Un nuevo estudio de la Junta facilita el embovedado del Guadalmedina a su paso por Málaga

El estudio, elaborado por la empresa Tragsatec, dedicada especialmente a trabajar para la administración pública, y fechado el pasado mes de abril, desmonta una de las premisas que hasta ahora se habían tenido especialmente en consideración a la hora de abordar cualquier tipo de propuesta para el río. Se trata de la capacidad hidráulica máxima necesaria para albergar el desagüe de la presa y los aportes de los arroyos aguas abajo del Limonero en los momentos de mayores precipitaciones, con un periodo de repetición de 500 años.

Hasta ahora, todos los estudios realizados sobre el Guadalmedina han apuntado que debe respetarse una sección del cauce que tenga capacidad para albergar un caudal máximo de 600 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, el trabajo realizado por Tragsatec para la Comisaría de Aguas de las Cuencas Mediterráneas de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, al que ha podido tener acceso este periódico, rechaza ese paradigma. Este análisis, elaborado a raíz de una petición del Ayuntamiento de Málaga para que se revisara esa cifra tras las conclusiones de otros estudios y los cambios introducidos en la gestión de la presa del Limonero, desvela que los 600 metros cúbicos por segundo para la máxima avenida en la parte baja del encauzamiento del río es una cantidad que «viene de antiguo». En 1909, tras las trágicas inundaciones de 1907, el encauzamiento y la presa del Agujero se hicieron para esa capacidad.

Además, el estudio apunta que hasta ahora se ha tomado como válida la «equivocada idea» de que el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) había calculado la máxima avenida con esa cantidad «cuando tan solo recogía un dato de partida aportado por la Confederación Hidrográfica del Sur».

Por ello, este informe de Tragsatec revisa los cálculos realizados hasta ahora sobre la capacidad hidráulica del tramo urbano del Guadalmedina, teniendo en cuenta cuestiones que no fueron tomadas en consideración por anteriores estudios. Así, en este caso, se valora que no toda el agua que cae sobre la ciudad en momentos de fuertes precipitaciones se canaliza hacia el encauzamiento del río, ya que una gran cantidad se desvía hacia el puerto por la existencia de conducciones «de cierta importancia». También se argumenta que hasta ahora se ha supuesto para una tromba «la coincidencia temporal» del caudal máximo desembalsado por la presa del Limonero, y los aportes mayores al cauce de los arroyos que desembocan en el Guadalmedina. Según este informe, «es escasamente probable (menos a un 0,2%) que coincidan las dos puntas». Según los últimos estudios, la punta de la avenida máxima de agua en el encauzamiento se produce a las 9 horas y 15 minutos del inicio de un episodio de intensas lluvias. En cambio, el caudal máximo aliviado por la presa se produce a partir de las 24 horas.

Además, según se señala en el estudio, «hasta ahora siempre se ha supuesto que el caudal de avenida que podría discurrir por el encauzamiento era constante». «Cuando se hablaba de 600 metros cúbicos por segundo no se diferenciaba la parte alta de la baja» del cauce, apunta el informe. «La realidad es otra», añade, y asegura que, en la parte alta, el máximo caudal de avenida es inferior al de la parte baja. Asimismo, el informe tiene en cuenta las repoblaciones de montes realizadas en los últimos años, como la que ha ejecutado la Junta recientemente en la margen derecha de la cuenca, lo que disminuye las avenidas casi en un 8% a largo plazo.

Con todas esas premisas, el estudio divide el río en cuatro tramos. Para el situado más al norte (hasta el puente del Conservatorio), calcula una capacidad máxima necesaria de 310 metros cúbicos por segundo; para el siguiente (hasta el puente de la Palmilla) la estima en 360 metros cúbicos por segundo; para el tercero (hasta el arroyo de los Ángeles) en 400; y para el final (hasta la desembocadura) en 460 metros cúbicos por segundo. Esta última cifra, 140 metros cúbicos por segundo inferior a los 600, alivia las exigencias que tendría que respetar el Ayuntamiento para sus planes de embovedado y 'puentes-plaza', lo que facilita las operaciones que puedan plantearse en ese sentido.

No obstante, el plan para el Guadalmedina, valorado en más de 200 millones de euros y que el Ayuntamiento ha programado en etapas que podrían durar unos veinte años, tiene aún por delante varios años de trámites hasta su aprobación definitiva.