Una nueva Alameda para un Centro renovado

Aunque faltan por rematar algunos detalles -faltan papeleras y el carril bici aún no se ha pintado-, la peatonalización de los laterales norte y sur ha sido recibida con entusiasmo por vecinos, comerciantes y visitantes. En las nuevas zonas el humo de los coches se ha sustituido por espacios verdes y la masificación de autobuses ha dado paso a bancos y áreas de recreo para los más pequeños. Por la renovada Alameda Principal se puede pasear, sentarse en una terraza, comprar flores, descansar en un banco a la sombra de alguno de los enormes ficus centenarios e incluso jugar al 'guiso' en dos originales dibujos colocados en el suelo en la parte más próxima a la calle Córdoba.

La obra realizada en la Alameda, la principal actuación urbanística en el último siglo, ha permitido ganar cerca de 10.000 metros cuadrados de superficie para los peatones, lo que supone que los ciudadanos pueden ocupar ahora más del 70% de la vía. Aunque la parte central sigue siendo terreno para los vehículos (sobre todo para el transporte público), el cambio ha supuesto un antes y un después para el desarrollo de la ciudad del futuro. La actuación ha requerido una inversión de siete millones de euros, se ha dividido en tres fases y estará terminada a finales de año.

Los trabajos de esta gran transformación urbana comenzaron en mayo del año pasado y han permitido reducir de once a cinco los carriles de circulación al eliminar el tráfico en ambos laterales. A cambio se han ganado espacio para los más pequeños, zonas de sombra y se ha logrado ampliar los límites del Centro más allá de la 'almendra'. Por si fuera poco, la apertura de la Alameda ha mejorado las conexiones con el Soho y el Puerto y ha puesto al descubierto un diamante en bruto para los empresarios, que ya la comparan con el actual Paseo de Gracia de Barcelona por su gran potencial para atraer a clientes y visitantes.

Pedro es una de esas personas que ya ha paseado por la zona. Considera que la nueva Alameda «está fantástica» y que Málaga ha ganado una nueva zona de paseo porque permite a las personas recorrerla sin las molestias del tráfico. «El Centro estaba un poco saturado y para poder pasear tenías que ir a la calle Larios o al Parque; ahora ha quedado todo mucho más desahogado y tiene hasta muchos bancos para poder sentarse a ver el paseo».

También de la misma opinión es Mercedes Muñoz, una de los ocho floristas que han sido recolocados en el tramo comprendido entre la calle Córdoba y la Alameda de Colón. Tras muchos años trabajando en la zona considera que está en su mejor momento. «Ha quedado increíble», sentencia. «Se ve mucha claridad y hay gente paseando todo el día, algo que no tenía antes esta calle». A su juicio, el único pero es la falta de papeleras, que aún no han sido colocadas, y el tamaño de los puestos. «Se han quedado un poco pequeños porque las flores necesitan abrirse, pero es lo que nos han dado», apunta con resignación.

Del lado de los empresarios, Pablo Gonzalo, gerente de El Pimpi y responsable de la heladería La Caló, que acaba de abrir sus puertas en la calle, entiende que esta actuación era una demanda de Málaga, que necesitaba poner en valor una arboleda única en el mundo. «Este paseo con grandes aceras te invitan a cruzar entre los árboles y ejecuta una necesidad del Centro como es ampliar el Centro Histórico, que ya estaba un poco saturado». Para este hostelero, la Alameda se puede convertir en breve en la segunda calle en importancia de la ciudad detrás de la calle Larios «cuando todos los comercios estén abiertos».

La nueva apertura de la Alameda Principal también ha supuesto en desahogo para los empresarios del Soho, que ya se han comenzado a beneficiar del flujo de personas que llega todos los días hasta esta zona. Desde la asociación de comerciantes, Francisco Carrasquilla, opina que todas las partes se van a beneficiar de este cambio. «Es muy positivo porque las obras han sido rápidas y ya hay bastante público paseando a diario». Adelanta que los que saldrán mejor parados son los negocios de hostelería, aunque lamenta que el Ayuntamiento haya restringido en exceso la instalación de terrazas.

Según la nueva distribución aprobada por el área de Vía Pública, en la nueva Alameda se autorizarán un máximo de 40 terrazas, y cada una de ellas sólo podrá tener cuatro mesas y 16 sillas. Además, todas ellas deberán contar con una estética unificada que garantice la armonía del entorno. De momento apenas funcionan un par de espacios de terraza en toda la calle, aunque sin el mobiliario unificado.

Sobre este aspecto, Luciano López, que trabaja en la cafetería Alameda Martiricos, dice que la afluencia de público es muy importante pero que los turistas no entienden que sólo puedan poner cuatro mesas en una acera tan amplia. «Antes pasaban muchos trabajadores y ahora hemos ganado turistas, pero no comprenden que no se puedan poner en la terraza porque es muy reducida». No obstante entiende que el cambio es muy positivo ya que se han eliminado los desniveles que antes había en la acera y porque los niños pueden jugar con seguridad sin temor a los coches. «Es todo muy positivo».