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Algunos trabajan por su cuenta para intentar pasar desapercibidos entre el trajín de la terminal de llegadas, pero la mayoría lo hace en grupos perfectamente organizados y a pecho descubierto aprovechando la falta de vigilancia para captar clientes extranjeros que aterrizan en Málaga sin idea de que el supuesto taxi al que se van a subir es ilegal. Son piratas, particulares que hacen de taxistas sin autorización. Esta práctica no es precisamente nueva en el aeropuerto, pero sí que va a más y se dispara con la llegada de la temporada estival, hasta el punto de que la Policía Local se ha visto obligada a reforzar desde ayer su presencia ante las protestas de los verdaderos profesionales. En sólo una mañana 'cazaron' a cinco, pero no siempre es fácil echarles el guante. Así actúan.
175 transportes ilegales han sido detectados por la Policía Local desde 2017 hasta la actualidad, según informan desde el Ayuntamiento de Málaga. La mayoría fueron localizados en el entorno del aeropuerto, aunque también en la estación de autobuses. La Policía Local se ha comprometido a reforzar la vigilancia durante toda la temporada estival.
1.380 euros es el importe de la sanción por transportar viajeros sin título habilitante, según la Ley de Ordenación de los Transportes Urbanos y Metropolitanos de Viajeros en Andalucía. Desde 2015, la Policía Local puede inmovilizar el vehículo, que sólo se puede recuperar previo pago de la multa, además de las tasas de enganche de la grúa (74,24 euros) y estancia en el depósito municipal (11,74 euros por día a partir de la primera hora).
¿Quiénes son?
Son varios los grupos que 'trabajan' en el aeropuerto, y algunos de sus integrantes son viejos conocidos de la Policía Local. Los más numerosos son los de origen magrebí, que empezaron su andadura en la estación de autobuses pero que en los últimos años han ampliado negocio en el aeródromo en busca de viajeros de mayor poder adquisitivo. Están bien organizados y actúan en grupo, de forma que unos se encargan de vigilar que no haya policía (ni taxistas al acecho), otros ojean desde la puerta de llegadas para detectar posibles clientes. A los que dan el perfil (magrebíes o aquellos con aspecto de dirigirse a Marbella y alrededores) se les acercan los que dominan el inglés y el francés, ofreciéndoles sus servicios y acompañándoles hasta el coche, que suelen estacionar en la zona reservada para los 'rent a car'.
Pero hay más. Junto a algunos españoles, otro clásico en la terminal es al que bautizan como John 'El alemán', un germano que ronda los 70 años y que con su Mercedes, que ya ha sido inmovilizado en varias ocasiones por los agentes pero que recupera tras abonar la correspondiente multa (966 euros por pronto pago), se dedica a trasladar a compatriotas. Lo mismo ocurre con varios conductores británicos y, más recientemente, de la Europa del Este que tienen localizados los vuelos procedentes de Rusia para llevar a turistas en vehículos de alta gama a los hoteles. Actúan como si fueran un vehículo de turismo con conductor (VTC), pero sin licencia para ello.
Modus operandi
La mayoría suele desplegarse durante las horas de mayor afluencia de viajeros y por la noche, que es cuando aterrizan buena parte de los vuelos 'low cost' y también cuando los servicios de tren y de autobuses se reducen e incluso dejan de funcionar. Aprovechan las colas que se forman en la parada de taxi para captar. En cuanto cae la noche empiezan a merodear, como ocurrió el pasado domingo en la que incluso llegaron a encararse conductores legales con los ilegales, desembocando en un plante de los taxistas que se prolongó durante algo más de media hora.
El procedimiento siempre es el mismo: mientras unos vigilan, otros buscan objetivos, que son aquellos extranjeros que salen de recoger sus maletas algo despistados y sin servicio de traslado precontratado. Desde ese punto no se ve la parada de taxis, así que se identifican como taxistas ofreciéndoles unos precios supuestamente más competitivos que no siempre se cumplen y se dirigen por los pasillos interiores de la terminal hasta el 'parking', garantizándose que el turista no vea la parada en ningún momento. En algunos casos llegan incluso a utilizar compinches como 'ganchos', haciéndose pasar por supuestos clientes que se ofrecen a compartir el servicio.
Destinos y tarifas sin regular
El viajero que va a Málaga o a municipios cercanos como Torremolinos no suele interesar, aunque si es extranjero y anda algo perdido puede ser aprovechable. El principal objetivo es el 'guiri' que va a la Costa occidental, con el triángulo de oro que conforman Marbella, Estepona y Benahavís como la guinda de pastel. Si van con una bolsa de palos de golf no hay más que hablar. Al acecho.
