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El cambio de imagen que el Ayuntamiento de Málaga está dándole al servicio de limpieza desde que la empresa municipal Limasam cogió el testigo de la extinta Limasa en julio del año pasado también llegará a los contenedores. La sociedad pública va a destinar casi ... ocho millones de euros a renovar a lo largo de 2022 los 12.000 recipientes para depositar la basura, el papel y los envases que hay repartidos por la ciudad (los del vidrio los gestiona la entidad de reciclaje Ecovidrio) y que mayoritariamente se encuentran bastante deteriorados, pero además va aprovechar el contrato para adquirir otros 3.290 para implantar un quinto contenedor en las calles.
A los ya conocidos de color amarillo (envases), verde (vidrio), azul (papel y cartón) y gris (fracción resto, donde se deposita todo lo demás) se sumará otro de color marrón y que será exclusivo para los residuos orgánicos, fundamentalmente restos de comida, que son los que más se generan en los hogares. A partir de ahora, el cuerpo de todos los contenedores será gris, de forma que el color que distinguirá su uso será el de la tapa.
En total, el concurso convocado por Limasam contempla la adquisición de 15.438 unidades con un presupuesto máximo de licitación de 7,99 millones, aunque en el Consistorio confían en rebajar el precio ya que a la hora de valorar las ofertas que se reciban el aspecto económico será clave. En principio, el pliego de condiciones exige al contratista que la entrega no se demore más allá del 15 de diciembre, ya que el objetivo es comenzar la restitución progresiva de todos los contenedores a comienzos de 2022.
Amarillo. Envases metálicos (latas de conservas, bandejas de aluminio, aerosoles), briks y envases de plástico (botellas de agua o de productos de limpieza, geles de baño, bolsas de congelados, tarrinas de mantequilla y yogures, bandejas de corcho blanco, envoltorios de plástico y bolsas).
Azul. Todos los envases de cartón como cajas de galletas, cereales, zapatos o de productos congelados, así como las bandejas de cartón de huevos y todo tipo de papel (periódicos, libros, revistas y bolsas de papel). Las servilletas o papeles de cocina manchados de grasos o aceites irán al marrón.
Verde. Cualquier botella de vidrio, frascos de cosmética y de colonia, tarros de mermelada y conservas deben ir al contenedor verde. Los tapones deben ir al amarillo si son de plástico o al marrón si son de corcho. En cuanto a las bombillas, vajillas, espejos o frascos de cerámica, van al punto.
Marrón. Restos de fruta y verdura, de carne y pescado, cáscaras de huevo, de marisco y de frutos secos, otros restos de comida, posos de café e infusiones, tapones de corcho (sin añadidos de plástico u otros materiales), cerillas y serrín, papel de cocina y servilletas sucias, y pequeños restos de jardinería.
Gris. Todos aquellos que no sean envases o que no tengan un sistema específico de recogida deben ir al contenedor de la fracción resto, como pueden ser textiles sanitarios (compresas, bastoncillos o toallitas), utensilios de cocina, juguetes, cristales u objetos de plástico o metal que no sean envases.
«No tenemos una fecha exacta porque dependerá de lo que se tarde en adjudicar el contrato (el plazo de recepción de ofertas está abierto hasta el próximo día 24), pero la intención es empezar en el arranque del año que viene», afirma la concejala responsable de Limasam, Teresa Porras, quien enmarca esta inversión «dentro de todas las que está ejecutando la nueva empresa para transformar la limpieza viaria y la recogida de residuos en Málaga». En este sentido, la compañía también acaba de activar el concurso para continuar renovando su flota con la adquisición de otros siete camiones de recogida con un desembolso de 1,8 millones.
Volviendo a los contenedores, la inmensa mayoría, 10.048, se destinarán a la fracción resto, mientras 1.200 serán para envases y otros 900 para papel y cartón. Los 3.290 restantes serán los citados de color marrón para biorresiduos. Otra cuestión fundamental, y obvia a la hora de adjudicar el contrato, es que tanto los 9.575 de carga trasera (más de mil litros de capacidad) como los 5.863 de carga lateral (tres mil litros) deberán ser compatibles con el sistema de enganche de los distintos modelos de camiones.
En materia de accesibilidad, todos los contenedores presentarán una superficie táctil de identificación para invidentes, la altura de las bocas será apta para el uso tanto de niños como de personas con movilidad reducida y dispondrán de mecanismos de palanca para facilitar su apertura. Asimismo, al menos un centenar deberán estar adaptados a personas con movilidad reducida para ubicarlos en puntos demandados por los ciudadanos.
Con la separación de la basura orgánica se pretende cumplir la directiva de la Unión Europea que obliga a la recogida separada de estos residuos antes del 1 de enero de 2024. Pero hay más, ya que estos restos orgánicos no sólo se podrán reutilizar para hacer compost y comercializarlo como abono para jardinería y agricultura, sino también evitar que acaben en el vertedero de Los Ruices, al que no le queda más de una década de vida útil.
¿Qué residuos irán al contenedor marrón? Los restos biodegradables y los desechos orgánicos. Los primeros son básicamente los restos de comida, como carnes, pescados, verduras, frutas o los posos del café. Los orgánicos, por su parte, son servilletas o papeles de cocina usados y manchados de grasa o aceite (si están limpios van al azul). Igualmente, también van el corcho o los pequeños restos de jardinería. Lo que no debe tirarse a este contenedor, y por tanto deben seguir yendo al gris, son el textil sanitario (empresas, tampones, bastoncillos, toallitas higiénicas o pañales), las colillas, el polvo que se genera al barrer o los excrementos de las mascotas.
Con este paso, la capital sigue la estela de otras ciudades que ya llevan varios años expandiendo los contenedores marrones como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Pamplona o Gijón. A nivel provincial, Vélez ha iniciado este verano las pruebas en la hostelería con la intención de ampliar el servicio a los domicilios a partir de septiembre. En Málaga estaba previsto comenzar en 2020, aunque las complicaciones en los trámites para el cambio de gestión de Limasa a Limasam pasaron el plan a un segundo plano.
Ahora sí es una prioridad, aunque su implantación será gradual. La hoja de ruta del Ayuntamiento contempla empezar a modo de prueba en el entorno de Parque Litoral y, a partir de ahí, extenderlo a otros barrios. ¿Por qué esta zona? Por ser un espacio con una alta proporción de población joven que, por regla general, está más concienciada con el reciclaje. Pero también por una cuestión operativa, ya que cuenta con amplios viales donde no hay grandes problemas de aparcamiento como para que afecte demasiado el espacio para otro contenedor y cuyo trazado facilita la realización de un recorrido completo de recogida.
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