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Bailén tiene ese regusto de triunfo. Esa batalla épica en la que los españoles derrotaron, por primera vez, al ejército de Napoleón después de haber ... dejado de ser un gran imperio. El orgullo patrio se creció en la guerra de la Independencia española. Cuando uno pasa por delante de su mercado municipal y lee en grandes las letras Bailén recuerda ese pasado glorioso. Su mercado es el corazón del barrio. Por lindes, a su izquierda, la Calzada de la Trinidad, donde nació Chiquito, y a la que está unida por unas curiosas escaleras metálicas en forma de caracol, que parece que suben hasta el cielo, que están a la espaldas del recinto (y que pocas personas conocerán si no son del barrio) y enfrente, la cofradía del cristo más venerado de Málaga, el Cautivo. A su derecha, la vía que lleva hacia la calle Mármoles, aproximándose al Centro, y más allá, donde termina su calle, Eugenio Gross.
Todo en escasos metros cuadrados. Sabor reconcentrado. Pero, pisando el terreno, lo cierto es que el mercado hace tiempo que necesita un revulsivo para adaptarse a los nuevos tiempos. Un cambio de look, que el Central consiguió con su contemporánea remodelación y el toque de novedad que aportaron sus establecimientos hosteleros, y que atrajeron público no sólo los fines de semana. La concejala popular Elisa Pérez de Siles, con las dos competencias en su mano, la de mercados porque dirige el área de Comercio, y la del distrito Bailén-Miraflores, ha esperado pacientemente hasta que le tocara a su área de influencia. Primero, fue Atarazanas, después el mercado de Salamanca, y ahora el Ayuntamiento ha destinado 35.000 euros a reformular el anteproyecto de 2017 del mercado de Bailén para adaptarlo a la nueva ordenanza y a los puestos que se han ido adjudicando, como explica Pérez de Siles, con el plano planta de lo que acabará siendo. Dos novedosas plazas en su interior, en realidad dos espacios diáfanos, uno tras la fachada principal y otro en el cruce del eje transversal del edificio, como explica la edil de Comercio, que en esta jornada se ha reunido para verlo sobre la marcha con el responsable de mercados, Miguel Naranjo; y la directora del distrito, Alegría Novo.
«Las plazas pretenden llenar de vida el mercado; en una de ellas se prevé showcooking, degustaciones, presentaciones, actividades para los niños; yo creo que va a ser un cambio sustancial«, explica Pérez de Siles. En la otra plaza se creará un área de restauración con una superficie de 280 metros cuadrados. Justamente en la taberna El Añejo, Juan Pablo Bonilla y Eduardo Cáliz, que abrieron el pasado 25 de marzo, esperan toda esa transformación. «Estamos animando el barrio, dándole vidilla, que estaba apagadillo», dicen los dos, asegurando que el flamenco y la rumbita gustan mucho a la hora del almuerzo, que es su momento estelar. No muy lejos está el decano del mercado, Rafael Martín, 74 años, propietario de 'Charcutería Antonio'. Él llegó en el 68, ya ha llovido, y recuerda muy bien las mujeres pioneras que tuvieron un puesto, Teresa y Juanita, entre tantísimo hombre, que explica bromeando. «Tenían carácter, no te creas», añade. Hoy son multitud, lo que prueba que la presidenta sea Raquel Pozo, de 34 años, que regenta una frutería. Ella recuerda cómo hicieron un esfuerzo ingente para llevar los pedidos a las casas durante el confinamiento, y ahora asegura que el público se ha ido recuperando y pone sus esperanzas en la remodelación para mejorar las ventas.
El próximo mes de junio se iniciará la licitación del contrato, cuyas obras empezarán no antes del mes de diciembre. Como se van a simultanear con la actividad del mercado, ya que se hará por zonas y fases, tendrán una duración de 18 meses. La inversión, de 2,6 millones de euros, será plurianual hasta el año 2023.
Novedoso para un mercado tradicional como el de Bailén es el puesto 'SuperCookie', la repostería que te hace feliz, de Susana Ramos y Concha Román, que se lanzaron a la aventura, valientes, casi después del confinamiento: el 15 de agosto. «El que no se embarca no se marea», que apunta guasona Pérez de Siles para explicar las ganas de emprender que tenían en estas circunstancias. Susana estuvo en MasterChef en 2014, y regentaba una escuela de cocina, que tuvo que dejar de atender para atender a su bebé 8 meses, a lo que se sumó una enfermedad repentina.
Entonces conoció a Concha, que llegó a la repostería haciendo cupcakes con su hija, mientras se dedicaba a ser profesora interina de primaria. Un familiar cercano las presentó, vimos que la idea que teníamos era coincidente, y «nos casamos en el mercado» en el más estricto sentido empresarial, como afirman riéndose. Realizan tartas personalizadas por encargo, cookies, brownies, y unos vasitos de tarta a dos euros, que uno se puede ir comiendo tan ricamente mientras compra en otros puestos. Una perdición para los golosos. Están locas porque abran las plazas para hacer cursos de cocina. Respiran ilusión, da gusto oírlas. Para ellas, el nuevo mercado es el salto, la gran oportunidad.
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