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Desde que Juan Cassá abandonó Ciudadanos en mayo del pasado año y encontró cobijo institucional bajo las alas del PP en el Ayuntamiento de Málaga ... y la Diputación apoyando como concejal y diputado no adscrito los gobiernos de coalición de los populares con los naranjas, en los cenáculos políticos de la provincia está extendida la convicción –no verbalizada ni explicitada públicamente aún por ningún cargo público– de la existencia de un pacto entre los populares y el asturiano para que éste pueda seguir en la política tras las elecciones municipales de 2023. Una continuidad que debe materializarse en su presencia en una lista electoral en alguna localidad que le garantice conseguir el acta de edil y poder ser diputado provincial. En este contexto es dónde se debe enmarcar la vuelta de tuerca política que Juan Cassá ha protagonizado esta semana.
Un movimiento en tres fases que se escenificó el lunes votando con el PSOE y Adelante Málaga en la Casona del Parque para bloquear un centro de oficinas previsto en la 'esquina de oro' del puerto; el martes, con su alianza, en forma de fichaje, con Por Mi Pueblo –la formación independiente, con un carácter eminentemente localista y donde confluyen integrantes de diferentes ideologías– para ser su voz en la Diputación; y ayer alineándose con las iniciativas de la oposición de izquierdas en la comisión municipal de Economía.
Tres avisos claros de Cassá al PP con los que busca hacer notar su presencia y su protagonismo y, sobre todo, dejar patente que es la llave de la gobernabilidad en el Ayuntamiento de Málaga, donde su voto puede decantar la balanza del lado del gobierno o de la oposición a la hora de abordar mociones o proyectos, según como sople cada día la veleta de sus intereses; su posición no es tan determinante en la Diputación –institución de la que cobra su salario de 73.422 euros brutos anuales–, donde el PP y Ciudadanos suman la mayoría absoluta. Ello explica que en el pleno provincial de esta semana, el político asturiano no sacara los pies del tiesto y votara en sintonía con quienes, al menos en teoría, siguen siendo sus socios.
«Su impaciencia le ha hecho pegarse un tiro en el pie. Él juega sus cartas pero el partido también tiene las suyas», analizó una fuente consultada en el PP, quien dijo no entender la pretensión de Cassá de que el partido le garantice ya un puesto en una lista. «No es el momento de hablar de candidaturas ya que aún faltan dos años para las elecciones y en las listas no tiene garantizada su presencia nadie», añadió.
Las fuentes consultadas coincidieron en que el PP no está preocupado aunque sí ocupado en esta situación. Toda vez que el PSOE, por boca de su portavoz municipal, Daniel Pérez, ya dejó claro que no va a pactar una moción de censura con Cassá puesto que sería, según fuentes consultadas, «un suicidio político», los populares no temen una posible pérdida de la Alcaldía de Málaga, pero sí ven con inquietud que pueda haber una paralización de proyectos y un frenazo a la salida de la capital de la crisis social y económica provocada por la pandemia del coronavirus.
Si Juan Cassá persiste en su posición de bloqueo y el equipo de gobierno no encuentra apoyo en la oposición no podrán salir adelante proyectos como el de las oficinas del puerto de la capital u otros que tengan que someterse a debate en el futuro como el hotel del puerto o los propios presupuestos municipales. Por tanto la 'estrategia Cassá' no tiene sólo una incidencia en el ámbito político, sino también en el económico y laboral porque se paralizarían inversiones que generarían puestos de trabajo.
Por ello, algunas fuentes consultadas sostienen que el alcalde de la capital debe entender que la postura de Juan Cassá esta semana no es una cuestión de oposición a un proyecto en concreto como el de las oficinas del puerto, sino que es una estrategia política y es en ese ámbito «donde debe actuar».
Cassá sigue sin dar explicaciones públicas sobre sus movimientos –sus últimas declaraciones fueron hace casi un año en una entrevista con SUR– por lo que se crea una situación de desconcierto a la que se le ha añadido más leña con la irrupción en el escenario de Por Mi Pueblo y de quien es su rostro más visible, el alcalde de Benamocarra, Abdeslam Lucena.
Lucena fue en su día un fichaje estrella del PP proveniente de un PA en descomposición. Sin embargo, una sentencia judicial llevó a los populares a romper amarras con él. Ahora su alianza con Cassá y la hoja de ruta marcada por su partido de expandirse por la provincia ha creado cierta inquietud en el PP. Y es que los populares deben acometer, cara a las próximas elecciones locales, algunos cambios en municipios malagueños que pueden dejar descontentos, que, a su vez, puedan encontrar cobijo y calor político en Por Mi Pueblo, como ha hecho Cassá; con las implicaciones que ello supondría en cuanto a votos, sobre todo, con la mirada puesta en conservar o recuperar Alcaldías y mantener el gobierno de la Diputación.
Por ello, la vuelta de tuerca protagonizada por Juan Cassá de momento no ahoga, pero sí aprieta con fuerza.
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