La medalla de la Ciudad a Paco Maroto salda una deuda con los verdiales en Málaga

Antes de que empezara la fiesta, de que la panda sonara en la sillería, de que ni siquiera diera comienzo el acto, un pequeño retraso de cinco minutos, pura cortesía española esta vez, daba margen para que el expresidente de la Diputación Salvador Pendón, hoy feliz maestro en Ardales, explicara que, pese al «trasiego de componentes de una banda a otra, Maroto siempre había permanecido fiel a la suya, Primera de Comares, donde había sido violinista y cantaor, el alma mater», como decía este estudioso de los verdiales, como más tarde le reconocía desde la presidencia el alcalde saludándole.

La portavoz de Con Málaga, Toni Morillas, reflejaba también esta fidelidad a los suyos, recordando sus orígenes en un cortijo de El Borge, y reconociéndole su valor en la difusión y conservación de una fiesta como la de los verdiales. «Tiene Málaga una Fiesta, que entre todas sobresale, no hay ninguna como ésta, que llaman los verdiales y es la más antigua y nuestra», letrilla con la que Morillas acabó su loa.

Para el portavoz de Vox, Antonio Alcázar, Paco Maroto es de los grandes fiesteros que ha sabido crear con su violín y con su voz la dulzura del cante de los verdiales, «Málaga no se entiende sin los verdiales, ni los verdiales sin Málaga». El portavoz socialista, Dani Pérez, subrayó que Ayuntamiento se suma al reconocimiento a Paco Maroto, «el protagonista más radical, genuino y carismático de la más malagueña de las músicas», que tomó prestado de Pendón, y recorrió, al igual que otros munícipes los muchos reconocimientos del homenajeado como axárquico de honor, hijo adoptivo de Comares, presidente honorífico de la Federación de Pandas de Verdiales, alcalde mayor honorario de las Pandas y medalla de Oro de la provincia. También dio cuenta del reconocimiento de los verdiales por parte del Gobierno como patrimonio inmaterial de la cultura española.

Para la portavoz popular, Elisa Pérez de Siles, a Maroto se le recuerda como «historia viva de la provincia, como una institución», dando cuenta de la obsesión que tenía para que la tradición cultural de los verdiales estuviera siempre en lo más alto. Recordó que ya desde niño era un firme seguidor dos verdiales, y que aprendió de su bisabuelo, su abuelo y sus padres a tocar los platillos, el laúd, la guitarra y el violín, que ya usaba a la edad de ocho años.

La instructora del expediente, la concejala de Fiestas, Teresa Porras, subrayó que «Paco Maroto es, sin lugar a dudas, uno de los pilares de nuestra cultura verdialera. A lo largo de su vida ha sido maestro, mentor y guía para innumerables personas, transmitiendo su amor y conocimiento de los verdiales generación tras generación. Su influencia ha sido fundamental para preservar y enriquecer esta tradición musical que tan querida es en Málaga».

De la Torre, que estuvo muy conversador con la sillería durante su intervención, se arrancó con una coplilla: «Manojitos de alfileres, me parecen tus pestañas, cada vez que me miras, se me cae el alma». De Paco Maroto, dijo que su muerte ha dejado un vacío inmenso para todos aquellos que «apreciábamos sus valores», «cantaba muy bien con ochenta y tantos años y cerraba muy bien las luchas».

Su hija Mariví Romero, que iba acompañada de nietos del homenajeado, subrayó que el amor por los verdiales de su padre era tal que cambió la fecha de su boda, de mutuo acuerdo con su madre del 25 de diciembre al 7 de enero, para estar en una fiesta de verdiales. «Mi padre tenía dos pasiones, Lolita y la fiesta de los verdiales, o la fiesta de verdiales y Lolita», el guiño que le hacía a sus progenitores. Tras esto, subrayó que fue pionero llevando a las mujeres a bailar verdiales sobre el escenario mientras tocaban las pandas y recordaba como «su última semana de vida siempre estaba cantando y hacía como que tocaba el violín».