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Cada año, más de 1.100 mujeres son diagnosticadas de un cáncer de mama en la provincia de Málaga. Esa es la mala noticia. La buena es que casi el 90 por ciento de ellas logran vencer la enfermedad. Con motivo de la celebración hoy del Día Internacional del Cáncer de Mama, cuatro mujeres que han sufrido un tumor de ese tipo relatan sus testimonios y ofrecen una lección de vida: «Nunca hay que darse por vencidas; de esto se sale», aseguran con una sonrisa.
Un tumor de mama obligó a Ramoni Fernández a dejar su trabajo como costurera, una labor que era una de las cosas que más le gustaban, pero no ha podido quitarle la ilusión por la vida. «He estado muy malita, pero ahora me encuentro estupendamente y soy feliz con lo que hago. Aunque cuesta trabajo, hay que tirar para adelante, porque del cáncer se sale; hay que adaptarse al cambio de vida que supone la enfermedad», explica esta mujer de 67 años natural de Linares que reside en Fuengirola y que colabora activamente con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). «Si la vida te da una segunda oportunidad hay que engancharse a ella y nunca darse por vencida», afirma convencida de sus palabras.
Tras ser operada, en junio de 2006 en el hospital granadino de San Cecilio, tuvo que enfrentarse a otro problema: su organismo rechazó en tres ocasiones las prótesis mamarias que le pusieron. Al final, la reconstrucción se la hicieron con grasa y tejidos de su propio cuerpo. Pese a las dificultades, no se vino abajo y disfrutó de las bodas de su hijo y de su hija. El nacimiento de sus nietos supuso un aliciente muy grande para superar los problemas: «Ver crecer a mis nietos me ha dado la vida».
Ahora que ya no ejerce de costurera profesional, cose de forma voluntaria para la AECC haciendo mascarillas y cojines que se entregan a mujeres recién operadas de un tumor de mama en el Hospital Costa del Sol de Marbella. «Es fundamental mantenerse activa y tener ilusión por hacer cosas. Me siento muy bien colaborando con la Asociación contra el Cáncer», señala Ramoni.
Tampoco le falta ilusión a María del Mar Aranda, de 52 años, a la que el confinamiento sorprendió recién operada de un tumor mamario. «A mi oncólogo solo lo conozco con la mascarilla puesta. Los días que salía de mi casa para ir a recibir la quimioterapia al Hospital Costa del Sol la carretera estaba vacía. Jamás había pasado por nada igual», recuerda esta mujer que estuvo los cuatro años previos al diagnóstico del cáncer en la isla africana de Zanzíbar (Tanzania). Lo visto y aprendido de su experiencia en África le ha servido de ayuda para enfrentarse al cáncer, contra el que lucha ahora con las sesiones de radioterapia que recibe en el Hospital Clínico.
María del Mar Aranda, que era funcionaria, un día decidió dar un giro a su existencia y se marchó a Zanzíbar. Allí trabajó primero como directora de un pequeño hotel y luego para una empresa de construcción canaria. Al notarse un día un bulto en un pecho intuyó que podía ser un tumor y decidió volver a Málaga, donde le diagnosticaron el cáncer el pasado 10 de febrero. «Solemos pensar que el cáncer es algo que le pasa a los demás, pero no a nosotros, pero te puede ocurrir y si te sucede hay que tomarse las cosas tal como vienen», recalca. «Estoy muy contenta con la sanidad pública española. Eso lo valoro más tras mis cuatro años en África. La salud es lo más importante. Sin salud no tienes nada», subraya María del Mar Aranda.
Mariela Bernardi, de 37 años, es una enferma de cáncer de origen argentino que reside en Marbella y que acaba de iniciar su participación en un ensayo clínico contra la metástasis que sufre en la cabeza, el hígado y los huesos derivada de un tumor de mama que le detectaron en 2017 y que no era operable. Para hacer frente al cáncer, Mariela Bernardi ha pasado por sesiones de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia. Ahora confía en que funcione el ensayo clínico que se desarrolla en el Hospital Reina Sofía de Córdoba.
Para poder desplazarse hasta el centro sanitario cordobés ha solicitado una ayuda económica de traslado y transporte a la AECC. «No sé cuánto durará este tratamiento experimental, pero soy positiva y fuerte de cabeza, que es algo primordial para luchar con más fuerzas contra el cáncer. Esto se supera», asegura con entereza.
También se expresa de forma positiva Mariló Jaime, de 40 años, profesora de inglés en el Colegio San Francisco de Asís de Mijas Costa, que acaba de terminar las cinco sesiones de quimioterapia que le han dado parar combatir una metástasis cerebral surgida tras el cáncer de mama que le diagnosticaron en 2019. «Siempre he sido negativa, pero ahora, en cambio, veo mi enfermedad como algo positivo. Es como un aprendizaje que tengo que hacer para cambiar mi forma de vida. Esto es una lección que tomo como optimismo. Hay que vivir y ser feliz», afirma.
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