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En 2018, la compañía aérea Norwegian tuvo un bonito gesto con motivo del Día de la Mujer, recientemente celebrado, y le dedicó a la filósofa veleña uno de sus nuevos aviones, un Boeing 737 MAX8.
María Zambrano, hija adoptiva de Málaga tras una década en trámites
La Casona del Parque

María Zambrano, hija adoptiva de Málaga tras una década en trámites

La medalla de la Ciudad se le entrega a título póstumo el próximo 20 de marzo. Del centenar de condecoraciones dadas por el Ayuntamiento desde 1951 sólo siete han sido para mujeres

Lunes, 13 de marzo 2023, 00:04

Las medallas de la Ciudad y los nombramientos de hijo predilecto o adoptivo quedaron congelados por la pandemia y acumulan un importante retraso. En los últimos tiempos, el ritmo de entrega de las ya instruidas es mayor, y en esta agilidad afortunadamente por fin se ha desatascado el proceso y le ha llegado el merecidísimo turno a la pensadora y filósofa María Zambrano (Vélez-Málaga, 22 de abril de 1904-Madrid, 6 de febrero de 1991), veleña de nacimiento, motivo por el que se la reconocerá como hija adoptiva a título póstumo y medalla de la Ciudad, la máxima distinción municipal. El expediente se conformó a finales de 2021 y sólo faltaba ponerle fecha al acto de entrega, que será el próximo lunes 20 de marzo, según informó el área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga.

Más de una década ha tenido que pasar desde que el pleno aprobara una moción institucional en mayo de 2012 (rubricada por todos los grupos municipales) para otorgarle esta distinción a María Zambrano.

No pudo ser en 2021, fecha en la que se cumplía el 30.º aniversario de su muerte, asunto que puso sobre la mesa en más de una ocasión la edil socialista Lorena Doña, pero será en 2023 pasando a ser la octava mujer que reconoce el Ayuntamiento de Málaga desde 1951 frente a más de medio centenar de distinciones a hombres (un centenar en total desde esa fecha, en las que se incluyen colectivos). Rompía la dinámica de los últimos años la primera alcaldesa de Málaga, la popular Celia Villalobos, que obtenía el reconocimiento en julio del año pasado cuando el último a una mujer databa de 2008, es decir de hacía 14 años.

El expediente a la ensayista veleña, que eso sí está exquisitamente conformado, cuenta con adhesiones de primer orden como la de la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, ya que Zambrano recibió el Príncipe de Asturias en 1981; la presidenta del Ateneo de Málaga, Victoria Abón, «(...)a la insigne filósofa, escritora y pensadora María Zambrano, cuya trayectoria intelectual, obra y legado, han contribuido a cimentar los valores de una cultura libre y comprometida con la sociedad, finalidad que ha compartido este Ateneo en sus 54 años de historia»; Guadalupe Fernández Ariza, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la UMA, «(...) el mismo Octavio Paz la evocaría en un artículo-homenaje de bello título: «Una voz que vino de lejos»«; el director de la Fundación María Zambrano de Vélez-Málaga, Juan Antonio García Galindo, añadió: »(...) de la escritora y docente de dilatada y reconocida carrera y prestigio tanto nacional como internacional, de intenso rigor intelectual y autora de una prolífica obra, reconocida con dos de los galardones literarios más importantes de nuestro país como son el Premio Príncipe de Asturias en el año 1981 y el Premio Cervantes en 1988, merece tal distinción y felicito al Ayuntamiento de Málaga por promover esta justa iniciativa».

Zambrano ya fue reconocida hija Predilecta de Vélez Málaga, doctora honoris Causa por la Universidad de Málaga, e hija Predilecta de Andalucía, por lo que el galardón que se le otorga viene a cerrar el círculo de la admiración y cariño que le tiene Málaga y su provincia. De hecho, su nombre fue puesto con mucho acierto a la estación de tren de Málaga María Zambrano por lo que su memoria es cotidiana para todos.

La concejala de Cultura y portavoz de Ciudadanos, Noelia Losada, subraya: «María Zambrano es nuestra pensadora universal, utilizando el paralelismo picassiano. Y teníamos que reconocer su trayectoria filosófica, poética, literaria más allá de que me parece importante que la estación de tren que recibe a tantas personas que vienen a Málaga lleve su nombre. Había que acabar con un olvido histórico motivado por la falta de libertad, la dictadura y un largo exilio. Y la ciudad tenía que devolverle parte de lo mucho que ella ha hecho por nuestro nombre».

Sus años de exilio. El dictamen del galardón hace un repaso por su vida

El texto municipal para la distinción recorre la vida de la intelectual que, aunque nació en Vélez-Málaga (1904), a los cuatro años se fue a vivir a Madrid y luego a Segovia, cursando de 1924 a 1927 estudios de Filosofía en Madrid, donde asistió a las clases de Ortega y Gasset. En 1930 publica su primera obra 'Horizonte del liberalismo'; en 1931 ejerce como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central (la actual Complutense de Madrid). En estos años entabla amistad con los miembros de la Generación del 27 Luis Cernuda, Emilio Prados, Miguel Hernández y Jorge Guillén. En 1939 cruza la frontera francesa hacia el exilio tras haber sido firme defensora de la II República. Ahí inicia un largo periplo por ciudades y países como París, Nueva York, La Habana, México, entre otros, y en este último conoce a Octavio Paz y a León Felipe y publica 'Pensamiento y poesía en la vida española' y 'Filosofía y poesía'. Más tarde Roma, donde escribe algunas de sus obras más importantes, como 'El hombre y lo divino', 'Los sueños y el tiempo' y 'Persona y democracia'. En la ciudad eterna mantiene relación con otros españoles exiliados durante la dictadura franquista como Ramón Gaya, Rafael Alberti o Jorge Guillén. Después, Francia, donde escribe 'Claros del bosque'. En 1980 se instala en Ginebra y sería finalmente en 1984 cuando vuelve a España tras 45 años de exilio y se dedica a «la reedición de obras ya publicadas y a la escritura de numerosos artículos».

Con el artículo 'Los sueños de María Zambrano' de José Luis López Aranguren, publicado en 1966 en la revista Occidente, se inicia el lento reconocimiento en España de la importancia de su obra que no culminará hasta el último cuarto del siglo XX, como reza el texto del dictamen municipal de octubre de 2021.

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