Así es el depósito de agua que abastece a Málaga desde hace un siglo

«Es un tesoro oculto casi centenario que difícilmente vamos a poder volver a ver», afirma la concejala de Sostenibilidad Medioambiental, Gemma del Corral, durante la visita que ha realizado este martes a las obras que está acometiendo la empresa municipal de aguas (Emasa) para corregir las daños detectados en la estructura. Estas patologías propias del paso del tiempo tienen que ver con la corrosión de armaduras del tramo no sumergido del depósito y, sobre todo, con el estado de la cubierta, que durante estos años sirvió de campo de fútbol e incluso como almacén de maquinaria y que ahora requiere un arreglo para evitar filtraciones.

La fecha de entrada en servicio del depósito de Olletas no está certificada, pero apunta a finales de los 20 y comienzos de los 30 del siglo pasado. Lo que sí consta en los registros es que el proyecto fue redactado entre 1923 y 1925, según explica el director de la obra, Raúl Frías. Se trata del segundo depósito más antiguo de los 20 que hay repartidos por Málaga, tras el de La Florida (a la altura de la conexión de la avenida de Carlos Haya con el Camino de Antequera) y sus 45.000 metros cúbicos de capacidad lo convierten en el segundo más grande tras el de Teatinos (91.500).

Pese al paso del tiempo, sigue intacta la cascada escalonada por donde llegaba el agua procedente de los manantiales de Torremolinos, aunque lleva décadas en desuso porque la entrada del caudal captado en los embalses del Guadalhorce se realiza a través de unas conducciones más sofisticadas que las de entonces. Todo la parte de la galería que estaba sumergida está en perfectas condiciones.

Pese a sus dimensiones, lo cierto es que este depósito a día de hoy apenas da cobertura a unos 30.000 habitantes de la zona centro y este de la ciudad, abasteciendo de agua potable a los barrios del Molinillo, Segalerva, La Goleta, Centro Histórico, Ensanche y La Malagueta. Precisamente para evitar problemas de suministro, las obras se ejecutan durante el otoño y el invierno porque son las épocas del año con menor consumo, por lo que los 23.000 metros cúbicos del vaso que sigue operativo y que fue rehabilitado entre finales de 2020 y comienzos de 2021 es más que suficiente.

Con un presupuesto de 880.396 euros y un plazo de ejecución de cinco meses, los trabajos que acomete la adjudicataria Aplicaciones Diéguez con los productos químicos de Sika se alargarán hasta finales del próximo febrero. Será entonces cuando se complete la rehabilitación integral de toda la infraestructura, que arrancó en 2019 con la sustitución y mejora de las conducciones y que en su conjunto suponen una inversión de 2,1 millones de euros. Después, el depósito volverá a llenarse hasta que toque otra reforma. «Esperemos que sean otros cien años», añade el gerente de Emasa, Juan José Denis.