Además, otro filón para los grupos de magrebíes son los usuarios que se dirigen a los puertos de Algeciras o Tarifa para coger el 'ferry' a Marruecos. Hace dos semanas, la Policía Local de Algeciras interceptaba un pirata procedente de Málaga con tres pasajeros, también de nacionalidad marroquí, que admitieron haber pagado 20 euros cada uno por el trayecto. Apenas unos días después se repetía la escena en Tarifa: 80 euros a otro marroquí por llevarlo desde la capital de la Costa del Sol ¿Cuál es la tarifa habitual? Es una incógnita. Varían al alza o a la baja en función del tipo de cliente y, por supuesto, del destino. Asimismo, también suelen ganarse a los clientes ofreciéndoles la posibilidad de compartir la carrera a precio cerrado con otros usuarios que se dirijan a un lugar cercano o que les pille de paso. Economía colaborativa bajo cuerda.
Tipo de vehículos
Los hay prácticamente para todos los gustos, desde los más económicos hasta otros de gama alta; desde una furgoneta Renault Kangoo hasta un Mercedes CLA Coupé pasando por un Skoda Octavia familiar, un Volkswagen Passat, un Opel Astra o una Chrysler Voyager. Y unos más nuevos y otros con más de dos décadas en la carretera. Y también los hay con la documentación en regla y los que no tienen ni seguro. En lo que sí que coinciden es en sus dimensiones, ya que a más plazas más negocio. Mientras esperan clientes, algunos permanecen estacionados en el citado espacio del 'parking' reservado para los coches de alquiler, aunque otros conductores también aguardan en los alrededores del aeropuerto a que les salte en el móvil el mensaje del compañero que ya ha captado algún cliente para ponerse en marcha y recogerle en la misma puerta.
Vigilancia y control
A raíz de las protestas de los taxistas de los últimos días ante el incremento de vehículos sin licencia con la llegada del buen tiempo, la Policía Local ha adelantado la puesta en marcha del operativo contra el intrusismo que ya activó el pasado verano para las horas de mayor actividad en el aeropuerto. El dispositivo lo componen cuatro agentes. Dos de ellos irán de paisano para perseguir la captación de viajeros y posibles hurtos que se puedan cometer, mientras los otros dos, uniformados, se dedicarán fundamentalmente a regular el tráfico y controlar que los vehículos que entran y salen del recinto con pasajeros tienen autorización.
A esta vigilancia policial se une la que ejercen los propios taxistas en forma de patrulla ciudadana. Aquellos que están en las últimas posiciones de la parada y saben que aún les queda tiempo para llegar a la cabecera para 'cargar' aprovechan ese margen para, en grupos de cuatro o cinco, repartirse los puntos más conflictivos para tratar de ahuyentar a los 'piratas' o advertir a los clientes de que son ilegales. «Fake taxi», «pirates», «dangerous», son algunas de las expresiones que utilizan con los extranjeros para alertarles. Algunos aceptan sus consejos, otros no. Los taxistas van móvil en mano para enviar las imágenes a la Policía, algo que llega a provocar situaciones de tensión con enfrentamientos verbales e incluso físicos.
Denuncias y sanciones
Con la entrada en vigor del decreto-ley 17/2014 que modifica la Ley de Ordenación de los Transportes Urbanos y Metropolitanos de Viajeros en Andalucía, desde 2015 la Policía Local procede a inmovilizar aquellos vehículos que sean interceptados transportando a viajeros sin título habilitante. Además, se le impone una sanción económica de 1.380,01 euros que el propietario deberá abonar para poder recuperar el coche, que se queda en 966 (reducción del 30%) si se hace dentro del periodo voluntario (pronto pago). Según los datos facilitados por el Ayuntamiento, desde 2017 han sido detectados 175 transportes piratas o ilegales, incluidos los cinco de ayer. Aunque no todos pagan la multa y, por tanto, no los recuperan. ¿El motivo? Más bien, los motivos, porque son dos. Por un lado, el económico, ya que cuando se trata de coches viejos les cuesta más caro el collar que el perro. Y por otro, el preventivo, toda vez que al adquirir otro vehículo prácticamente por el mismo importe que la multa incorporan a la flota uno que no está 'fichado' por los agentes. Hecha la ley, hecha la trampa.
Los taxistas han dicho basta cansados de aguantar el intrusismo que sufren en el aeropuerto mientras la vigilancia «brilla por su ausencia» facilitando que los 'taxistas' piratas puedan campar a sus anchas. «La impunidad con la que se mueven es vergonzosa. No sólo porque no hay seguridad, sino también porque cuando les pillan no se les presiona para que dejen de actuar. Hasta nos llegan a reprochar que les quitamos clientes cuando los pillamos 'in fraganti'», advierte el portavoz de la Confederación de Taxis de la Costa del Sol, Juan González, quien pone en cuestión el resultado del nuevo operativo de la Policía Local en el aeródromo «hasta que se constate que la presencia de agentes es continua». El también vicepresidente de la Asociación Unificada Malagueña de Autónomos del Taxi (Aumat) pone el acento en la «falta de garantías y el riesgo» que supone encomendarse a conductores no profesionales.
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