La Málaga verde no brota: los siete grandes proyectos que no terminan de llegar

La transformación urbanística de Málaga vive un acelerado ritmo en los últimos años que se corresponde con el aún creciente interés de inversores nacionales e internacionales por desarrollar nuevos proyectos residenciales, comerciales y turísticos. Sin embargo, ese frenesí constructor que ha hecho brotar torres de pisos en Martiricos, La Princesa y Torre del Río, que han cambiado el paisaje urbano de la capital, no ha ido acompañado por un decidido esfuerzo de las administraciones por generar nuevas zonas verdes de esparcimiento para la población ni por materializar proyectos que llevan años pendientes para facilitar el uso de montes y espacios vetados a la invasión del ladrillo.

A punto de que den comienzo los trabajos para acondicionar por fin los terrenos del antiguo campamento Benítez como parque periurbano, tras una interminable década de trámites, otros proyectos similares no terminan de hacerse realidad por la falta de impulso de las instituciones implicadas o porque han entrado por diversas circunstancias en una suerte de 'limbo' del que parece complicado que puedan salir a corto plazo. Arraijanal, Repsol y los Baños del Carmen son solo algunos ejemplos de localizaciones en las que la Málaga verde no termina de brotar.

Los últimos datos recogidos por el Ayuntamiento sobre zonas verdes útiles por habitante, publicados por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano en 2021, apuntaban a una cifra de 11,35 metros cuadrados verdes por vecino. Según la Organización Mundial de la Salud, las ciudades deben disponer de un mínimo entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por habitante «distribuidos equitativamente en relación a la densidad de población», y la Unión Europea recomienda llegar a un mínimo entre 10 y 20 metros cuadrados. El dato de 2021 se basaba en un total de 6.587.258 metros cuadrados de zonas verdes útiles, una cantidad que podría incrementarse en casi un millón metros cuadrados más si se realizaran los proyectos de parques pendientes, por lo que se llegaría a un total de siete millones y medio metros cuadrados que elevarían el ratio por habitante a 12,8 metros cuadrados, más próximo al objetivo de la OMS.

El proyecto para convertir los suelos de Arraijanal, junto a la urbanización de Guadalmar, en un parque metropolitano sigue olvidado en el limbo de las actuaciones que la Junta de Andalucía tiene pendientes para Málaga. Hace una década que el Ayuntamiento obtuvo estos suelos baldíos entre la urbanización de Guadalmar y el campo de golf para la Academia del Málaga y para entregarlos al Gobierno andaluz con destino a la realización del parque, pero esta intervención verde sigue en suspenso sin que por el momento se sepa si la administración regional está dispuesta a acometerla o no.

Este periódico ha intentado sin éxito conocer si en los planes de la Consejería de Fomento, en la que recayó inicialmente la responsabilidad de poner en marcha este pulmón verde junto al mar, entra impulsarlo en los próximos años. Este departamento del Gobierno andaluz encargó en 2018 un primer anteproyecto del parque que fue realizado por el estudio de arquitectura Buró4, que planteó una mejora los accesos a la playa mediante pasarelas de madera, una pradera que podría albergar escenarios y gradas efímeras, una red de carriles bici conectada con la ciudad y un jardín para albergar los restos arqueológicos de una villa y necrópolis romana.

No obstante, en los contactos entre el Ayuntamiento y la Junta respecto a este proyecto los responsables autonómicos no han mostrado especial interés por impulsarlo, y lo han condicionado a que el Ayuntamiento realice una tubería con agua reciclada de la depuradora del Guadalhorce para el riego. En el presupuesto de la administración regional para 2024 no aparece reserva alguna para este pulmón de 392.520 metros cuadrados en los terrenos de Arraijanal.

Otro de los proyectos verdes del extremo oeste de la capital es el que está ligado a la operación urbanística para llevar a cabo una nueva ampliación del complejo comercial y de ocio Plaza Mayor. Dentro de las compensaciones que los promotores de este proyecto, asesorados por la consultora Ejecución del Planeamiento, han pactado con el Ayuntamiento, a cambio de recabar la luz verde municipal, está la realización de un parque de 53.700 metros cuadrados que se ubicará justo al norte de la parcela en la que encuentra la tienda de Porcelanosa.

