febrero. Entre una fecha y otra, en jornadas de duro trabajo, salvaron vidas y abrieron una puerta a la esperanza de pacientes que de otra forma nadie habría atendido.

En jornadas de 12 a 14 horas han dado una segunda oportunidad a pacientes que estaban condenados a morir o la invalidez permanente

El equipo sanitario lo componían tres cirujanos generales y digestivos, dos anestesiólogos y tres enfermeros. De esos ocho profesionales, cinco son de Málaga: César Ramírez, la cirujana Saray Ayllón y los enfermeros Paco Gómez, Rebeca Sanabria y Julia Cánceres, que deberían haber estado acompañados por la cirujana Marta Roldón, que tuvo que quedarse en Málaga al dar positivo en Covid el día antes de que la expedición partiera rumbo a Liberia. El quipo lo integraban también las anestesiólogas Beatriz Fort y Sandra Casares y el cirujano Pablo Muriel.

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Esta acción solidaria ha sido la primera que ha podido realizar Cirujanos en Acción, entidad con la que colabora la Fundación Bisturí Solidario, creada por César Ramírez, desde que en diciembre de 2019 se hizo la anterior en Uganda. La pandemia del coronavirus obligó a suspender las misiones previstas a lo largo de 2020 y 2021. «Después de dos años y tres meses hemos sido los primeros en poder reanudar la actividad de cirugía humanitaria», dice César Ramírez, que hace referencia al trabajo que ha costado coordinarlo todo para que la expedición llegara a buen puerto. La Fundación Bisturí Solidario ha sufragado la campaña y el material que se ha llevado a Liberia y se ha encargado de la logística y de la infraestructura.

El equipo sanitario que ha llevado a cabo las operaciones en Liberia. SUR

Antes de que se pudiera realizar el viaje, hubo que posponerlo en dos ocasiones debido al Covid, en febrero y en septiembre del año pasado. «En esos países africanos, como tienen poco acceso a la vacuna, son muy proteccionistas a la hora de permitir un poco la entrada de gente que viene de países donde hay muchos contagios de coronavirus», indica el doctor Ramírez, que ya había operado en dos ocasiones precedentes en Liberia, en 2018 y en 2019.

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«No tenemos ningún otro tipo de interés que no sea devolverles la salud a las personas que operamos en África»

A lo largo de los ocho días que los sanitarios españoles han estado en Bopolu han intervenido quirúrgicamente a 152 pacientes en jornadas maratonianas de 12 y 14 horas de trabajo, en las que se ha intentado dar salida al máximo posible de enfermos. Las patologías que más se han resuelto han sido hernias inguinales y umbilicales (120 personas en total, incluyendo a niños mayores de seis años).

Además, se ha operado a 11 pacientes que sufrían bocios gigantes y a tres a los que se les ha quitado el bazo. Asimismo, se ha hecho una cirugía urgente a una joven a la que se le ha extirpado el riñón derecho y se le ha salvado la vida, ya que estaba muy grave a causa de una infección. También se ha intervenido a una mujer con un tumor de ovario y se han hecho procesos quirúrgicos de hidroceles (inflamación del escroto que ocurre cuando se acumula líquido en el recubrimiento delgado que rodea el testículo) y de testículos no descendidos en niños.

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La parábola del uno por cien

Una vez finalizada la que ha sido su novena campaña operando a personas sin recursos en países del tercer mundo, César Ramírez explica que para él lo más satisfactorio es la gran responsabilidad que supone coordinar y dirigir a un equipo de profesionales de forma que tanto el viaje de ida, como la estancia y el regreso salgan bien. A ello se une lo que él llama la parábola del uno por cien, es decir, que de cada cosa que se lleva desde Málaga, en África se multiplica por cien. «Eso es lo más gratificante de todo, porque sentimos la sensación de que nosotros recibimos mucho más de lo que damos. Les damos mucho con poco y a la vez los profesionales recibimos muchísimo», señala el cirujano.

Y deja claro que en Liberia solo han tenido tiempo para trabajar desde por la mañana hasta por la noche en unas condiciones muy duras; «no es un país para hacer turismo ni para ir de vacaciones». A ese respecto, da el dato de que Monrovia solo tiene dos semáforos en la avenida principal, que es donde está situada la sede gubernamental y los ministerios, que ocupan edificios muy antiguos.

