Hay edificios que constituyen una lección de arquitectura en sí mismos. El situado en la confluencia entre las calles Duquesa de Parcent y Pinzón –obra de los arquitectos Pedro Aparicio Escobar y José Luis Esteve– es un ejemplo estupendo: resuelve de forma airosa el caso clásico de implantación triangular con la esquina en el ángulo agudo. Presenta una estratificación por usos que aparecen bien diferenciados por una hendidura a media altura; las oficinas, en la mitad inferior, abren grandes ventanales a norte buscando claridad sin deslumbramiento; mientras, las viviendas de las últimas plantas se orientan a la calidez del sur, en una fachada muy plástica que vibra bajo la luz del mediodía. La fachada opuesta, en sombra permanente, es plana al carecer de esa posibilidad. No falta un guiño clasicista en el ritmo de sus vanos: A-B-A-B-A, visible en los puntos en los que la estructura se manifiesta al exterior.
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