Emasa, la empresa de aguas de la ciudad de Málaga, agotará al máximo sus opciones antes de cortar el suministro de agua. Las interrupciones totales producen dos problemas. En primer lugar, se dan situaciones de acopio de agua llenando recipientes. En segundo lugar, la vuelta del agua trae consigo una gran cantidad de aire que puede dañar las tuberías cuando se reanuda el caudal. En este contexto, ya hay cinco sectores con la presión más baja que irán aumentando progresivamente hasta completar la operación en abril, después de la Semana Santa.
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Hasta ahora son, por lo tanto, cinco zonas (Palma-Palmilla, Guadalmar-Plaza Mayor-San Julián, Asperones, Campanillas y zona alta de Churriana), especialmente de noche y en horas valle en las que se ha bajado la presión. Algunas bajadas son de hasta el 50%. Aunque los efectos sobre el ahorro son grandes (se estima que donde se baja la presión un 30% se dispara el ahorro hasta el 60%) no se nota especialmente en los hogares. De hecho, la presión en Málaga es, en términos generales bastante alta.
El criterio, de momento, para ir bajando la presión en la ciudad ha sido el de hacerlo en aquellas zonas en las que más alta es. Para el control del procedimiento, Emasa sigue adquiriendo válvulas de presión, que también han conseguido reducir las fugas en un 30%, sobre el 20% que se considera que se pierde por la red.
La bajada de presión ha conseguido reducir el consumo de agua en la ciudad en torno al 10%. El otro 10 se ha logrado con medidas relativas a los riegos, baldeos, fuentes, uso del freático y otras restricciones en los usos del agua potable. No obstante, la medida global logrará un ahorro estimado del 20%.
En paralelo, también se está avanzando en proyectos para aumentar las aportaciones alternativas a los embalses mediante un mayor aprovechamiento de pozos del Bajo Guadalhorce y del freático, reducir las fugas en la red, optimizar la capacidad de tratamiento de la desaladora de El Atabal y potenciar el uso de agua regenerada.
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A la vez que se hace un llamamiento a la colaboración de los ciudadanos para que moderen el consumo, también se recuerda que desde el pasado 16 de noviembre está vigente el bando dictado por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que prohíbe el uso de agua potable para baldeo, riego de zonas verdes públicas y privadas, lavado de coches fuera de establecimientos autorizados o llenado de piscinas privadas.
La empresa municipal está desarrollando planes de sectorización para rebajar la presión en toda la ciudad sin que apenas sea percibida por la mayoría de los usuarios, lo que permitirá incrementar el ahorro de agua y, por tanto, captar menos recursos de las reservas de los embalses.
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Para ello, es necesaria la instalación de válvulas reguladoras junto a los medidores de caudales de las conducciones que suministran a cada zona, lo que requerirá una serie de obras en esos puntos. Ya se han implantado en una veintena de sectores, cuya puesta en marcha sólo está pendiente de la instalación de dispositivos de control para su activación y seguimiento, mientras está previsto que el próximo mes se reciban otros 50 equipos para que esta tarea de instalación prosiga en el resto de los sectores.
Esta actuación se suma a otras medidas de ahorro que el Ayuntamiento ha venido implantado en los últimos meses. Se ha actuado en los últimos tiempos en 30 obras para reparar fugas en conducciones principales: Blas de Lezo, Valle Inclán, Paseo Marítimo Ruiz Picasso, Alameda de Capuchinos, Simeón Giménez Reyna, Virgen del Pilar y Princesa. En paralelo a estos planes preventivos, también se siguen impulsando obras de renovación de redes en distintos puntos de la ciudad.
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Tampoco los parques y jardines públicos se riegan con agua potable y el 95% ya se riegan con agua bruta del freático). Limasam también ha reducido las tareas que emplean agua y en todo caso la utilizada es freática. Las fuentes para beber están cortadas, aunque esta es una medida más ejemplarizante que de calado (son el 0,057% del consumo). Algo similar ocurre con duchas y lavapiés (0,24%).
Otro frente abierto es el del aprovechamiento de los recursos subterráneos que ya sirvieron para las sequías de 1995 2005: los pozos de Aljaima y Fahala (aportan hasta 3 hectómetros cúbicos). Todo, para reducir la presión sobre los embalses.
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En esta línea, ya se amplió en un 10% la capacidad de tratamiento de la desaladora del Atabal; se ha logrado aprovechar un volumen de 2 hectómetros cúbicos del agua superficial del Guadalhorce a través del azud de Aljaima, y, a pesar de todo, se siguen aportando 300 litros por segundo a la Axarquía.
Todas estas acciones se completarán con campañas de concienciación en las próximas fechas.
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