Un nuevo estudio definirá las opciones para embovedar el Guadalmedina

En concreto, ese estudio, elaborado por la empresa Tragsatec, desmonta la premisa de que debe respetarse una sección del cauce que tenga capacidad para albergar un caudal máximo de 600 metros cúbicos por segundo. En esa revisión de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, realizada a petición del Consistorio, se divide el río en cuatro tramos. Para el situado más al norte (hasta el puente del Conservatorio), calcula una capacidad máxima necesaria de 310 metros cúbicos por segundo; para el siguiente (hasta el puente de la Palmilla) la estima en 360 metros cúbicos por segundo; para el tercero (hasta el arroyo de los Ángeles) en 400; y para el final (hasta la desembocadura) en 460 metros cúbicos por segundo. Esta última cifra, 140 metros cúbicos por segundo inferior a los 600, alivia las exigencias que tendría que respetar el Ayuntamiento para sus planes de embovedado y 'puentes-plaza', lo que facilita las operaciones que puedan plantearse en ese sentido.

Por ello, el pasado mes de septiembre, desde el área de Sostenibilidad Medioambiental, dirigida por la concejala Penélope Gómez, se puso en marcha un trabajo encargado a la consultora de ingeniería Narval para analizar cuál tiene que ser la capacidad máxima de desagüe que tiene que respetarse en cada tramo del río y, en función de ello, estudiar posibles operaciones de embovedado, como la que el alcalde, Francisco de la Torre, ha planteado entre los puentes de la Aurora y de Armiñán para conectar peatonalmente el Centro y la Trinidad mediante una gran plaza sobre el Guadalmedina.

«Se está estudiando todo con mucho detalle, con un levantamiento topográfico del relieve del río, para analizar posibles opciones», ha apuntado a SUR Penélope Gómez, quien confía en que ese estudio pueda estar terminado para el mes de febrero. Desde el equipo de gobierno municipal no se descarta que, a raíz de ese análisis, pudiera plantearse un mayor embovedado del cauce, lo que ahora cuenta con un cierto plácet del Gobierno andaluz tras años en los que lo rechazaba de plano.