Este parque dispondrá de una zona de bosque de 11.660 metros cuadrados con diferentes especies arbóreas, zonas de pradera, senderos, juegos infantiles e incluso una zona de mirador con bancos diseñados especialmente para tumbarse y observar en el cielo el paso de los aviones que despegan y aterrizan en el cercano aeropuerto.

No obstante, la ejecución de este espacio ajardinado depende de que culminen los trámites para que se apruebe la ampliación de Plaza Mayor, un proceso que todavía está pendiente de informes de organismos estatales y que podría culminar en el otoño de este año. De este modo, los trabajos de urbanización, incluido este parque del que disfrutarán especialmente los vecinos de San Julián, podrían iniciarse a principios del año que viene.

Junto con Arraijanal, otro gran proyecto verde que por ahora sigue sumido en la incertidumbre es el parque incluido en el proyecto urbanístico para los suelos de Repsol, junto a la avenida de Juan XXIII, en el distrito de Carretera de Cádiz. El recurso judicial que presentó en 2022 la plataforma Bosque Urbano mantiene en suspenso esta actuación, en la que están previstas cuatro torres de hasta 34 plantas (la cuarta y más alta es de la Sareb) para viviendas y oficinas, además de dos edificios de oficinas, otros cuatro para 400 VPO y un gran parque.

Los servicios jurídicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo han advertido que, hasta que no exista un fallo judicial en firme sobre el pleito del colectivo ciudadano que demanda que todos los suelos de Repsol se destinen a un gran parque, no podrán iniciarse las obras del proyecto. Esto mantiene en suspenso la adjudicación a Urbania de los derechos urbanísticos que el Ayuntamiento subastó en esta zona. En concreto, los terrenos para tres torres y los dos inmuebles para oficinas por los que esta promotora ofreció 54,9 millones de euros (66,4 con el IVA). Desde Urbania han apuntado que todavía están analizando «el alcance de la situación jurídica» en la que el contencioso abierto deja esta operación. No obstante, por ahora descartan desistir de la subasta en la que quedaron como únicos adjudicatarios tras retirarse el resto de empresas que se presentaron a raíz del pleito.

El proyecto vigente para los suelos de Repsol contempla en la parte sur de la parcela un parque de 65.000 metros cuadrados con diseño del estudio de arquitectura de HCP. Contará con una nutrida masa vegetal formada por 750 árboles de unas sesenta especies para darle un carácter de bosque. Además, dispondrá de un lago de 3.500 metros cuadrados en su zona central, dos parques caninos en la zona más próxima a la avenida de Juan XXIII (espacio cuya disposición se ha complicado también a raíz de un pleito iniciado por Repsol por no haber sido compensada aún la gasolinera que existía en ese lugar), zonas para juegos infantiles, cafetería, aparatos de deporte y un anfiteatro al aire libre para unas 750 personas.

Tras años de espera, 2024 podría ser el ejercicio en el que se ponga en marcha la contratación de los trabajos para realizar el parque que demandan los vecinos de Teatinos, uno de los sectores de la capital que ha experimentado un mayor crecimiento de población en los últimos años. Esta actuación, valorada en unos seis millones de euros, abarca una superficie de 50.903 metros cuadrados, situada en la calle Frank Capra, y se extenderá entre la Ciudad de la Justicia y la plaza Sandro Boticelli (más conocida como la Fuente de Colores), franqueada por la ronda oeste.

Fuentes municipales han asegurado a SUR que el diseño de este parque ya ha sido terminado por parte de la Gerencia de Urbanismo y está «a punto de licitarse». El proyecto se ha diseñado como «una barrera verde entre la zona residencial y la autovía», según han explicado desde el Ayuntamiento. «Para ello, se realiza una intervención sencilla a base de macizos de árboles en forma de bosquetes. En la ordenación general del parque, se establecen tres viarios principales que cruzan la parcela de norte a sur, cuatro grandes plazas y un gran parque canino. La composición de esta red de paseos delimita varios espacios pavimentados en los que el verde se va abriendo paso generando zonas de sombra en donde poder descansar», han señalado.

