Los malagueños conviven aún con un centenar de torretas de alta tensión

La torreta eléctrica no debería estar ahí porque en su día, cuando comenzó la construcción de esta promoción hace casi dos décadas, se les prometió a los vecinos que el tendido aéreo sería soterrado y los apoyos desmantelados, tal y como recientemente ha ocurrido con parte del trazado que discurre por El Romeral y El Cónsul tras años de reivindicaciones. En esta actuación serán desmontados nueve apoyos. Pero en la ciudad todavía quedarán cerca de un centenar de estas estructuras metálicas que llegan a alcanzar los 30 metros de altura.

Capítulo aparte merece la subestación, que en teoría tampoco debería continuar tras haber quedado rodeada de viviendas, si se hubiera materializado el protocolo de intenciones que las distintas administraciones (Ayuntamiento, Junta y Gobierno) promovieron allá por 2009 tras las movilizaciones vecinales para trasladar la mayor parte de las instalaciones (sólo se mantendrían 8.000 de los 56.000 metros cuadrados de parcela) a una nueva subestación más alejada, en el extrarradio.

Pese a ello, casi 15 años después nada ha cambiado. «De hecho, incluso la han reforzado para meterle más potencia. El zumbido de los cables llega a ser terrible algunos días», se queja Inés, quien pese a las molestias asegura haberse acostumbrado a tener una torreta literalmente pegada a su casa. «No está demostrado que sea malo para la salud, pero tampoco te garantizan lo contrario. Nos prometieron que se iba a quitar, pero ahí sigue», advierte Antonio García, presidente de la comunidad de propietarios, desde la que se han enviado numerosos escritos al Ayuntamiento solicitándole la retirada de la estructura más próxima a sus casas.

Su caso no es precisamente el único porque en el casco urbano de Málaga todavía siguen en pie cerca de un centenar de torretas de alta tensión, según confirman desde Endesa, que es la encargada de gestionar las líneas de distribución. En cambio, las más potentes competen a Red Eléctrica. ¿Dónde están? Aunque formen parte del paisaje de la ciudad, la mayoría se encuentran en la zona de Teatinos y Puerto de la Torre dada su proximidad a la citada subestación de Los Ramos y, por otro lado, desde Ciudad Jardín hacia Olletas y toda parte alta de la zona Este como El Limonar, Mayorazgo, Parque Clavero, Cerrado de Calderón y Hacienda Paredes.

«Tanto dinero como se gastan en otras historias y aquí seguimos con los bichos estos delante de nuestras casas», se queja Alicia Márquez, que reside en un bloque de pisos de la barriada de Santa Amalia, en Olletas. Desde la Asociación de Vecinos de Finca la Palma también han reclamado en numerosas ocasiones el soterramiento de los cables que actualmente cruzan buena parte de esta barriada de la zona de Colonia de Santa Inés. «Somos colonos de toda la vida, así que hemos convivido con ellas desde siempre. Antes había el ciento y la madre, pero todavía queda al menos una cuarta parte. Lo ideal sería que las quitaran todas», comenta su presidente, Antonio Gutiérrez.

En el Ayuntamiento intentan coger el guante y aseguran estar dispuestos a seguir avanzando de forma progresiva en el soterramiento del tendido eléctrico, pero reconociendo la complejidad que conlleva en algunos tramos. Más fácil resulta en los suelos aún desarrollar, ya que en el planeamiento vigente se les exige a los promotores a meter los cables bajo tierra antes de construir.

«Antes pasaban por mitad del campo, pero las ciudades crecen y las líneas se van quedando rodeadas, de ahí que poco a poco se vayan adecuando las infraestructuras», apunta José Miguel Lomeña, responsable de Endesa en el proyecto de soterramiento del tendido eléctrico de El Romeral, quien remarca que «aunque los apoyos no son bonitos, tienen toda la seguridad del mundo, ya que los cruzamientos están reforzados cuando pasa por la ciudad».