Celia Villalobos y Francisco de la Torre, en el acto para hacer Hija Predilecta de Málaga a quien fuera la primer alcaldesa de la ciudad. Salvador Salas

Málaga salda su deuda con Celia Villalobos y la hace Hija Predilecta: «Es un honor»

La primera alcaldesa de la capital también recibe la medalla de la Ciudad y en su discurso reivindica el «valor del consenso» en la política

Viernes, 29 de julio 2022

Hay muchas cosas en el día a día de la política que se pueden enseñar. Desde los gestos hasta el vestuario, muchos políticos primero tienen que entrenarse un poco para saber cómo mostrarse ante los electores y ante los periodistas. Celia Villalobos (Málaga, 1949), sin embargo, pertenece a esa clase de políticos que nació con un olfato. Un olfato para saber lo que puede tener una buena acogida y lo que no. Y el don de esa empatía innata que tanto se agradece cuando uno se topa con ella de frente. En 1986 ocupó por primera vez un escaño en el Congreso de los Diputados, pero sus habilidades para argumentar y expresarse con claridad se dieron a conocer al gran público allá por los años noventa, cuando participaba como tertuliana en el programa de Jesús Hermida. Mucho tiempo ha pasado. Algunas que la vieron emerger ya no están. Nada perdura para siempre pero hay una lección que se aprendió entonces y que sigue vigente. Cuando Celia Villalobos armaba una golpe verbal, se podía estar seguro de una cosa: que el golpe iba a surtir efecto.

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Lo saben sus compañeros de partido y también lo saben sus adversarios. Adversarios siempre en el terreno acotado a lo estrictamente político. Porque si hay otra cosa que Villalobos ha demostrado durante su trayectoria es que huye de ese sectarismo exacerbado que tan de moda está ahora y que parece emponzoñarlo todo. Si su corazón no hubiera fallado, ayer, en un salón de plenos del Ayuntamiento de Málaga abarrotado y acicalado para la ocasión, seguramente no hubiera faltado Eduardo Martín Toval. El candidato socialista a la Alcaldía de Málaga en 1995. No hubo elementos para que no se llevaran bien a nivel personal y eso luego permitió que ambos llegaran a acuerdos amplios y beneficiosos para la ciudad. Ídem, con Antonio Romero (IU), el otro punto de ese triángulo que tampoco hubiera faltado si la salud no lo impidiera.

Un 29 de julio de 2022. Málaga le debía un homenaje a Celia Villalobos. No estuvieron Martín Toval ni otros muchos que hubieran estado. Algunos porque ya miran desde arriba, como Pedro Arriola, el eterno compañero. Otros porque el protocolo no daba más de sí . Las dimensiones eran las que son. Es decir, 60 personas sentadas en sillas y 35 repartidas en las bancadas de los ediles y la presidencia del salón plenario. Entre ellos, nombres como el de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo; Carolina España, flamante consejera de Economía o Francisco de la Torre, que presidió el acto. También el presidente de la Diputación, Francisco Salado, la exministra de Empleo, Fátima Báñez o la alcaldesa de Torremolinos, Margarita del Cid, entre otros. Rostros, todos, con capacidad para invocar un viaje en un túnel del tiempo imaginario. Porque muchos de los que ahora están y han llegado a algo, empezaron sus vuelos de larga distancia con Villalobos como piloto. Para Moreno, precisamente, fue el primer acto oficial al que acudió desde que fue nombrado como presidente de la Junta de Andalucía.

SALVADOR SALAS

No faltaron invitados fuera de la órbita de la política. Acudieron el presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, el director del AC Málaga Palacio, Jorge González, o el presidente andaluz de los empresarios de playas, Manuel Villafaina, el presidente de Famadesa, Federico Beltrán, entre otros. También, algunos antiguos concejales que formaron parte de la corporación con Villalobos.

A las ocho y media de la tarde, la unión que existe entre la primera mujer alcaldesa de Málaga y su ciudad quedó sellada para siempre. A esa hora se le nombró de manera oficial como Hija Predilecta y se le entregó la medalla de la Ciudad de mano del alcalde, Francisco de la Torre. Viendo la emoción dibujada en la cara de Villalobos, se agranda la sensación de que este tipo de homenajes es mejor hacerlos en vida y poder prescindir así de la siempre agridulce coletilla de «a título póstumo».

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Apelación al consenso

Cuando Villalobos tomó la palabra aprovechó para trazar un discurso basado en una reivindicación constante del valor que tiene el consenso en política. Ella lo había demostrado durante su etapa como alcaldesa y no dudó en afear el sectarismo que impera hoy en la política «Creo en el poder del consenso. El consenso significa que todos renuncien a algo. Significa trabajar muchas horas. Uno puede hacerse la víctima y aludir a que está en minoría o ponerse a trabajar», dijo.

También dejó patente su amor por Málaga y el orgullo que supuso para ella ocupar el cargo de alcaldesa: «Llevo a Málaga en mi alma. Y busco, como decía Manuel Alcántara, el Mediterráneo por las esquinas de la Gran Vía. Este nombramiento es un honor», sentenció.

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La solemnidad marcó durante todo el momento el discurrir del acto. Desde la entrada a la Corporación municipal, pasando por los trajes de gala de que vestía la Policía Local. El alcalde, Francisco de la Torre, abrió la sesión y luego dio voz a cada uno de los grupos con representación en el Ayuntamiento. Fue en este orden: Ciudadanos, Unidas Podemos, PSOE y PP. Intervino también la concejala de Fiestas, Terresa Porras, instructora del expediente para conceder estos honores a Villalobos y que fue aprobado por unanimidad por todos los partidos.

Villalobos ocupó la Alcaldía el 17 de junio de 1995. A la postre, queda una gestión marcada por la capacidad de llegar a acuerdos al carecer de una mayoría absoluta y de marcar los inicios de un proyecto que iba a ahondar en la transformación de Málaga y acercarla a lo que es hoy en día. Ahí está la construcción del túnel bajo la Alcazaba que mejoró la conectividad viaria entre el este y el oeste de la ciudad. Impulsó el Festival de Cine Español o puso en marcha la construcción del Palacio de los Deportes y del Palacio de Ferias. Además, se bregó para que el AVE llegara a Málaga, enfrentándose incluso al Gobierno de Aznar. Cuatro años más tarde llegó la recompensa en las urnas con, esta vez sí, mayoría absoluta.

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Todos estos hitos fueron repasados ayer y también han servido para dar fundamento al nombramiento de Villalobos como hija predilecta. «Esta distinción reconoce su trayectoria profesional, su dedicación plena y su capacidad de trabajo durante su mandato como alcaldesa, así como su labor constante por llevar el nombre de Málaga a lo más alto en cada una de las intervenciones en medios de comunicación, debates, tertulias y programas de reconocido renombre a nivel nacional», se argumentó. En palabras de De la Torre, Villalobos siempre «sabía estar y sabía coordinarnos». «Te puedes sentir orgullosa y estar segura de mi reconocimiento y del estímulo que has supuesto para mí. Es un acto totalmente justificado», añadió.

El recuerdo es lo que va adquiriendo cada vez mayor poso en la medida en que no solo es recuerdo sino, también, capacidad de valoración para el presente. Si esa teoría aplica, Villalobos ya forma oficialmente parte no solo del pasado, sino del ahora y hoy de Málaga.

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