Málaga pone a punto antiguos pozos y potencia la desaladora como prevención ante la sequía

En el Ayuntamiento de Málaga son plenamente conscientes de esta realidad, de ahí que la empresa municipal de aguas (Emasa) lleve meses planificando las actuaciones a llevar a cabo para optimizar los recursos hídricos existentes y aprovechar antiguos pozos antes de llegar al extremo de tener que reducir el consumo. En cualquier caso, será la Administración regional la que determine los pasos a seguir. Si nada cambia, se espera que la convocatoria de la comisión territorial para la gestión de la sequía tenga lugar a finales de marzo o comienzos de abril.

El propio decreto autonómico recoge que en el caso de que la situación se agrave y pase a ser de escasez severa (agua para un año) habría que aplicar restricciones al abastecimiento urbano para reducir el gasto en los hogares en un 10%, además de prohibir el uso de agua potable para baldeo de calles, llenado de piscinas, renovación de fuentes o lavado de coches fuera de los establecimientos autorizados.

De momento, ese escenario aún no se contempla en Málaga porque todavía hay recursos para dos años, pero precisamente para intentar evitarlo en el supuesto de que siga sin llover se está avanzando en una serie de medidas. La de mayor calado es la puesta a punto de pozos existentes en el Bajo Guadalhorce, como son los de Aljaima y Fahala, que ya fueron recuperados aunque sin llegar a utilizarse ante la anterior amenaza de sequía de 2018. A falta de una mayor concreción, se estima que podrían aportar entre 5 y 10 Hm3 anuales.

Estas captaciones aumentarían la capacidad de movilizar recursos de la masa de agua subterránea y, por tanto, reduciría la dependencia de los pantanos. En la misma línea, también se están preparando los proyectos para que, llegado el caso, la Junta pueda contratar las obras de emergencia para aprovechar otros pozos antiguos de la zona como los de Perales, Puente del rey, San Isidro, Amoniaco e Intelhorce.

De forma paralela, se está reduciendo la cantidad de agua de rechazo en la desaladora de El Atabal, es decir, se está potenciando el filtrado que se realiza para retirar las sales procedentes de los embalses del Guadalhorce para aprovechar el máximo volumen posible. En este sentido, el decreto andaluz que regula las medidas a adoptar contempla el aumento progresivo del rendimiento de la planta permitiendo un mayor nivel de salinidad en el agua.

Precisamente en esta estación, la Consejería de Agricultura adjudicó a mediados de enero las obras para ampliar su capacidad de tratamiento con una inversión de 3,15 millones y la previsión de que los trabajos estén terminados en noviembre. En principio, el excedente será transferido a la Axarquía, donde la sequía es más pronunciada ya que el embalse de La Viñuela está por debajo del 15% de su capacidad, aunque esta mejora también permitiría anticiparse a los problemas que puedan llegar a la propia ciudad de Málaga.

Los pasos que está dando Emasa se suman a otras acciones en las que se viene trabajando en los últimos años como mejorar el servicio de detección de fugas para evitar pérdidas por averías o la aplicación de las tarifas por bloques de consumo en las que se penaliza el derroche. A estas se sumará próximamente el lanzamiento de campañas de concienciación ciudadana para que los malagueños se cuiden más a la hora de abrir el grifo.

«Llevamos mucho tiempo preparándonos para este escenario. Acataremos, como no puede ser de otra manera, las medidas que determine la Junta, con la que estamos en permanente contacto; y reforzaremos las campañas para un consumo responsable que procure un mayor ahorro», afirma la concejala de Sostenibilidad Medioambiental, Gemma del Corral, quien reconoce que la declaración de sequía puede oficializarse en un par de meses si la situación no mejora.