Construcción del pantalán para los barcos de pesca. Salvador Salas

La gran transformación del muelle de San Andrés del Puerto de Málaga

En la zona más próxima a Huelin, junto a la futura marina deportiva avanzan las obras del nuevo cuartel de la Guardia Civil, la lonja y el pantalán para los barcos de pesca

Ignacio Lillo

Málaga

Domingo, 18 de junio 2023, 00:16

Ocultas a la vista desde el paseo marítimo, tras las grandes carpas donde se almacenan los graneles, a la derecha justo después de pasar el ... control de seguridad del Puerto, entre el muelle de San Andrés y la desembocadura del Guadalmedina, el ruido y el trasiego de las obras anuncia una actividad casi desconocida para la mayoría de los malagueños.

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En cuestión de pocos cientos de metros cuadrados, muy cerca unos de otros, junto a la sede ya construida (aunque todavía sin uso) del Instituto Español de Oceanografía avanzan los trabajos de varias instalaciones, cuya construcción será clave no sólo por sí mismas, sino también para desbloquear avances en otros puntos del recinto.

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Lo que está más avanzado (y visible al gran público) es el nuevo cuartel de la Guardia Civil del Puerto. Justo detrás se empiezan a levantar la lonja y demás instalaciones pesqueras. Y ya en la ribera del Guadalmedina, el pantalán para el atraque de los barcos de faena. En el otro extremo de la parcela también son visibles los trabajos preliminares del puerto deportivo de San Andrés.

Puerto deportivo

El primer visitante en la marina de San Andrés

«Aquí no se para». Carlos Rubio, presidente de la Autoridad Portuaria, acompaña a SUR en una visita a estos terrenos, que están en el epicentro del desarrollo urbanístico del Puerto. El recorrido comienza junto a las carpas provisionales de graneles sólidos (fundamentalmente cereales y derivados para alimentación animal) que tendrán que desaparecer a medio plazo para dejar espacio a dos instalaciones culturales, en el extremo más cercano a la barriada de Huelin.

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Allí, el Plan Especial del Puerto prevé el Auditorio, que es la parcela mayor, y una segunda instalación cultural que ahora mismo no está definida, pero que inicialmente se llamó el «teatro de Banderas», por el interés que mostró el actor malagueño. Muy cerca, en la dársena de la futura marina de San Andrés, se trabaja en los estudios geotécnicos tanto a pie de muelle como en el mar, con una pontona que recoge muestras del lecho submarino.

En la rampa del antiguo embarcadero de la dársena, junto al mar, el primer visitante del que será a medio plazo un lujoso espacio náutico y comercial está leyendo el periódico plácidamente. Se llama José Nicolás, tiene 83 años y nació en Madrid, aunque desde hace 22 vive muy cerca de allí, detrás del hotel Ilunion, donde se retiró tras su jubilación buscando el buen tiempo, después de haber trabajado en una compañía electrónica en Holanda durante 40 años.

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José Nicolás está perfectamente informado de lo que allí se cuece: «Aquí va el puerto de yates y allí la lonja y los barcos pesqueros, lo leo en el periódico pero le queda todavía tiempo, no creo que llegue a verlo», bromea. «Hoy tengo el ruido (de las máquinas perforadoras que hacen los sondeos del subsuelo) pero vengo normalmente un par de veces a la semana por la tranquilidad al lado del mar, y así no me lleno de arena». Aunque ese día está sólo, otras veces convive con personas que se acercan a pescar desde las rocas.

José Nicolás, de 83 años, en la rampa del antiguo embarcadero de la dársena. Salvador Salas

«Esta escollera (Rubio señala a una de las líneas de rocas) avanza sobre el mar para crear una línea de paseo». La pieza clave es el espigón que separa de la playa de Huelin, que se ensanchará hacia dentro para albergar tiendas, bares y restaurantes, además de la joya de la corona: el centro náutico, donde habrá un restaurante con vistas privilegiadas y cerca estará la escuela de vela. Dentro de la dársena, en pantalanes se dispondrán hasta 510 puntos de atraque.

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En la plataforma terriza que está frente al Instituto de Oceanografía se instalará la zona de varada y la marina seca, así como tiendas especializadas en náutica y servicios a los armadores. Además del 'travel lift', la máquina que se utiliza para sacar y meter los barcos en el agua. «Hace un año aquí no existía ni la calle», comenta Carlos Rubio, para ilustrar el alcance de la transformación que está viviendo este espacio. En las aceras ya se ha plantado incluso la alineación de palmeras.

Guardia Civil

Un traslado clave para despejar el camino a las oficinas en Heredia

El paseo se encamina al otro lado de la sede del Instituto de Oceanografía, donde se ultima la construcción del nuevo edificio que albergará las dependencias de la Guardia Civil del Puerto. Estas tendrán delante una pequeña explanada destinada a aparcamiento y para la celebración de actos.

