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«La ciudad no se vende y La Casa Invisible no se cierra», se ha coreado a lo largo de la manifestación celebrada este sábado por las calles del centro de Málaga para rechazar de modo firme el desalojo de la Casa Invisible. La protesta, ... que ha durado más de dos horas y media, ha partido de la calle Nosquera, donde está el edificio que alberga a los colectivos culturales que han organizado el acto, que se ha llevado cabo con un tono festivo, lúdico, imaginativo y bullicioso, en una mañana muy luminosa y de calor.
La marcha ha pasado por Nosquera, Carretería, Álamos, plaza de la Merced, Alcazabilla, Cortina del Muelle, plaza de la Marina, Larios y plaza de la Constitución. Las reivindicaciones para exigir que se mantenga abierto este espacio cultural se han unido con música, canciones, sonido de tambores de una batukada, juegos malabares y mucha alegría.
Más de 500 personas se han dado cita en la protesta, en la que se han coreado eslóganes contra el Ayuntamiento y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, por haber solicitado autorización judicial para desalojar La Invisible cuanto antes. «¿Dónde está Paquito, Paquito dónde está? Paquito está vendiendo lo que queda de ciudad», han gritado los manifestantes. En una pancarta se podía leer: 'Por el derecho de la ciudad, La Invisible se queda'.
En la cabeza de la manifestación, un grupo de personas ha dado movimiento a unas marionetas, hechas con cartones, palos y plásticos, siguiendo una idea del artista malagueño Ángel Calvente. La escenografía realizada ha representado el poder (ejemplificando la figura del dueño de los pisos turísticos que hay en Málaga), así como elementos característicos de la ciudad: la Catedral, la Farola y el Teatro Cervantes. Igualmente, se ha paseado por las calles un transatlántico de cartón para reflejar el turismo de cruceros.
El actor Joaquín Núñez, ganador de un Goya por la película 'Grupo 7', iba al comienzo de la manifestación vestido de marengo y pregonando la venta de sardinas frescas, con lo que demostrado en clave de humor y fiesta sus habilidades interpretativas para oponerse al desalojo de La Invisible.
Aunque la cita para el comienzo de la protesta era a las 12.00 horas, la salida se ha producido media hora más tarde, tiempo que se ha aprovechado para bailar y cantar. Desde una camioneta situada en la calle Nosquera, vehículo que ha participado en la manifestación en las calles no peatonales, un grupo de músicos ha amenizado esos momentos previos.
Igualmente, en los balcones de La Casa Invisible se ha hecho un espectáculo de danza y mímica. A continuación, una mujer ha leído un manifiesto para rechazar el cierre de este espacio cultural. «La vida no se vende ni se expone ni se desahucia. ¿Cuánto valen nuestra vida y nuestros deseos? ¿Vamos a dejar que los destruyan para poner a Málaga en el escaparate de la puja del mejor postor?», se ha dicho en el manifiesto.
«La vida es lo más importante que tenemos y nos la quieren quitar. La Casa Invisible resiste a los mercaderes. Algunos no pueden soportar que haya personas y habitantes en ella. Por eso han pedido autorización judicial para el desalojo. El Ayuntamiento se equivoca. La vida no se vende ni se puede subastar», ha dicho la lectora del manifiesto.
Esta mujer ha vuelto a leer ese texto en la plaza de Constitución, donde ha acabado la manifestación, pasadas las dos y media de la tarde, y ha habido una perfomance como colofón a una jornada reivindicativa, festiva y de crítica al Ayuntamiento, en la que se ha defendido el papel que juega La Casa Invisible dentro de la cultura libre y de vanguardia de Málaga.
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