La obra del túnel de la Alcazaba al fin encara su fase final: está al 80% y permite reabrir el tráfico

Los trabajos para acometer la ambiciosa reforma del túnel alcanzan el 80% de ejecución, según confirman desde el Área de Urbanismo. Están ya recrecidas las aceras; instaladas las 'costillas' de hormigón que servirán para fijar las mamparas y albergar elementos de sonido, videovigilancia e iluminación; renovada la ventilación, e insonorizada la sección del túnel. Quedarán las citadas pantallas de cristal, el asfalto fonoabsorbente y el remate general de la actuación.

La instalación de las mamparas, que separarán al peatón del tráfico rodado, está prevista a partir del 3 de junio, fecha en la que habrá nuevos afecciones a la circulación. La altura de cada panel de vidrio laminado será de 2,5 metros, con lo que quedan lejos de la bóveda del túnel.

Esta intervención que tiene un presupuesto de 2,6 millones de euros y un plazo inicial de ejecución de 8 meses, que acabarán yéndose a 12. El punto de partida es se trata de una infraestructura muy poco amable con el peatón, que sufre una presión sonora sostenida de entre 80 y 90 decibelios (dB). Por eso, los técnicos se marcaron el objetivo de dejar el ruido en 75, que es justo lo que genera el tráfico en las embocaduras del túnel, que además ejerce de efecto rebote. Finalmente, el recorte va a ser superior, dado que las simulaciones con un software especial indican que se podrá dejar en 69,5 dB. ¿Cómo? A través de un tratamiento sobre una superficie global de 6.059 metros cuadrados.

El trabajo de amortiguación del ruido, ejecutado por Conacón, se está desarrollando en cuatro frentes distintos: reducción del tráfico rodado en un carril (sentido Malagueta); las citadas mamparas; la implantación de una capa de gránulos de corcho con un grosor de 3 centímetros sobre toda la bóveda (a partir de 2,7 metros de altura), y una capa de rodadura que también apaga el sonido.

El proceso inicial requirió de tareas especiales de limpieza para preparar las superficies a recubrir. También se sanearon y sellaron las grietas que presentaba el túnel, que originaban filtraciones de agua y restos minerales.

Las baldosas de las aceras, ensanchadas y elevadas 35 centímetros sobre el nivel del tráfico, son similares a los del entorno de la Plaza de la Merced para tratar de mantener un criterio de uniformidad. La nueva acera mide 2,4 metros de ancho, frente al 1,74 actual.

La reducción del tráfico es posible en gran parte por las restricciones en el eje Carretería-Álamos, que quedan para residentes y autorizados.

La intensidad media diaria de vehículos ha bajado durante las obras. Si antes de las mismas los cuatro carriles soportaban algo más de 20.000 vehículos diarios, ahora, se registran 8.540 sentido Victoria (cuando está abierto) y 6.995, hacia La Malagueta y el Parque.

Las obras incluyen renovar la iluminación y la instalación de cuatro cámaras de videovigilancia en cada acera para ganar en seguridad y evitar actos vandálicos y la instalación de placas de acero vitrificado en las paredes del túnel en contacto con el peatón.

El túnel de la Alcazaba fue inaugurado en 1999, tiene una longitud de 182'7 metros (240 con las embocaduras) y un ancho de 16, el mismo curiosamente que la calle Larios.