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El edificio es el más avanzado del conjunto y el traslado a sus nuevas instalaciones se espera para el próximo otoño. A este nuevo inmueble se mudarán los efectivos de la Sección Fiscal del Puerto; Seguridad; GEAS y Servicio Cinológico, de control mediante guías caninos (perros policía), muy importante en la vigilancia aduanera.

Futuro cuartel de la Guardia Civil. Salvador Salas

Todo el exterior se construye con paneles prefabricados, por lo que el cerramiento se ha dejado para el final y se llevará a cabo en poco tiempo. Los trabajos los está terminando la empresa pública Tragsa desde diciembre pasado (con un plazo de siete meses), puesto que la Ute que resultó adjudicataria inicialmente en 2021 renunció, al verse superada por la subida de precios de los materiales de construcción. En estos casos, la Ley de Contratos del Sector Público permite solicitar la terminación a la citada entidad estatal.

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Hay que recordar que el traslado del cuartel de la Benemérita es, junto con el de la Aduana (que irá junto a la puerta de la Alameda de Colón), un paso clave para desbloquear el desarrollo del muelle de Heredia, donde están previstos varios edificios de baja altura para oficinas y un gran aparcamiento subterráneo.

Lonja pesquera

Un mercado moderno, adaptado a la realidad y con uso turístico

Justo al lado del anterior comienza a vislumbrarse la estructura de la nueva zona de pescadería. Los cuartos de armadores (para el almacén de enseres) ya están casi listos, y se avanza en la lonja. Este edificio estará más dimensionado a las necesidades reales del sector que el anterior del muelle ocho. «Se hizo cuando en Málaga tenía su base toda la flota de Marruecos y había cientos de barcos, pero ahora hay muy pocos». No obstante, la actividad pesquera de la ciudad se va a mantener.

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Estructura del edificio de la lonja de pescado. Salvador Salas

Con la ayuda de fondos comunitarios gestionados por la Junta se levanta un inmueble donde habrá un centro de expedición de moluscos, así como la venta tradicional de arrastre y de cerco y un almacén de hielo. Aunque la gran novedad es que se pretende dotar a este servicio de un uso turístico, con excursiones e incluso la posibilidad de una pequeña taberna marinera, todo ello vinculado también al cercano puerto deportivo de San Andrés.

En este caso, el traslado también viene impuesto por la necesidad de demoler la lonja actual, que formará parte de la explanada de servicio al reformado muelle ocho, donde la dársena pesquera se aterrará para ganar espacio para el tráfico de mercancías. De esta forma, las actuales carpas provisionales de San Andrés se trasladarán a unos almacenes y silos definitivos en este punto. «Hoy día, las operaciones marítimas exigen mucha superficie para almacenar y operar, y en Málaga tenemos muelles muy estrechos».

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Barcos pesqueros

Un pantalán flotante dentro de la desembocadura del Guadalmedina

De este modo, el paseo llega junto a la ribera de la desembocadura del río Guadalmedina, donde otra pontona avanza en la construcción de la futura línea de atraque de los barcos pesqueros. A pie de muelle, el inspector de obras Manuel Moreno, responsable de todos los trabajos de construcción en San Andrés por parte de la Autoridad Portuaria, supervisa la colocación de los pilotes en el agua, que servirán de soporte al pantalán.

La plataforma flotante de trabajo, equipada con un martillo, va hincando los tubos de 14 milímetros a profundidades de entre 12 y 13 metros, para la alineación del muelle de hormigón flotante, que tendrá 160 metros de longitud. El calado será de dos metros, más otros tantos de fango. También se ha micropilotado ya la rampa de acceso al atraque. Los módulos prefabricados que conformarán el pantalán flotante ya se están haciendo.

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Construcción del pantalán para los barcos de pesca Salvador Salas

El presidente del Puerto prevé que el próximo mes de octubre estarán terminadas las obras tanto de la lonja como del amarre, lo que permitirá el traslado de los barcos y de las instalaciones, para liberar las antiguas y seguir adelante con la transformación del muelle ocho.

Puesto que la Guardia Civil también se espera que se pueda trasladar después de verano, a finales de año esa zona será un hervidero de profesionales en plena mudanza. «No hemos ido más rápido por los problemas con los materias primas y con la mano de obra, no obstante va a buen ritmo y está todo bastante avanzando».

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Por último, en el mismo entorno todavía queda otra infraestructura importante por acometerse. Se trata del segundo puente carretero, que irá situado aguas abajo del actual, y que permitirá conectar con más fluidez los muelles situados en los dos extremos de la desembocadura, especialmente para el tráfico pesado. «Ahora mismo tenemos un único puente, y en caso de problemas, sería un embudo para el Puerto».

Aunque está fuera de las competencias de la Autoridad Portuaria, el traslado de los investigadores del Instituto Español de Oceanografía a sus nuevas dependencias (que están terminadas pero todavía sin equipar los laboratorios y oficinas) es todavía una incógnita que dependerá del futuro Gobierno central.

 

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