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La obra del Metro en Armengual de la Mota pone en jaque, más aún si cabe, la movilidad en esta zona.Todas las salidas de El Corte Inglés, con la afluencia de personas que ello conlleva, tienen ahora ciclistas en las aceras que tienen que tomar este camino alternativo, ya que el carril bici está cortado en algunas de las partes por motivos de la obra. Es ahí cuando surgen los primeros imprevistos, algún que otro atropello y los pequeños sustos: «Sales tranquilamente de comprar y te encuentras bicis a toda velocidad que quieren volver a incorporarse al carril bici. Debería estar regulado de otra forma», se queja con vehemencia Pablo G., lector habitual, que además trabaja en una sucursal de la zona.
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Otro problema, que tiene que ver esta vez con los que van encima de las bicis o patinetes, es que los que deciden no ir por las aceras «se tiran directamente a la calzada, que con la reducción de carriles y el tráfico habitual, se ha convertido en un caos al que no es conveniente sumarle estímulos de más en forma de bicis o patinetes.
En definitiva, no solo la densidad y situación del tráfico se dificulta en la zona, sino también la circulación de los peatones y los vehículos a dos ruedas. Habría que encontrar, antes de que la obra siga su curso, una manera viable para que no sucediesen este tipo de situaciones en un lugar que aglutina gran cantidad de personas. «La obra va para largo y la situación no es sostenible».
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