Dos años de Limasam: ¿Está Málaga más limpia?

Colectivos vecinales y empresariales de la ciudad reconocen que algo se ha mejorado en el servicio público que más descontento ha generado siempre entre los malagueños, pero todos coinciden en que todavía queda mucho por hacer en los barrios por parte de una empresa que maneja un presupuesto de 120 millones de euros, casi el 13% del gasto anual del Ayuntamiento, y una plantilla de 1.600 empleados. Aunque los ciudadanos también entonan el 'mea culpa' a la hora de admitir que la limpieza es una cuestión de todos. Porque si hace falta acabar con las aceras ennegrecidas o los restos que todavía quedan del histórico episodio de calima del pasado marzo, también con lo de dejar los muebles en la calle, no recoger los excrementos de las mascotas o tirar la basura fuera de los contenedores y de las papeleras.

Lo que sí que ha ganado la ciudad es paz social, al menos hasta ahora. Nada que ver con el amplio historial de conflictividad laboral de Limasa. En los 19 años de contrato, la antigua empresa mixta (el 51% estaba en manos privadas) no sólo se convirtió en la entidad con mayor litigiosidad en los juzgados malagueños, sino que protagonizó una decena de amenazas de huelga (tres consumadas en 2002, 2013 y 2016 que dejaron miles de toneladas de basura en las calles) por parte de una reivindicativa plantilla que siempre ha sabido jugar sus cartas.

Paz social y también política, porque en este periodo la limpieza ha perdido protagonismo en el repertorio de críticas de la oposición (PSOE y Unidas Podemos por Málaga), que siempre defendió la municipalización. Aunque en las últimas semanas, en el arranque del curso político que desembocará en las elecciones municipales de mayo de 2023, sí que están volviendo a alzar la voz para reclamar más limpieza en los barrios ¿Está Málaga más limpia o más sucia? Mejor que contesten los malagueños.

«Quienes han mejorado son los trabajadores, que ahora pertenecen al Ayuntamiento. Desde el punto de vista operativo seguimos viendo cosas que faltan en los barrios. Málaga sigue estando sucia, menos el Centro, que siempre ha estado limpio», afirma el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Solidaridad, Óscar López, en nombre de las 70 entidades que aglutina este colectivo.

«Que los barrios de Málaga están abandonados es un clamor general. No ha cambiado prácticamente nada», expone el presidente de la Federación Vecinal Cívilis, Antonio Fuentes, quien relata que a comienzos de junio pidió a las 60 asociaciones que forman parte de la entidad que realizaran aportaciones para preparar una reunión con el alcalde «y la mayoría de lo que más se quejaban era de la falta de limpieza».

Unas críticas que también suscribe Cristóbal Menacho, como presidente de la asociación de vecinos de Puerta Blanca. «Viene un barrendero y hace lo que puede, al día siguiente lo mismo,… Las barriadas están igual o peor. Y como no llueve, todavía tenemos hasta el polvo de la calima. Nos hemos quejado muchísimas veces, pero nada», denuncia. En la misma línea se expresa José del Castillo, de Nueva Málaga. «Yo diría que ha empeorado. Podemos entender que estén desbordados por la calima, pero no por eso pueden descuidar los barrios y que sólo reaccionen cuando les damos un toque. Es cierto que algunos ciudadanos somos muy puercos, pero también que hay papeleras que se tiran cuatro días llenas y que las aceras están negras», apunta el dirigente vecinal.

La sensación generalizada es ésa, pero también que se ha ganado en capacidad de respuesta. «Algo ha mejorado, ahora se baldea más. Además, responden antes a nuestras demandas. Antes pedías que cambiaran un contenedor o limpiaran algo y tardaban muchísimo mientras ahora es todo más rápido. Es necesario seguir mejorando en otros aspectos, pero también tiene que ver con lo poco cívicas que son muchas personas», apunta la presidenta de la Asociación de Vecinos de El Palo, Mercedes Pírez.

En términos similares opina José Ocón, representante vecinal de la Victoria, Capuchinos y Fuente Olletas: «Ahora responden a nuestras peticiones en 24-48 horas, así que la respuesta ha mejorado tanto en baldeo como en limpieza, pero también es verdad que esto habría que hacerlo de forma ordinaria. El problema también está en el incivismo. Ni la culpa es sólo del Ayuntamiento ni sólo de los vecinos, es una tarea de todos», remarca.

Desde el punto de vista empresarial, los comerciantes también ponen deberes a Limasam, especialmente en los barrios. «Málaga deja mucho que desear en limpieza. Cuando algo cambia debe ser para mejor, no para peor, que es lo que está ocurriendo en muchos barrios. No hay más que ver cómo están muchas aceras, aunque en eso también influye todo lo que sueltan en estos meses los árboles», comenta el presidente de Málaga Comercio, Salvador Pérez, quien «sin entrar en si es mejor un servicio privado o público, lo que sí que es obvio es que una ciudad tan atractiva y referente como Málaga no destaca precisamente por su limpieza».

Más positivos se muestran los hosteleros. «Pese a que son dos años, lo cierto es que lleva poco tiempo. Todavía hay bastante margen de mejora, en líneas generales el servicio ha mejorado y, además, la interlocución con los responsables de la empresa es mucho más ágil y estamos en pleno contacto para seguir avanzando en aspectos como la recogida de residuos en toda la ciudad y, especialmente, en el Centro», indica el presidente de Málaga Hostelería, Javier Frutos.

Mientras tanto, el balance en los polígonos es que «el servicio no se ha visto deteriorado, sigue igual». «Tampoco esperábamos que mejorara mucho con el cambio», precisa el presidente de la Asociación de Polígonos y Parques Industriales y Comerciales de Málaga (Apoma), Antonio López, quien tras consultar a representantes de distintos parque de la ciudad reclama «un mayor esfuerzo en el reciclaje de todo lo que generan las empresas y también que se controle de alguna manera a quienes vienen a tirar los escombros y los muebles en mitad de la calle». Como destacan todos, no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia.