La renovación de los 12.000 contenedores de basura que hay repartidos por la ciudad de Málaga y la implantación de un quinto depósito de color marrón exclusivo para los residuos orgánicos que tenía previstas acometer a comienzos de año el Ayuntamiento de Málaga tendrá que esperar. La empresa municipal Limasam se ha visto obligada a cancelar el concurso convocado en agosto para la adquisición de 15.438 unidades con un presupuesto de 8 millones de euros porque ninguno de los principales fabricantes de contenedores estaba dispuesto a pujar.
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¿El motivo? Simple y llanamente porque los problemas de suministro que la industria del plástico (polipropileno, polietileno o PVC) de toda Europa arrastra desde comienzos de año les impide cumplir con la principal condición del contrato: que la entrega no se demore más allá del 15 de diciembre, ya que el objetivo del Consistorio era comenzar la restitución progresiva de todos los contenedores en enero de 2022. El calendario marcado tenía tanto peso para Limasam que el pliego de condiciones contemplaba una penalización diaria a la empresa adjudicataria de 0,60 euros por cada mil euros del precio del contrato sin IVA (6.765.000 euros), lo que se hubiera traducido en el pago de 4.059 euros por cada día de demora.
Esta circunstancia ha trastocado los planes municipales, aunque la concejala responsable de Limasam, Teresa Porras, confía en que en los próximos meses se pueda volver a activar el contrato, aunque con unos márgenes temporales más amplios. «Cuando salió a licitación el contrato, las grandes empresas nos informaron sobre las dificultades que están encontrando para recibir la materia prima y que con los plazos marcados no se iban a presentar al concurso porque no podrían garantizar su cumplimiento y tendrían que afrontar una penalización, así que para seguir adelante y que quedara desierto, hemos decidido anularlo y volver a convocarlo con unos plazos más amplios», explica la edil.
En este sentido, Porras espera que al menos sea en la próxima primavera cuando se pueda iniciar la sustitución de todos los recipientes para depositar la basura, el papel y los envases (los del vidrio los gestiona la entidad de reciclaje Ecovidrio), la mayoría de los cuales se encuentran bastante deteriorados y sin ninguna homogeneidad estética. Con esta renovación se pretende que el cuerpo de todos los depósitos sea idéntica, de color gris, de forma que lo que distinguirá su uso será el de la tapa.
La inmensa mayoría, 10.048, se destinarán a la fracción resto, mientras 1.200 serán para envases y otros 900 para papel y cartón. Además, el Ayuntamiento también pretende aprovechar el contrato para adquirir otros 3.290 para implantar un quinto contenedor en las calles. A los ya conocidos de color amarillo (envases), verde (vidrio), azul (papel y cartón) y gris (fracción resto, donde se deposita todo lo demás) se sumará otro de color marrón y que será exclusivo para los residuos orgánicos, fundamentalmente restos de comida, que son los que más se generan en los hogares.
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Con la separación de la basura orgánica se pretende cumplir la directiva de la Unión Europea que obliga a la recogida separada de estos residuos antes del 1 de enero de 2024. Pero hay más, ya que estos restos orgánicos no sólo se podrán reutilizar para hacer compost y comercializarlo como abono para jardinería y agricultura, sino también evitar que acaben en el vertedero de Los Ruices, al que no le queda más de una década de vida útil.
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