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Leo Portolesi, hostelero
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Leo Portolesi, hostelero
«Málaga es calidez y cercanía, siempre me he sentido como en casa»Leo Portolesi cita a la una del mediodía, en el Colmado 93, el sucesor de la mítica Tranca, que se mudó a la acera de ... enfrente. «Yo soy un fanático de los vermú y aquí los ponen excelentes», justifica la elección. En 2014 emigró desde Buenos Aires a Málaga. Un pretexto ideal para sondear cómo ve la ciudad alguien que es de fuera pero a la vez de aquí. El dueño de Baires y Palermo, dos bares que ya son referencia en el Centro, acepta y pide también dos cañas. Se pone un poco tenso para la foto pero labia no le falta.
–¿Qué apellido es Portolesi?
–Portolesi viene del sur de Italia, de Calabria. El apellido son mis abuelos. Lo digo y me emociono un poco. Ellos han tenido una vida muy dura. Emigraron a Argentina. Mi padre, que es un trabajador incansable, me dio el apellido.
–Argentina e Italia suena a mezcla explosiva.
–Ítaloargentino, sí. Dicen que es el peor cóctel (risas).
–¿Cuándo vino de Buenos Aires a Málaga y por qué?
–Vine en 2014. Parte de mi familia ya estaba aquí. Siempre he sido bicho de capital y tenía la duda ahí con Madrid. Pero emigrar a otro sitio teniendo familia en Málaga, a eso no le vi sentido. Cuando puse Baires no sabía lo que era una nube o un sombra… nada.
–¿Cómo es dar el paso de emigrar?
–Cuesta mucho, al menos en mi caso. Por la edad, por lo que uno ya generó desde abajo en su propio país. Yo me fui con 35 años. Es empezar de nuevo, que nadie se engañe. Trabajo, amistades, esquinas, cafés, sonidos, olores… absolutamente todo.
–¿Queda algo de usted en Buenos Aires?
–Siempre queda algo de ti en tu ciudad. La edad es muy importante en la inmigración. Yo he vivido la mitad de mi vida en Argentina. Es imposible no dejar algo. Hablo de lugares, recuerdos, sensaciones. Echo mucho de menos ver a Boca los domingos en la Bombonera. Menos mal que estamos reemplazando eso con el Málaga. Puedo decir que soy un orgulloso abonado más.
–¿Con qué palabra o frase definiría Málaga?
–La palabra que diría es calidez. Para mí el sol es indispensable. Y la cercanía con las personas. Málaga reúne las dos cosas.
–¿Un lugar para relajarse?
–El Jardín Botánico. Hay un silencio y una naturaleza que me encantan. Es un lugar extraordinario.
–¿Una playa para echar el día?
–Tengo que decir dos. La de Maro y la de la Herradura, aunque ya nos salgamos de Málaga. En general, me gustan más las playas de piedra.
–¿Una ruta por la provincia?
–Un buen día de barranquismo por el río Guadalmedina, en Benahavís.
–¿Su palabra o expresión malagueña favorita?
–El 'anda'. No sé ni si es mi favorita, pero sí la que más me llamó la atención. Para nosotros el 'anda' se utiliza para dar una orden. De hecho, al principio, me sentaba mal. 'Niño, tráeme eso, anda'. Sentía que estaban siendo muy imperativos conmigo.
–¿Un bar para desayunar?
–El Añejo, en la Trinidad. Me pido un vegetal y un zumo. El café también lo ponen muy bueno. El ambiente es brillante.
–¿Dónde ir de cañas?
–En el Colmado 93. Soy fanático del vermú y aquí tienen una gran variedad. Después ya viene la caña. También soy fan de su pascualina de espinacas.
–¿Un sitio para almorzar?
–Me gusta mucho la Pachamama. Los tequeños de humita no pueden faltar.
–¿Y para cenar?
–A comer una buena carne en el Farolito. Cuando me tira la melancolía argenta voy a saciar mi paladar argentino. Dominan todos los cortes de un buen asado.
–¿Su plato preferido?
–Tengo que decir un clásico, que es la milanesa con papas y huevo frito. Mi abuela hacía las mejores milanesas. Me saben a infancia.
–¿Un lugar para ver el atardecer?
–Los Montes de Málaga.
–¿A dónde iría para pasar una noche loca?
–Me tengo que remitir a Buenos Aires. Juntarnos primero todos los amigos. Hacer una buena previa con empanadas. Y de ahí salir de marcha por la noche porteña. Sin importar la hora, claro.
–¿Qué rincón de Málaga recomendaría a alguien que viene por primera vez?
–Los Baños del Carmen. Es un rincón muy bonito de Málaga.
–¿El mejor 'selfie'?
–La terraza del Batik, con vistas a la Alcazaba. Me parece un sitio muy lindo. Sobre todo de noche.
–¿Una visita cultural imprescindible?
–La casa natal de Picasso. Me parece algo extraordinario saber que en ese lugar nació una persona que fue tan importante en el arte y marcó tanta tendencia.
–¿Lo mejor de Málaga?
–Me encanta la energía del malagueño, siempre me he sentido muy en casa.
–¿Lo peor?
–Lo que menos me gusta es el tema de la limpieza.
–¿Una tradición que no debe perderse?
–Un buen asado con amigos. Eso no se puede perder nunca.
–¿Qué echa de menos?
–Ya lo dije antes. Ver a Boca los domingos en la Bombonera. Eso lo extraño muchísimo.
–¿Tu malagueño o malagueña favorita?
–Antonio Banderas. Valoro muchísimo que alguien como él, que podría vivir en cualquier lado del mundo, haya vuelto a sus raíces.
–Si pudiera invitar a alguien a uno de sus bares, ¿quién sería?
–Tengo un dilema. Uno ya no está, que es Gustavo Cerati, el cantante de Soda Stereo. Siempre tuve una fascinación por él. En un plano internacional, me encantaría hablar con Mick Jagger y escuchar sus anécdotas sobre más de cinco décadas sobre el escenario. Por último, tengo que decir Lionel Scaloni por todo lo mágico que nos ha hecho sentir. Unió a una selección que perdía en torno al mejor jugador del mundo (Messi) y me encantaría nutrirme de su sabiduría.
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