La mujer que atacó al albañil para vengar a su sobrina: «Nadie abusa de ella»

El olor a sangre mezclada con productos de químicos llamó la atención de los agentes nada más entrar en el bloque al que habían acudido tras un aviso. El reguero guió a los policías nacionales hasta el domicilio de una mujer, que les confesó que acababa de atacar a un albañil al que había engañado para que fuera a su casa con el objetivo de vengarse de él porque, según ella, había abusado de su sobrina. Las fuentes consultadas por este periódico han explicado que, entre lágrimas y mientras limpiaba la casa, solo repetía: «Nadie abusa de ella».

Esta secuencia se refiere al caso ocurrido el pasado 27 de enero en la zona oeste de la capital malagueña, que fue avanzado por este periódico. Aquel día, la Sala del 091 recibió una llamada en la que se pedía ayuda para que la Policía Nacional acudiera a una vivienda en la que no dejaba de escucharse a una mujer llorando. Sin embargo, los agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana que acudían al aviso tuvieron que detenerse en su camino.

Quien les reclamaba era un vecino, que les explicaba que se había cruzado con un hombre completamente ensangrentado, que le había dicho que varias personas le pegaron al intentar robarle. No tardaron en dar con él. El varón, de 53 años, les contó lo mismo, que había sufrido un atraco en plena calle y que, en el transcurso del mismo, le habían golpeado.

Ante esta situación, los agentes optaron por pedir refuerzos y repartirse entre el aviso al que se dirigían, el de la vivienda, y el robo con violencia que denunciaba la víctima a la que acababan de encontrarse. Tras esperar la llegada de la ambulancia y del radiopatrulla (zeta, en el argot policial) que vino en su apoyo, los funcionarios se encaminaron a la vivienda en cuestión.

Una vez allí, se percataron de que se encontraban ante un escenario en el que se había producido un episodio violento, ya que había sangre en el portal. Su rastro guiaba hasta la casa de una mujer, donde había más restos. Ella confesó entonces a los policías nacionales lo que había hecho. Según su relato, unos días antes, su sobrina, que apenas es una adolescente de 13 años, le contó que el padre de una compañera de clase le había realizado unos tocamientos.

Al escuchar la confesión de la menor, puso en marcha la encerrona. Al investigar al hombre, descubrió que se dedicaba a la albañilería y concretó con él una cita para acometer una reforma del baño. En la tarde en la que sucedieron los hechos, el hombre acudió a la casa. La mujer indicó que lo acompañó hasta el baño que debía rehabilitar y que, cuando él le dio la espalda, cogió el palo de una silla de madera y comenzó a propinarle golpes mientras le recriminaba haber abusado de su sobrina.

Esclarecer lo que ocurrió realmente en la vivienda es la primera de las dos líneas de investigación que la Policía Nacional mantiene abiertas sobre este caso. En este sentido, los agentes intentan averiguar si realmente la mujer, que acabó siendo detenida acusada de un delito de tentativa de homicidio y posteriormente puesta en libertad con cargos por uno de lesiones, fue la única persona que participó en la agresión al albañil.

Para ello, los policías nacionales han procedido a tomar declaración al hombre, así como a varios testigos. Entre ellos, a una familiar de la mujer, que la acompañaba cuando los funcionarios se personaron en la casa tras la llamada a la Sala del 091. Al parecer, la pariente manifestó que ella había llegado después de los hechos a la vivienda alertada por la arrestada. Según detalló, la encontró limpiando y repitiendo la frase: «Nadie abusa de ella».

Por otro lado, la segunda vía persigue resolver ese supuesto abuso sexual. Según adelantó este periódico, tras entrevistarse con la menor, los agentes acabaron deteniendo al sospechoso, que, tras pasar a disposición judicial, fue puesto en libertad investigado por el citado delito y con la prohibición de acercarse a la adolescente. Al insertar el nombre del sospechoso en la base de datos, los agentes comprobaron inmediatamente que no era su primera detención, ya que el hombre tiene media docena de reseñas policiales, varias de ellas por delitos contra la libertad sexual, alguno de los cuales estaría relacionado con corrupción de menores.

Los supuestos abusos se habrían cometido en mayo de 2019. La jueza que instruye el asunto tiene previsto tomar declaración a la menor, así como a otras personas del entorno, y examinar el teléfono móvil del sospechoso para comprobar si contiene información sobre el delito sexual que investiga.

Sobre este último aspecto, las fuentes consultadas han asegurado que los agentes se encuentran investigando unos mensajes presuntamente enviados por parte del arrestado a la adolescente, en los que le habría llegado a proponer mantener relaciones sexuales y que le enviara fotos de tipo sexual, algo a lo que ella se habría negado.

La investigación, que se encuentra en una fase incipiente y que ha sido dividida en dos procedimientos, está dirigida por la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga. Por el momento, las pesquisas continúan su curso para arrojar luz sobre este rocambolesco caso.