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A pie y en bicicleta por Málaga. Así se titula el amplio reportaje, a doble página, que el diario gratuito Metro publicó en su edición de Amsterdam el pasado 19 de enero. En él, recuerda las bondades del clima, especialmente en invierno, y hace una serie de recomendaciones sobre qué hacer, qué ver y donde comer y relajarse en una escapada en la ciudad. Entre las propuestas hay algunas, cuando menos, curiosas. Es por tanto una lectura oportuna para saber cómo acertar en las campañas dirigidas a este mercado emisor.
“Málaga se encuentra en el extremo sur de España y es por eso que es cálida durante todo el año. Además del sol, también tiene los mejores restaurantes, hermosos edificios y muchas tiendas excelentes”, así arranca el artículo, que sitúa a la capital de la Costa del Sol como una visita obligada en España, junto a Barcelona, Valencia y Madrid. “La ciudad es mucho más pequeña que, por ejemplo, Valencia”, continúa, aunque ese aspecto es visto como una ventaja, puesto que, según la autora, se puede caminar a cualquier lugar (lo que ahorra complicados viajes en tren o autobús). La periodista recuerda que la ciudad comenzó a ser popular como destino turístico a partir de 2011.
Un primer aspecto que llama la atención: encontrar un alojamiento es difícil, pues “no hay muchos hoteles”. De ahí que recomiende a los visitantes alojarse en apartamentos a través de la plataforma Airbnb. No en vano, los holandeses son uno de los principales clientes de este tipo de servicios.
El centro de Málaga se puede explorar fácilmente a pie, pero, conforme a la cultura holandesa, recomienda un recorrido en bicicleta. Al respecto, pone de relieve que la compañía ‘Bike Tours Málaga Experience" tiene guías holandeses, “que ofrecen un recorrido de tres horas por las calles más bonitas de la ciudad, parando en varias plazas, iglesias y otros lugares de interés”.
Como parada obligatoria, el Mercado de Atarazanas, “el más grande de Málaga, lleno de frutas frescas, verduras, frutos secos, pescado y otras exquisiteces”. El recorrido termina en las bodegas más antiguas de la ciudad, “donde se bebe vino de barricas”. Se refiere sin duda a la taberna Casa de Guardia, aunque no lo cita expresamente por su nombre.
Entre las recomendaciones gastronómicas, dedica un apartado especial a El Pimpi, del que, dice, “es un fenómeno en Málaga”. “El interior ha sido recuperado de manera única y por esa sola razón vale la pena la visita”. Después, propone comer en la terraza. También propone como una atracción el hecho de que muchas celebridades lo han visitado, e incluso llega a mencionar que Antonio Banderas tiene una casa muy cerca. Recomienda fijarse en las paredes, con fotos de Banderas, Tony Blair, Rafa Nadal y el Rey Juan Carlos. Para desayunar, recomienda la cafetería Desal, donde propone probar los batidos frescos, revueltos, ensaladas de fruta y zumos de vegetales.
Como principal reclamo cultural señala a la Catedral. “No se puede perder el imponente edificio, pero no sólo el exterior es hermoso, sino que también lo es por dentro. Si eres estudiante, presentando la tarjeta obtendrá un descuento. No aparecen referencias a ninguno de los museos de la ciudad.
Junto al texto, aparecen cinco informaciones destacadas con recomendaciones. En este apartado, aparece en primer lugar la terraza del hotel Málaga Palacio. La autora recuerda que la ciudad tiene muchos espacios de este tipo para tomar una copa, aunque este ofrece “las mejores vistas”. El momento ideal es al atardecer. Aunque recuerda que en la carta hay muchos cócteles, recomienda probar la sangría.
El segundo es un lugar para comer, y en este punto propone hacerlo en la Taberna del siglo. “A los españoles les gusta la buena comida y las bebidas, y en Málaga hay muchos buenos restaurantes. La terraza de Taberna del Siglo es perfecta para almorzar, sentarse al sol y contemplar la Catedral”. Dentro de la carta, destaca las croquetas de espinacas y el salmorejo, “una sopa fría de tomate con migas de pan y ajo que se come mucho en Málaga”, cita textualmente.
El tercero y el cuarto son dos visitas culturales. Del castillo de Gibralfaro pone de relieve que está a 130 metros de altitud, por lo que “no es recomendable ir de excursión a mediodía en verano, porque hace mucho calor”. Según la periodista, “el castillo en sí no es muy especial, pero la vista es fantástica. Le sigue la Alcazaba, que cita como “uno de los aspectos más destacados de la ciudad”. Recuerda que existe un ascensor para subir y, durante la temporada alta, dice que hay que visitarla temprano o a última hora, para evitar multitudes.
Los holandeses son muy aficionados a la comida vegetariana. De ahí que la última recomendación sea, precisamente, un restaurante de este tipo: Cañadú. La autora advierte de que no es fácil comer de esta forma en la capital, “porque Málaga es la ciudad del pescado fresco”. Recomienda probar la hamburguesa de remolacha con queso vegano, el cuscús, la quinoa con espárragos y las pastas.
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