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Hasta hace poco ha sido la directora del Instituto de la Mujer del Gobierno de España, desde mayo de 2021 a abril de 2023, fecha en la que dejó su puesto. En otoño, cuando el presidente del Gobierno Pedro Sánchez hubiera convocado elecciones, como en ... principio se preveía, debería haber recapacitado sobre su situación política. Su llegada a Málaga, al Ayuntamiento de Málaga más concretamente donde Con Málaga ha obtenido dos concejales en las pasadas elecciones municipales (bajando un concejal respecto al mandato 2019) fue una conjugación de astros en un momento en el que IU y Podemos no estaban por sumar en la capital, aunque el partido morado había intentado varios acercamientos, vetando eso sí, a la concejala Remedios Ramos. En una acción a la desesperada, un mes antes de las elecciones, Toni Morillas pasó a ser la apuesta de IU para converger con Podemos. Ramos, que quedó finalmente la tercera, aunque al principio era la cabeza de lista, esta vez no ha obtenido representación, pero seguirá trabajando desde su formación política para que sea posible en 2027 un gobierno progresista, como decía la semana pasada recogiendo sus bártulos en el grupo municipal, que cambiará su nombre de Unidas Podemos –aunque empezaron siendo Adelante Málaga,– y finamente será Con Málaga. Entre bromas, los técnicos del grupo decían que esta debe ser la última vez que lían tanto al electorado con los nuevos inventos de marcas, que en un momento dado puede hacer que sean irreconocibles a la hora de votar, pese a que desplieguen a interventores y apoderados por buena parte de las mesas, sobre todo IU, que es el partido que más base social tiene en Málaga frente al resto de la confluencia.
Ramos, que recogía sus cosas, explicaba que ya había ido a su centro de salud de El Cónsul, y que la persona que la sustituía en retinografía ahora dejará su puesto. «La vida es un dominó», que decía filosófica mientras se llevaba alguna carpetilla de los asuntos que había tratado con más interés. «Seguimos», decía dispuesta.
Toni Morillas, la que va a ser la portavoz del grupo, ya está tomando posiciones en su puesto de trabajo y acostumbrándose a su despacho en la segunda planta, con las miras puestas a este 17 de junio, sábado, que será cuando los concejales, y el alcalde, tomen posesión de sus actas en una ceremonia solemne en el salón de plenos.
Toni Morillas (Jaén, 1982) es un animal político, como ya lo demostró en su más tierna juventud apoyando a los movimientos sindicales para la mejora de las condiciones de los trabajadores, y más tarde como concejala y portavoz de la Diputación Provincial de Málaga de Izquierda Unida (2011-2015).
Estudió Comunicación Audiovisual en la UMA y planificación de procesos participativos en la Universidad Complutense de Madrid. Siempre ha sido muy activa dentro de los movimientos feministas y su último puesto, como directora del Instituto de la Mujer del Gobierno, le ha consagrado en esta línea.
Su paso fue fugaz por la Casona, pese a la pasión y la profundidad de su mensaje, y no se entendió muy bien su marcha hace ocho años, máxime cuando contaba con el respeto (y en algunos casos admiración) de ambas bancadas. Morillas se crecía en los debates cara a cara, dura en su exposición, es innegable que es una política pasional y entregada, a la que le encanta su trabajo. Maneja muy bien el arte de la oratoria, le fluyen las palabras como si llevaran así ordenadas dentro de ella toda una vida. La entrevista, libretilla en mano, se hace dificultosa, porque es un torbellino. Morillas es una buena negociadora, es capaz de exigir pero también de ceder, y tiene fama de cumplir sus acuerdos. En las distancias cortas se la ve reflexiva pero maneja un acusado sentido del humor. El marchamo de líder lo lleva de serie.
Entre sus ideas, una que dará que hablar. Sin haber siquiera empezado el mandato, que tendrá su puesta de largo el próximo sábado, Morillas le demanda al alcalde que ponga en marcha un área de Igualdad en el Ayuntamiento. Hace pocas jornadas, el presidente del PP y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, dijo que suprimiría el ministerio de Igualdad. Para Morillas, esto significa que el PP es parte del bloque reaccionario, en el que engloba también a Vox. Por eso, le hace el siguiente envite al alcalde de Málaga, Paco de la Torre: «Debería poner en marcha una concejalía de Igualdad porque así reconocería que la lucha contra las violencias machistas y que las políticas públicas de igualdad tienen que tener impulso político de primer nivel». Para Morillas, sería un gesto de que De la Torre se desmarca del líder de su partido, quien cuestiona las pertinencias de las políticas de igualdad.
Morillas viene a rearmar la izquierda de la izquierda del PSOE, y considera que de no haber confluido con Podemos y otros partidos minoritarios a lo mejor se hubieran borrado del mapa como en Granada o Jaén. «En los sitios en los que hemos confluido hemos resistido en mejores condiciones». Del espacio nacional, con unas elecciones generales a la vista, lo tiene meridianamente claro: «Hay que sumar, hay un trabajo de coser e hilar fino la pluralidad de la izquierda, poner lo importante por delante y dejar de retransmitir las discrepancias; el electorado progresista quiere que vayamos unidos a las elecciones y le brindemos la posibilidad de ilusionarse. Nos estamos jugando el país, las próximas generaciones y el futuro de la izquierda».
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