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Como ejemplo de la dureza de la estancia en la ciudad de Bopolu, los sanitarios se han alojado en un lugar donde no había agua corriente ni para ducharse ni para el retrete. Solo disponían de un cubo del que cogían agua con una cazoleta para asearse. «Hemos vivido en primera persona lo que es el continente africano. Hemos estado en dos o tres poblados para ver pacientes y en ellos habitan 2.000 personas sin luz. Los niños se levantan a las seis y media de la mañana para ir al colegio cuando amanece y se acuestan a las siete o las ocho de la tarde cuando anochece», cuenta César Ramírez.

«A eso nos hemos adaptado nosotros, en jornadas de trabajo agotadoras en las que se suda muchísimo, con 30 grados de temperatura mínima», relata el presidente de Bisturí Solidario. Y añade que la población local se alimenta básicamente de arroz, piña y papaya, que es lo que los componentes de la misión solidaria también han comido para recuperar fuerzas tras días muy largos en lo que han operado sin descanso, conscientes de que ellos eran la única opción de curación para los enfermos.

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Algunos de esos pacientes habrían muerto de no haber sido intervenidos quirúrgicamente, otros habrían sufrido una invalidez permanente y algunos se habrían enfrentado al repudio a causa de su patología, puesto que viven en sociedades muy tribales. «Recibiendo el bocio el mismo nombre en Málaga que en África, en Liberia se puede llegar a que el bocio provoque la muerte por ahogamiento. Son personas que no soportan estar tumbadas; el tiroides les comprime la tráquea», comenta César Ramírez. Y agrega que en las hernias inguinales han visto algunas que llegaban hasta la altura de la rodilla del paciente, que es algo invalidante y deformante que impide cualquier tipo de actividad.

El orgullo de ayudar a la curación

Al ser preguntado si es un orgullo saber que les están dando una segunda oportunidad a enfermos sin recursos, el presidente y fundador de Bisturí Solidario responde: «Eso es lo único que nos mueve a ir a operar a África. No tenemos ningún otro tipo de interés que no sea devolverles la salud a esas personas. Aunque la mayoría sufren patologías benignas, son tremendamente invalidantes. Ese es nuestro pago, ayudar a la curación de los pacientes. Por eso vamos y los operamos. Todos estamos pensando ya en la siguiente campaña», asegura César Ramírez.

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Los sanitarios españoles han realizado su actividad en los ocho días que han estado en Bopolu en un centro médico que cuenta con un consultorio en el que, una vez retiradas una mesa y unas sillas, se ponen dos camillas móviles, similares a las que se utilizan en Málaga para trasladar a un enfermo en una ambulancia. Las dos camillas se fijan al suelo, en ellas se tumban los pacientes y se les va operando. Además, han contado con un quirófano, que es el que los médicos liberianos usan para hacer cesáreas. Todo el material quirúrgico y la medicación anestésica y analgésica lo llevó desde España el equipo capitaneado por el cirujano César Ramírez ante la falta de medios que hay en Liberia. Al regresar, les dejaron un arsenal de fármacos para ser empleado tras el postoperatorio.

César Ramírez, con dos pacientes. SUR

César Ramírez: «Quiero agradecer la colaboración que Málaga nos da»

La labor que ha hecho el equipo de profesionales comandado por César Ramírez no habría sido posible sin la ayuda de las personas que colaboran con Bisturí Solidario. «No tengo más que palabras de agradecimiento para Málaga por la generosidad y la confianza depositada en nosotros. Por eso, quiero que se sepa que hay una sintonía muy clara entre lo que esas personas nos dan a través de las actividades que organizamos y lo que nosotros hacemos con ese dinero», explica César Ramírez, que ya tiene en mente un par de viajes más. A finales de mayo tiene previsto ir a Benín, país situado en el oeste de África, y para final de año está en la duda de si acudir a Tanzania o a Uganda.

«Después de dos años en los que no ha habido campañas humanitarias por la pandemia del Covid, la necesidad de ayuda sanitaria en África es monumental», dice el cirujano. Y recalca que es muy importante que los malagueños conozcan de primera mano el trabajo quirúrgico que los equipos sanitarios que él coordina hacen en el continente africano. «Es bueno que se sepa la labor que desde por la mañana hasta por la noche realizamos y que es posible gracias al esfuerzo y al compromiso de las personas de Málaga que colaboran con la Fundación Bisturí Solidario», puntualiza César Ramírez.

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