Secciones
Servicios
Destacamos
Siempre le pareció un artilugio «fascinante», revolucionario para su época. Un invento del siglo pasado, básico, analógico, artesanal. Ahora, anacrónico en esta era digital, pero con un enorme potencial didáctico para explicar los principios básicos de la economía y su funcionamiento. Como docente, siempre le ... rondó por la cabeza reproducir aquella máquina prodigiosa que creó el economista neozelandés Willian Phillips en 1949 para representar el modelo económico nacional inglés, cuando todavía era estudiante en la Escuela de Economía de Londres (LSE).
Aquella ocurrencia, bautizada como MONIAC ('Monetary National Income Analogue Computer' o Computadora Analógica para la Medición de la Renta Nacional) y conocida popularmente como Máquina de Phillips, se construye actualmente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Málaga (UMA) gracias a la convicción de su promotor de que será un recurso útil para representar físicamente qué actores intervienen en la economía y cómo el comportamiento de uno condiciona el del resto y como consecuencia resultan modelos económicos diferentes. «Siempre he creído que era una herramienta espectacular para la docencia», enfatiza José Luis Torres, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la UMA e impulsor de un proyecto, en el que trabaja desde este pasado mes de mayo junto a otros siete profesores: Antonio Ávila, Anelí Bongers y Rosario Gómez, del departamento de Teoría e Historia Económica; Francisco A. Triguero, de la ETS de Ingeniería Informática, y Benedetto Molinari, Dimitrios Pontikakis y Jonathan Pycroft, de la Comisión Europea.
La máquina ya empieza a tomar forma en un pequeño despacho de esta facultad, situada en El Ejido. Allí puede verse el esqueleto de madera montado sobre una base con ruedas para permitir su desplazamiento y algunos de los componentes en los que el grupo de investigadores trabaja (sensores, piezas de control de flujo de agua…).
La estructura tendrá dos metros de alto por 1,5 metros de ancho y estará formada por un circuito de tuberías y cuatro depósitos transparentes de metacrilato (representarán la deuda pública, el mercado de dinero, el tipo de cambio y la política monetaria) por los que circulará más o menos agua (dinero) en función del modelo económico que se quiera simular. «Phillips partió de una idea muy simple: como la economía se cuantifica en términos monetarios, hizo una equivalencia en litros de agua de esas cantidades de dinero para explicar los distintos modelos económicos», indica Torres.
Llevará una serie de válvulas, que se abrirán o se cerrarán de acuerdo a los cambios que se quieran introducir en la economía. «Si, por ejemplo, abrimos o cerramos la válvula que regula la salida de los impuestos podremos representar un tipo u otro de política fiscal. Si hablamos de que entra menos agua (dinero) en el recipiente de los impuestos, eso significará que el Gobierno tiene menos dinero para gastar y, quizá, tiene que endeudarse más si quiere seguir gastando menos, pero, a la vez, deja más dinero en la economía para consumo y ahorro», explica Torres.
En este sentido, subraya que todo cambio tiene su reflejo en el resto de la máquina, «es lo que se llama un equilibrio general». «Todas las variables están relacionadas con el resto, de forma que si cortamos el paso del agua en una cubeta, se irá a otra por el propio efecto de la gravedad y se irá distribuyendo en función de qué válvula se abra o se cierre».
La máquina, que es una representación de la economía desde el punto de vista de la demanda agregada, reproduce el flujo circular de la renta. «Se trata de un circuito cerrado, excepto por un tanque de agua situado en la parte superior que es el Banco Central. «Este organismo es el encargado de inyectar más o menos dinero (en este caso a través de una bomba de agua) a la economía de un país, que se divide en tres sectores: el sistema financiero, de forma que una parte de la renta se ahorra y ese ahorro se transforma en inversión; el Gobierno o sector público, donde una de las salidas serían los impuestos, pero que luego los devuelve vía transferencias o consumo público, y el sector exterior, que es la balanza comercial, integrada por las exportaciones y la importaciones. El saldo de sumar esos tres componentes sería la renta nacional o el PIB», ilustra el catedrático de la UMA. «Supongamos que la economía en el resto de países va muy bien. Eso va a tener su reflejo en nuestra economía porque nos van a comprar más y, por tanto, aumentarán las exportaciones. Éstas suponen una entrada de renta, que representaremos con un flujo mayor de agua abriendo más la válvula que las regula. Entrará más agua y eso cambiará el tipo de cambio, que es el precio que se fija en ese mercado. Pero si no queremos que cambie el tipo de cambio, tendrá que haber una entrada o salida de agua (dinero) del Banco Central para influir en el valor de la moneda. Así habrá más o menos agua y lo que resultará finalmente es ese cambio cuánto va a aumentar el PIB de la economía», ejemplifica el profesor.
Mediante una interfaz, la máquina tendrá una pantalla táctil en la que se podrá seleccionar el tipo de simulación que se quiere hacer entre un total de 104 alternativas. «Phillips no pudo representarlas todas, pero nosotros hemos visto que aumentar el número no supone una gran complicación y pueden ser muy útiles a la hora de explicárselas a los alumnos. Una de ellas será cuál es el efecto de aumentar el gasto público en un país, que es uno de los supuestos que se enseñan al entrar en la carrera y que nos ha obligado a introducir la variable de deuda pública».
En total, la máquina está compuesta, además de una gran tubería central de PVC transparente, de nueve válvulas a motor, que el equipo está diseñando al no existir en el mercado. «Hay electroválvulas, pero solo tienen dos posiciones, abrir y cerrar, y nosotros hemos tenido que fabricar unas que permitan regular su apertura desde un ordenador. Lleva también cuatro sensores de ultrasonido, que se encargan de medir la altura del agua en el depósito. «Esto es muy importante porque indica el valor de una variable (renta, tipo de interés, tipo de cambio y deuda pública)». Además, cuenta con ocho sensores de flujo, que son las ocho variables de la economía (renta, impuestos, transferencias, consumo público, ahorro, inversión, importaciones y las exportaciones) y sensores de humedad para detectar posibles fugas de agua.
La primera MONIAC costó 400 libras y Phillips la construyó en el garaje de su casera en el barrio londinense de Croydon a partir de piezas de desguace de los míticos bombarderos británicos Avro Lancaster de la Royal Air Force (RAF), que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
Se desconoce exactamente cuántas réplicas de esta máquina existen, aunque no se cree que haya más de 20 en todo el mundo. La única operativa es propiedad de la Universidad de Cambridge, mientras que Harvard, el Roosevelt College de Estados Unidos o el Museo de Ciencia de Londres disponen de una cada uno. También las hay en la Universidad de Estambul, en Australia y en Nueva Zelanda.
Casi un siglo después, un grupo de docentes tira de ingenio en un pequeño despacho de Económicas para construir con la ayuda de «San Amazon», como confiesa Torres, un prototipo único en España que no alcanzará los 2.000 euros de presupuesto. «La idea es presentarlo en el Congreso Internacional de Economía que celebraremos en la facultad en junio de 2022», avanza el decano de esta facultad, Eugenio José Luque.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.