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Llegaba de segunda a unas listas municipales de un partido, que no era de gobierno. Pero luego, cosas de la vida y las cabezas, acabó ... siendo la primera en Ciudadanos cuando el ya no adscrito Juan Cassá dio su primer zapatazo y decidió que no quería trabajar en el Ayuntamiento de Málaga, que lo suyo era la Diputación, más tranquilito. Le tocaron, siendo neófita en esto de la política, las negociaciones para formar gobierno en la Casona, y el temblor de que el asturiano se saliera por la tangente el día de la toma de posesión y no apoyara al alcalde Francisco de la Torre. Lo había anunciado y finalmente no lo cumplió. Pero un año más tarde se despachaba a gusto dando el gran zapatazo, en mitad del confinamiento y con el regidor convaleciente de una operación neurológica, marchándose de Ciudadanos y desestabilizando el gobierno local. Una situación de infarto, que la actual portavoz naranja y concejal de Cultura, Noelia Losada, bandeó pidiendo que devolviera el acta de concejal, sin éxito, y manteniendo la calma cuando todo parecía desmoronarse a su alrededor.
Más tarde llegaba otro infortunio de la mano del exárbitro y exgerente de Málaga Deportes y Eventos José Luis Paradas Romero, condenado por delitos leves de coacciones a Cassá y a dos de sus asesores. En ese momento, contaba a este periódico, que le intentaron convencer para que se apartara, pero que cuando no lo hacía motu proprio les tocó enseñarle dónde estaba la puerta. Y por último, su ya también excompañero, Juan Carlos Maldonado, vicepresidente de la Diputación, daba la estampida esta semana, y se apeaba también del partido liberal. La cuarta crisis en dos años y medio.
Ante este panorama, cualquiera diría que una mujer, con su background profesional, abogada de la Seguridad Social y profesora de la UMA, también podría haberse bajado del carro. Sin embargo, y les extraña a todos, sigue trabajando y no pierde la sonrisa.
Estos días atrás, miembros de la oposición, los de enfrente, hablaban de los arrestos de Losada, de quien los concejales podrán estar o no de acuerdo con las políticas que impulsa, pero saben que es una curranta nata. A los que trabajan en el Ayuntamiento se les ve; es muy evidente. Más allá de la política, que todo lo inunda, en lo personal se la respeta.
«Qué aguante tiene; es admirable», decía uno de los ediles de la oposición de Losada estos días. «La verdad es que con este plan, alguno hubiera tirado ya la toalla», decía otra. El propio portavoz socialista y secretario provincial del PSOE, Dani Pérez, le echaba un cable, seguramente consciente de ello: «Si fueran dos personas éticas Cassá y Maldonado hubieran dimitido de sus puestos».
En el equipo de gobierno, donde ella es la única de Ciudadanos, lo cierto es que también se respeta su trabajo, pese a las fricciones entre socios, y las idas y venidas entre sus declaraciones y las del alcalde sobre todo tipo de cuestiones. Porque el regidor suele decir siempre lo que opina. Losada no le va a la zaga. Así que, Astoria mediante o Lex Flavia Malacitana ( los dos últimos desencuentros) que salvan con paciencia porque en lo realmente importante parecen estar de acuerdo.
Ser la única de otro partido entre todos los populares en una junta de gobierno local también tiene su aquel. Puede ser todo lo socia que quieran, pero siempre será de otra cuerda. Aún así, curiosa la declaración de una concejala popular días atrás: «Lo cierto es que es inasequible al desaliento».
Tocaba preguntarle a la susodicha cómo se encontraba estos días por los pasillos. «Yo, fíjate, estoy convencida de que todavía hay mucho campo para la dignidad en la política». ¿Pero no le afecta la marcha de Maldonado? «Hace algo más de dos años asumí un compromiso después de que nos votaran 18.000 personas, que confiaron en Ciudadanos. Yo, por mi forma de ser, nunca abandonaré este proyecto, y si lo hago dejaré mi acta de concejal. Todo el que me conoce sabe que soy así de honesta. Lo que ha pasado no me crea ningún desapego. Soy muy trabajadora porque es lo me han inculcado en mi casa. Cuando me levantaba a las 6.15 para ir a la universidad, mi padre ya llevaba una hora despierto para llevar el camión». Lo explica así, en bloque. Sin cortes
¿Pero no le preocupa el futuro? «Yo no puedo andar con cálculos electorales. Debo estar en la gestión diaria, y en ocuparme de las muchas ideas para Málaga con las que sueño. No puedo pararme a lamentar cuestiones de partido, que además a los ciudadanos no les interesa nada, los ciudadanos sólo quieren que resolvamos sus problemas».
De paso contaba junto a su asesor de Deportes, Alejandro Carballo, cómo se habían hecho cargo de la inquietud de los malaguistas para que los bordillos de las aceras alrededor del campo de fútbol de La Rosaleda los pintaran de blanco y azul, los colores del equipo, para lo que contaron con la complicidad del edil de La Palma-Palmilla, Francisco Pomares.
«Tras quitarle la rotonda al jeque Al-Thani nos encontramos con esta petición, a la que ahora le damos forma. Creo que va a ayudar a los malaguistas a animarse antes de entrar al campo, donde ya dentro es un espectáculo, y a meterle un poco de presión al rival», explicaba Carballo tras visitar con Losada el entorno de La Rosaleda.
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