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Corría el año 1994 del pasado siglo. Que ya ha llovido. Una joven periodista en prácticas llegaba perdida a la Feria de Málaga, que siempre ... fue uno de los mejores sitios dónde aprender en los aciagos veranos malagueños. Quien no tenga una feria a sus espaldas, de noche, de día, y de lo que sea, no puede decir que se haya bautizado como periodista en esta ciudad. Siempre le faltará una estampita.
La Feria del Sur de Europa, que la llamaba por entonces el fallecido alcalde socialista Pedro Aparicio. No es que se prodigara mucho por estos saraos el primer regidor de la democracia, pero lo cierto es que la feria, tal y como la conocemos, nació en aquellos años en los que una joven Nekane Cuevas Alzuguren –de padre malagueño y madre vasconavarra, que se vino a Málaga por amor–, era la carta de presentación de lo que entonces era el área de Prensa del Ayuntamiento de Málaga, que en tiempos modernos pasó a llamarse de Comunicación. El sino de este siglo, que todo suene rimbombante.
Pues bien, a Nekane la había fichado el por entonces jefe de prensa del Ayuntamiento, Luciano González, que se había enterado de que una chica pizpireta –lo sigue siendo– había aprobado las oposiciones de técnico de Archivo y Bibliotecas, pero que por la sangre le corría la vocación de juntaletras. De hecho, en esta jornada de recuerdos, de introspección y de volver la vista atrás, no sin cierta nostalgia, la todavía jefa de negociado de Redes Sociales rememora cómo fueron sus primeros pinitos en la profesión en diario SUR. La de vueltas que da la vida. Y fue en Deportes. Precisamente entrevistó a un jugador del Athletic de Bilbao, a Dani Ruiz Bazán.
Después trabajaría en el Diario de la Costa del Sol y haría colaboraciones con Radio Cadena, que era de RTVE. De eso han pasado ya más de 40 años, 35 desde que empezó su periplo en el Ayuntamiento de Málaga, en el que tras haber sido rescatada en el principio de los principios de las bibliotecas municipales, donde no hubiera querido pasar el resto de su vida, hoy se despide desde el área de Comunicación. Dice adiós a una carrera periodística desde la administración más potente de la ciudad, desde la que ha visto en primera persona pasar a muchas chicas y chicos de prácticas, ahora llamados becarios, que más tarde serían sus compañeros (y amigos), y a los que, damos fe, nunca les puso una mala cara. Nekane tiene una alegría natural innata, ese toque jovial de Dora la Exploradora. Nunca escatima una sonrisa franca.
No siempre fue así, por desgracia. Una operación en 2023 dio un vuelco a su vida. La sumió en una depresión, pero no por la intervención en sí. Rebobina. «Fui diagnosticada adicta al trabajo y tuve que desintoxicarme», explica dando cuenta que el enganche que tenía al curro había hecho mella en ella cuando estuvo de baja. «Nadie me lo exigía, era una autoexigencia personal», cuenta explicando que le encantaría que se supiera que alguien tan alegre como ella también puede caer de repente en el pozo, «del que se sale», y en esto hace mucho hincapié.
Ahora, con 63 años, y cuatro décadas de trabajo a sus espaldas, quiere descubrir la vida que existe más allá de las bambalinas, las que viven los periodistas a diario. Su trabajo.
Tras Pedro Aparicio, «el alcalde con voz de alcalde y de barítono», y su trabajo cercano a Curro Flores, el concejal de Cultura de la época, llegó Celia Villalobos, que ella define como una «política muy popular», después, el actual regidor Paco de la Torre, «un ferrari de la política». Se sonríe. Ahora, tras haber estado mucho tiempo unida al área de Cultura, lleva los asuntos de la concejala de Fiestas y Servicios Operativos, Teresa Porras, «una todoterreno, para seguir con el símil automovilístico», que dice guasona.
Detrás de su despacho está el de su jefe, el coordinador general de Comunicación, Jesús Espino, «en fin, lleva tanto tiempo con lo poco que duraban los jefes de prensa, que es significativo de que es genial», subraya mientras repasa a muchos de los compañeros en estos nobles pasillos, en los que los alcaldes de otras épocas, y los de esta, miran impasibles a los ufanos paseantes mientras Nekane se retrata para la posteridad en movimiento. Como a ella le gusta. «Ay, qué fatiga», que dice con cierto rubor.
Su marido es otro veterano del periodismo, locutor de RNE ya retirado, Pepe Jiménez, y de sus dos hijas, Nekane y Miren, la de su mismo nombre se dedica también al mundo de la comunicación.
Nekane vio nacer la Feria de Málaga como la conocemos hoy día y vivió embelesada que la poeta María Victoria Atencia ejerciera de pregonera, cómo el área de Cultura puso en marcha las llamadas Serenatas de la Luna Joven, en la plaza de toros, donde alucinó con unos jóvenes Carlos Cano o Víctor Manuel, y cómo echó a andar la primera Noche en Blanco, en la que ella colaboró activamente con Mercedes Martínez, una funcionaria de Cultura para hacerla realidad. Ha visto pasar tantas 'camadas' de periodistas, los ha visto crecer y hacerse profesionales, mientras ella aprendía fotografía, que ahora es su pasión, y en los últimos tiempos quiere dedicar parte de su vida a conversar, algo así como 'Quiero escucharte', un motivo para el encuentro que aún tiene que patentar. Qué alegría charlar con alguien que se jubila, pero que mantiene intacta la ilusión. «Hay tanto que aprender», que dice risueña mientras vuelve a aporrear su ordenador. Prosigue la mañana bulliciosa en la Casona.
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