Moreno Ferrer y De la Torre simbolizaron ayer e el acto el afecto que se tienen las ciudades. Francis Silva
La Casona del Parque

La medalla de la Ciudad a María Zambrano hermana a Málaga y Vélez

El Ayuntamiento de la capital cierra un proceso que se inició hace diez años para reconocer a la filósofa, pensadora y poeta, y sella un vínculo indeleble entre las dos ciudades

Lunes, 20 de marzo 2023, 22:44

El acto de entrega de la medalla de la Ciudad y el título de hija adoptiva a la filósofa y pensadora María Zambrano fue tan ... mágico que en el mismo se creo un vínculo indeleble entre Málaga y Vélez-Málaga, que acabaron hermanadas por el sentimiento de unión y cercanía que supieron crear dos alcaldes de signo diferente, el popular Francisco de la Torre y el socialista Antonio Moreno Ferrer, respectivamente, que en plena precampaña municipal, aunque no compiten entre sí, mantuvieron esa cordialidad íntima, que se extraía de sus palabras. Llegaban juntos al salón de plenos con el resto de la Corporación malagueña y una extensa representación de la veleña por lo que se creó ese espacio propicio para la unión. Difícil palabra, que cada vez se explora menos en los ámbitos políticos. Hasta para eso fue ha sido grande este lunes Zambrano, que recibía el reconocimiento a título póstumo, pero cuya obra y legado llegó con la misma intensidad a todas las bancadas.

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Un exilio de 45 años

Resaltaba De la Torre las penurias que para muchos españoles supuso el exilio, el de la poeta veleña, que se alargó hasta 45 años, aunque subrayaba que en un larga y fecunda vida tuvo tiempo de contemplar la España democrática, al volver en 1984, y que ya en 1981 había recibido el premio Príncipe de Asturias, y más tarde la harían hija predilecta de Vélez, en el 88, el Premio Cervantes, hasta su muerte en 1991, con 86 años de edad. «Mujer trabajadora, reflexiva y exigente» con casi medio centenar de obras publicadas, como daba cuenta el regidor malagueño, quien hacía un guiño a la Fundación María Zambrano de Vélez, de quien es presidente el propio alcalde de la localidad para decir que el trabajo de la misma «es como si Zambrano siguiera viva», y puntualizaba que el acto es también de reconocimiento a la institución. «Querido alcalde y queridos amigos de Vélez, la Axarquía es una comarca muy malagueña por su forma geométrica, por su historia, por su situación, formación, por su nombre, Vélez-Málaga, que lo dice todo; nos sentimos muy cerca». Se excusaba del largo proceso para entregarle la medalla de la Ciudad a Zambrano indicando que según la normativa municipal sólo podían concederse dos al año, y esperó que el legado de la pensadora y de la Fundación alumbre a los hombres y mujeres de hoy día.

Moreno Ferrer correspondió al afecto de De la Torre como máxima autoridad de la ciudad llamándole amigo, y le agradeció al mismo y a toda la corporación la distinción que recogía. Hablaba de Zambrano por su nombre de pila, María, de la que dijo que fue una mujer muy adelantada a su tiempo, que en su libro 'Persona y democracia' hacía valer que sin democracia era imposible que las personas llegaran a la igualdad. «Si entre Málaga y Vélez ya había lazos de unión, hoy a través de la Fundación María Zambrano se fortalecen», tras lo que agradeció a los patronos de la misma su trabajo. Acabó con una interesante reflexión de la veleña: «La paz es mucho más que una toma de postura, es una auténtica revolución, un modo de vivir, un modo de hablar en el planeta, de habitarlo, y un modo de ser persona», que dijo tras haber recibido la distinción para su paisana entre aplausos y el auditorio en pie para reconocer a «nuestra pensadora universal», como dijo la portavoz de Cultura, Noelia Losada, haciendo un paralelismo con Pablo Picasso.

Los invitados al acto, en la sillería del salón de plenos. Francis Silva

La concejala de Cultura, que ha sido la instructora del expediente de concesión, como viene siendo habitual en estas distinciones, explicó que ha tenido más de 60 adhesiones y destacó entre ellas la del gerente de la Casa Natal Picasso, José María Luna, dando cuenta de que el legado y pensamiento de Zambrano «no ha hecho sino agigantarse con el paso de los años convirtiéndose en referencia obligada para pensadores y poetas, o que Federico Mayor-Zaragoza la define como la »mujer faro«, que fue la ideóloga de la generación del 27, como escribía Emilio Prados, o terminar con Enrique Morente: »Adiós Málaga la bella, voy a recorrer el mundo, no pintaré más flechas, ni la hora escrita en el columpio. Picasso, María Zambrano, la Repompa y el Chaqueta, Juan Breva, el Ángel de Álora, Niño de las Moras y la Cañeta«.

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El portavoz socialista Dani Pérez subrayaba que a la filósofa lo mejor de la vida siempre le llega en las postrimerías, o póstumamente. «Hoy queremos hacer a María Zambrano más capitalina con el permiso de su tierra natal; por fin saldamos la deuda con su figura», decía sentido, para acabar dando cuenta de que la ciudad de Málaga, de nuevo, aunque tarde, «cumple y merece ser llamada hospitalaria».

La portavoz popular Elisa Pérez de Siles explicó que la pensadora fue una mujer hecha a sí misma en un mundo eminentemente masculino, y que su obra es fiel reflejo de su vida, un siglo con muchas visicitudes, «pero su compromiso fue acorde a sus valores». Hizo un guiño a los populares recordando al exedil Antonio Garrido Moraga, que fuera director de la Fundación María Zambrano, «la filosofía era su forma de pensamiento (...) un pensamiento que recuperaba el sentido de la palabra».

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Filosofía en los colegios

La edil de Unidas Podemos Paqui Macías se centró en la tardanza en darle este galardón a Zambrano por parte del Ayuntamiento, recordando que desde 1951 sólo la han recibido ocho mujeres frente a más de medio centenar de hombres. Que la veleña fue defensora de la II República y enemiga del pensamiento reaccionario. «Mujer y filósofa, además de exiliada; eso significa doble invisibilización», subrayó. «Quiero reivindicar más filosofía en los colegios, institutos y universidades, y quiero reivindicar más María Zambrano y menos Prozac».

Para terminar, De la Torre se dirigió al auditorio para recordarle a los presentes que estaban invitados a «un refresquito y algo más, pero poco; lo digo para que nadie quede decepcionado», lo que provocó las risas de los veleños y malagueños, que veían el acto desde la sillería.

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