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El diagnóstico clínico es, obviamente, el mejor termómetro para medir la incidencia del coronavirus en una población determinada, pero no el único. Las aguas residuales también se han convertido durante la pandemia en una herramienta bastante eficaz para seguir el rastro que deja el Covid-19. Y hasta para anticipar su evolución, toda vez que el virus se excreta a través de las heces desde la etapa inicial del contagio incluso antes de que puedan aparecer los primeros síntomas.
Desde abril del año pasado, la empresa municipal de aguas de Málaga (Emasa) viene tomando muestras semanales del caudal que llega a las dos depuradoras de la ciudad (Guadalhorce y Peñón del Cuervo) con unos resultados que arrojan unas gráficas prácticamente calcadas a las del número de contagios que notifica la Consejería de Salud: la tercera ola de comienzos de año, el leve repunte en primavera y el pico del pasado verano también fueron detectados en las aguas fecales con cierta antelación.
Presencia de trazas de Covid-19 en las aguas residuales de Málaga
Máximo N1/N2(log10cg/L)
Depuradora Guadalhorce
Depuradora Peñón del Cuervo
6
5
4
3
2
1
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E
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J
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O
N
Fuente: Emasa
Presencia de trazas de Covid-19 en las aguas residuales de Málaga
Máximo N1/N2(log10cg/L), 2021
Depuradora Guadalhorce
Depuradora Peñón del Cuervo
6
5
4
3
2
1
0
E
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M
A
M
J
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S
O
N
Fuente: Emasa
Presencia de trazas de Covid-19 en las aguas residuales de Málaga
Máximo N1/N2(log10cg/L), 2021
Depuradora Guadalhorce
Depuradora Peñón del Cuervo
6
5
4
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2
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Ene.
Feb.
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Abr.
May.
Jun.
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Ago.
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Nov.
Fuente: Emasa
Y respecto a la subida de casos que se viene experimentando desde noviembre, los análisis de las muestran que se recogen cada lunes también confirman un aumento progresivo (pero menos pronunciado) de la presencia de trazas del virus en las aguas residuales, lo que viene a vaticinar que la incidencia seguirá al alza en las próximas semanas. Lo positivo es que, a diferencia de lo ocurrido antes de la aparición de la vacuna, ahora los casos graves y la letalidad son muchísimo menores.
De forma paralela a los test que hace Emasa en las dos depuradoras, el Estado también toma una muestra independiente cada semana en la planta del Guadalhorce en el marco del programa Vatar (Vigilancia de Alerta Temprana de Aguas Residuales) que están desarrollando los ministerios de Sanidad y de Transición Ecológica para mejorar la detección del virus y la interpretación de los resultados. Y la conclusión es la misma. Desde que se tienen registros, siempre se han hallado trazas del SARS-CoV-2 y en las últimas semanas se ha registrado un ligero incremento de la carga viral.
En lo que también coinciden ambos estudios es que cuando se produce un repunte, esa subida se materializa de una forma bastante rápida con una semana de anticipación, pero cuando las tasas de incidencias a nivel clínico bajan, las de las aguas fecales lo hacen más despacio porque los ciudadanos todavía siguen expulsando restos genéticos del coronavirus.
Estos análisis, que son realizados en los laboratorios de los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación (SCAI) de la Universidad de Málaga y que son cruzados en el Ayuntamiento con los de la evolución clínica de Salud, permiten determinar si hay o no trazas genéticas del virus. En caso positivo, indican cierta graduación de intensidad. «Lo que se detecta en las aguas son los restos del virus que expulsamos, independientemente de que se esté al principio o al final de la enfermedad, se tengan o no síntomas o se está vacunado o no. Se trata de buscar trazas de la cadena genética del virus y, a partir de ahí, deducir el número de ellas que habría en un litro, de ahí que la unidad de medida sea copias genéticas equivalentes por litro (cg/L)», explican desde Emasa.
En cuanto a la tendencia alcista de las últimas semanas, procuran dejar claro que el análisis de las aguas residuales «es una herramienta más que te cuenta que hay presencia del virus, pero no es el único indicador». En este sentido, remarcan que aunque las muestras se realizan siempre a la misma hora para así poder comparar, los resultados pueden verse alterados en función de las condiciones del agua en ese momento. Por ejemplo, cuando llueve el virus puede llegar más diluido al mezclarse con las aguas pluviales o, en caso contrario, quedarse estancado.
Además, estos análisis tipo PCR funcionan a partir de un determinado umbral, de forma que cuando dan cero no quiere decir que no haya virus, sino que no se ha podido detectar. Por ello, más allá de quedarse con los datos puntuales, lo que se tiene en cuenta es la tendencia.
En la misma línea, desde el programa Vatar aseguran que esta monitorización de la red de saneamiento permite no sólo detectar si el virus está en una determinada comunidad, sino también pronosticar si el número de personas infectadas aumenta o disminuye. Aunque no es 100% certero, dado que todavía hay incertidumbres como el tiempo y la cantidad exacta de virus que cada persona excreta en las heces.
En sus informes, los científicos del Vatar advierten sobre su «importante variabilidad», puesto que no todos los pacientes Covid-19 excretan ARN del SARS-CoV-2 en las heces y, cuando ocurre, la cantidad de virus y la duración de la eliminación varían entre los individuos y a lo largo del tiempo. «Además, esta técnica detecta el virus excretado por personas asintomáticas, presintomáticas, sintomáticas y mal diagnosticadas, de ahí la anticipación también», remarcan.
La técnica para detectar el Covid-19 en las aguas fecales es la RT-qPCR, que usa la reacción en cadena de la polimerasa para localizar y cuantificar el ARN (ácido ribonucleico) del virus. Cada lunes, técnicos de Emasa recogen una pequeña cantidad de agua sin depurar en las dos plantas de tratamiento de la capital (Guadalhorce y Peñón del Cuervo) que guardan en recipientes etiquetados y se envían al laboratorio de la Universidad de Málaga (UMA). Allí son analizados para detectar posibles fragmentos de coronavirus que hayan podido ser excretados con las heces de personas infectadas, dando positivo tanto si hay síntomas como si no.
En septiembre del año pasado, Emasa amplió su radio de acción tomando también muestras semanales en 16 puntos de la red de saneamiento de la ciudad para así tener una localización más concreta de la presencia del virus. Sin embargo, a medida que la incidencia del virus fue descendiendo, también la periodicidad de los análisis en estos 16 sectores, que pasó a ser mensual porque apenas había diferencias entre unos y otros y todas las tendencias que arrojaban eran las mismas que las que se registraban en las depuradoras. Actualmente, no se están haciendo estos 16 análisis salvo que sea necesario para confirmar alguna sospecha.
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