Existe un evidente problema de superpoblación de jabalíes, cerdos silvestres y cruces. El reguero de vídeos en redes y que llegan a este diario es importante. Además de la búsqueda de comida, hay otro hecho crucial que multiplica el fenómeno: no tienen agua en su medio natural por la sequía y deben adentrarse en la ciudad, utilizando, para ello, los arroyos a modo de corredor natural. Este verano, en zonas como Pinos del Limonar, Hacienda Paredes, Cerrado de Calderón o Parque Clavero, entre otras, los vecinos se han llevado más de un sobresalto. Ciudad Jardín (en el propio Guadalmedina han sido vistos tranquilamente) o Churriana también proliferan.
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En todos los casos, los testimonios destacan la presencia a veces de piaras con más de seis o siete miembros e, incluso, en horas de luz, tanto a primera hora de la mañana como de la tarde. En algunas ocasiones, los animales entraban en los recintos de urbanizaciones escarbando por debajo de las alambradas que las separan de los cauces. Además de los posibles destrozos en fincas y calles, el fenómeno produce miedo entre algunos vecinos que paseaban o sacaban al perro. Eso sin contar con que constituyen un riesgo claro de accidente de tráfico.
Autorización
Hace meses, el Ayuntamiento preparó un plan de actuación, con arqueros y una red de abrevaderos en puntos estratégicos, pero no ha sido hasta hace unos días cuando Málaga ha recibido el visto bueno de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta. Se trata de que puedan beber sin necesidad de adentrarse en la ciudad. Estos bebederos están habilitados en distintos puntos de Churriana, la cabecera del río Guadalmedina, Cerrado, Toquero y Monte San Antón.
En paralelo, se ha recibido la autorización autonómica para la adopción de medidas de control de daños de jabalíes y cerdos asilvestrados en determinadas zonas de dominio público hidráulico del término municipal de Málaga (cauces) de acuerdo la resolución de 31 de mayo de 2024 por la que se declara el área de emergencia cinegética temporal por daños y riesgos sanitarios de estos animales. En esta resolución autonómica se establecen actuaciones encaminadas a controlar las poblaciones de especies exóticas invasoras que se encuentran en libertad en el medio natural, al constituir un riesgo real en el ecosistema, la ganadería, la agricultura y a la población, además de suponer un peligro de accidentes de tráfico. Por suerte, de momento, no se han mostrado agresivos con nadie, pero su presencia, que experimentó un alza en pandemia, no ha dejado de crear inquietud colectiva.
Abrevaderos
La autorización, con una vigencia desde el 20 de septiembre de 2024 al 19 de septiembre de 2025, contempla la localización de una serie de puestos de aguardos en varias posiciones del río Guadalmedina y de los arroyos Judío, Wittenberg, Gálica, San Antón, Jaboneros, Miraflores del Palo, Pedregalejo, Unidad, Hacienda Paredes, Quirosa, Sierra Blanquillas, Toquero y Cañada de Ceuta.
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El contrato para la prestación del servicio de medidas de control de daños de jabalíes y cerdos asilvestrados ha sido adjudicado al Grupo SCAES-FAC por un importe de 13.564,1 euros (IVA incluido) y un plazo de ejecución de cinco meses.
La labor de vigilancia y control poblacional, siempre en zona forestal y que será comunicada en todo momento tanto a la Guardia Civil como a la Unidad Territorial de Agentes de Medio Ambiente, comienza esta semana y consistirá en monitorizar a los animales para seguir su comportamiento y detectar al líder de la piara para intervenir e intentar separar al resto de las vías urbanas.
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La estrategia del arquero y otros municipios
El modo de controlar estas piaras en las de disparar con flechas a los machos, que lideran al resto de integrantes hacia las zonas. Se dispara siempre bajo extremas medidas de seguridad y siempre de arriba a abajo para que si una flecha no da en su objetivo lo haga en el suelo.
En fechas recientes se ha visto a ayuntamientos como Alhaurín de la Torre o Mijas tomar medidas. En este último municipio, ya son veteranos de la cuestión, que ha llegado incluso a provocar serios daños en instalaciones como campos de golf y hasta a cortar la autovía. Hace unos meses, en Marbella, los jabalíes llegaron hasta la misma playa. En Benajarafe, uno de ellos se llegó a dar un baño. Los móviles de los testigos son la prueba fehaciente y constante de la mayoría de incursiones.
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