La capital también tiene una deuda 'verde' con el distrito de Puerto de la Torre, en el que está por ejecutarse aún el proyecto para mejorar las condiciones del bautizado como parque Andrés Jiménez Díaz, ya que su actual aspecto con caminos terrizos en un espacio elevado dista de lo que podría considerarse como un parque para uso y disfrute de los vecinos.

En los últimos años, en este enclave se utiliza como recinto ferial del distrito y acoge cada 28 de diciembre la Fiesta Mayor de Verdiales, para lo que se construyó un auditorio al aire libre. Desde la Gerencia Municipal de Urbanismo han explicado que todavía está en fase de redacción el proyecto para dotar a este espacio de 76.000 metros cuadrados de las características de una reserva verde.

Los vecinos de la zona este de la ciudad ya han perdido la cuenta de las veces en las que se ha anunciado un proyecto para poner en valor el privilegiado enclave de los Baños del Carmen, de forma que pueda ser disfrutado por todos los ciudadanos. El último capítulo de esta interminable historia tiene como protagonista al proyecto que en marzo de 2021 presentó el alcalde, Francisco de la Torre, en presencia del jefe de la Demarcación de Costas, Ángel González, lo que animó a pensar que el consenso entre las administraciones local y estatal iba a impulsar por fin los trabajos para esta zona verde junto al mar.

Sin embargo, tres años después, el diseño realizado por la unión de Narval Ingeniería y los arquitectos Juan Gavilanes y Francisco González, sigue todavía esperando las bendiciones finales para su aprobación y el acuerdo institucional que permita determinar definitivamente qué organismo contrata las obras y cómo se financian. El año pasado, Costas pidió una serie de subsanaciones en el plan elaborado por el Ayuntamiento que está terminando de introducir Urbanismo para que la versión final de la actuación pueda ser remitida al Gobierno central para su autorización definitiva.

Será entonces cuando podrá activarse la contratación de un parque marítimo que tendrá 33.485 metros cuadrados, de los que 13.700 serán de bosques y jardines. El diseño contempla, entre otros elementos, un paseo con materiales blandos junto al mar, así como varios miradores; la plantación de 210 árboles; la recuperación de los elementos artísticos existentes; la prolongación del carril bici y zonas de juegos infantiles, con un presupuesto de unos cinco millones de euros.

Aunque no se trata de la realización de un parque como tal, el plan para facilitar el acceso al monte Gibralfaro, de forma que pueda disfrutarse como pulmón verde de 273.000 metros cuadrados, ubicado en pleno corazón urbano de Málaga, sigue en un cajón doce años después de que fuera aprobado por el Ayuntamiento. Desde 2021, el equipo de gobierno municipal ha introducido en los presupuestos municipales partidas para hacer realidad esta iniciativa que finalmente no han llegado a gastarse.

No obstante, si se cumplen las previsiones del plan de contratos del Consistorio para este año, el área de Sostenibilidad Medioambiental prevé sacar a concurso en el primer trimestre un proyecto de dos millones de euros para la recuperación ambiental del monte, una actuación que cuenta con ayuda europea de los fondos Next Generation concedida por la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica. Por este motivo, debe ejecutarse antes de que termine el año 2025.

Por su parte, la Gerencia de Urbanismo prevé licitar las actuaciones previstas en la ladera sur del monte, con un presupuesto de 1.143.463 euros y un plazo de ejecución de ocho meses una vez que sean contratadas; así como el proyecto para la recuperación y puesta en valor de restos de lo que fue cementerio musulmán en este enclave a modo de jardín, en la trasera de la calle Agua, y para crear un sendero que permita llegar a esta zona desde la calle Mundo Nuevo. Asimismo, están previstas mejoras en las calles Agua y Picacho. En este caso, se trata de un proyecto valorado en 1.997.684 euros y para el que se prevé un plazo de ejecución de un año.

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